Era una de esas mañanas donde solo deseas estar en la cama, fría y lluviosa. Los alrededores de IPAM brindaban un agradable brillo otoñal, las hojas naranjas, ramas oscuras, muchísimas calabazas, e incluso el palacio que conocían como escuela vestía una hermosa pintura ladrillo, con sus techos y bordes de ventanas color negro. El año nuevo de las brujas vendría pronto, y con ella la graduación de una generación exasperantemente destacada.
Por esos fríos pasillos, si mirar a los lados y leyendo su libro de artes oscuras, Odelle Lombardi parecía ser la única en no estar unida al apogeo de las festividades. Tampoco tenía muchos amigos, solo un demonio moreno que consiguió un cupo porque su padre y el padre de Odelle eran muy cercanos, este parecía seguirla a todos lados, aun cuando ella le gruñía cada momento.
- ¿Por qué no te unes al resto? Amber Aslanova nadará desnuda en el lago de las sirenas, retó a Margaret Bloom.
- No me interesa eso. - Odelle rodó sus ojos de un sitio a otro como si hubiese recordado algo obvio.
- En ese caso, te interesará saber que el comedor servirá pastel de calabaza, pastel lunas, caracolas rellenas de crema y si corres con suerte, beef steak.
- Aunque mis ganas de pudrir toda esa comida son enormes, me preguntó ¿Qué hará la señorita sabionda hoy? -
Aquella pregunta produjo que Odelle titubeara, detuvo su paso y repaso de inmediato su lista de quehaceres.
Había alimentado a sus plantas carnívoras.
Había adelantado las tareas de esa semana.
Había realizado su simulacro de examen sorpresa para estar preparada.
Había practicado con su varita encantamientos sencillos.
Había practicado con su varita encantamientos medios.
Había practicado con su varita encantamientos avanzados.
Había encargado su ropa para la graduación.
Había rechazado las pasantías en escuelas, centros de detención, museos, hospitales...
Había pensado si aceptar trabajar con Demian O' Brien en el sector de investigación y castigos de la orden.Sí, pero no le había dado una respuesta... No sabía cómo podría ser su asistente. ¿Para qué la necesitaba?
¿Necesita que le sirva café, señor O' Brien?
¿Quiere que le limpie los mocos, señor O' Brien?
¿Arregló el papeleo que usted no quiere arreglar, señor O' Brien?No había estudiado tanto como para ser una asistente, menos de un Leone.
La chica alzó su mano y detuvo una bolsa llena de algún gas raro, no había alzado su cabeza del piso, pues poseía sin duda unos reflejos extraordinarios...
- Lo siento... - La voz de un chico la hizo enarcar la ceja. Volteando a ver de donde venía esa voz... Estaba parada justo frente a la sala de calderas. Lo que faltaba en su lista, un Blood. - Estaba limpiando y...
- No me interesa. - Dijo con una voz recia. - Matthew, eres de una familia principal de los Blood - ¿Hasta cuándo permitirás que te molesten? – Preguntó Odelle con un obvio tono de fastidio.
El chico quitó la sonrisa de su cara, aquello le había resultado grosero, y él no venía con intenciones de discutir, tampoco le gustaba el estereotipo de mujeres arrogantes que por ser de buena familia trataban mal al resto.—¡Matthew! ¡Lo siento, salió volando! —una rubia de preciosas facciones apareció detrás del muchacho. Odelle ni siquiera debía darle otra mirada para saber que era del aquelarre Blood, pero esta era de una familia adinerada, los Rothschild.
—Si, Odelle la detuvo a tiempo —mencionó Matthew hacia la rubia. Esta soltó el aire que había estado acumulando y miro hacia las personas frente a ellos. La pelinegra seguía leyendo, como si estuviera realmente inmersa en su lectura y el joven junto a ella solo miraba todo con una maliciosa sonrisa. Hubo un pequeño silencio entre ellos luego de eso.
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Avenida Lombardi
Teen Fiction¿Puedes imaginar el cine de los años cuando la femme fatal era la sensación? Imagínate un bar clásico, con mesas redondas con un llamativo mantel blanco en torno a un escenario. Déjate llevar por el sonido del piano haciendo el interludio antes del...