No todos tenían buenos días. Estaban esos días emocionantes, dónde tenías ganas de hacer muchas cosas, con entusiasmo, con la mentalidad de que podías con todo, simplemente despertabas contento, y nadie podía amargarte tu día.
Pero habían otros días dónde te sentías deprimido, sin ganas de nada, ni si quiera levantarte de la cama. Podría ser gracias a un mal sueño o gracias a alguna discusión o pelea de la que fue parte o escuchó.
En fin, cómo dicen, hay días buenos y días malo. Y hoy, era un mal día para San.
Para empezar, había tenido una pesadilla relacionadada con su novio Wooyoung y su amigo y compañero de grupo Yeosang.
En uno de sus días libres el pelimorado andaba extraño y algo pesado con él. Agregándole que comenzaba a pasar demasiado tiempo con Yeo. Eran amigos, si, pero no entendía porqué tenían que tenían que estar así de juntos, casi a punto de besarse.
A pesar de sentir rabia y pena consigo mismo, lo dejó pasar, algo incómodo.
Su corazón dolió cuándo una noche de frío, quiso ir a dormir con su novio y no lo encontró en la habitación. Luego de preguntarle a Yunho donde estaba, con pena se dirigió a la habitación de Yeosang.
Al abrir la puerta, se encontró con una dolorosa escena; ambos estaban abrazados cariñosamente, mientras se daban cortos besos en los labios y rostro.
-W-wooyoung...
Apenas escuchó el doloroso susurro de su novio, se separó rápidamente del rubio y se levantó, más con ninguna vergüenza ni arrepentimiento en sus ojos.
-¿Por qué hiciste esto? ¿Qué te hice? -El menor tenía su rostro empapado en lágrimas.
-Ya no te quiero San. Lo siento.
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-¿San? -No hubo respuesta. -Sannie despierta, es tarde.
El nombrado escuchaba la voz de MinGi, pero estaba tan concentrado en su sueño, (más bien pesadilla), que lo oía cómo una voz lejana.
El castaño veía cómo el más bajito se quejaba dormido, también veía las lágrimas que caían de los ojos del contrario. Intentó moverlo lentamente, ya que no quería asustarlo, ni alterarlo más. Él Entendía lo que le ocurría, ya que hubieron algunas veces en las que despertaba con la respiración agitada gracias a los malos sueños. También, incontables veces, tuvo que consolar a su ahora prometido, JongHo, de las pesadillas, y lo alterado que despertaba este de ellas. Tampoco iba a burlarse, no era gracioso en absoluto.
-Sannie, es sólo una pesadilla, sólo abre tus ojitos. -MinGi le hablaba lento y tranquilo, pero con su voz un poco más grave de lo normal.
Al mismo tiempo, entró el pelinegro, tenía el cabello mojado, y vestía bastante casual y relajado. -¿Qué pasó? ¿Tiene una pesadilla?
