II

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-Marchita

No me explicaste,
no me dijiste,
no me hablaste.

Arrancaste nuestro
jardín de ti, cortando
cada flor con las tijeras
de tu tonto enojo.

Me dejaste entre la hierba gris,
abrazando el manto de las entrañas
destruidas de nuestro amor.

Tristemente InmarcibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora