El inicio

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Un día cualquiera, me levanté de la cama y me dirigí a la cocina a desayunar como todas las mañanas. Encontré a mi padre en el sofá dormido después de emborracharse esa noche y como ya era diario, no le di importancia.

Abrí la nevera para ver si había algo de comida y como solo habían botellas de alcohol, fui al supermercado a comprar. Me vestí con unos pantalones cortos y una camisa larga, me cepillé el pelo y me dirigí hacia allí. Compré una barra de pan y algunas cosas más para alimentarme unos días.

Llegué a casa, me preparé el pan y me lavé los dientes, fui a mi cuarto para ordenarlo y poder quedarme con el móvil un rato hasta que mi padre despertara. Estuve hablando con mi mejor amigo, John y me dijo de salir porque me veía triste últimamente, le dije que sí y vino a casa a buscarme. Sonó el timbre y mi padre se levantó muy agresivo.

-¿Quién eres?- Le dijo gritando a John.

 -Soy amigo de Kate- Respondió asustado.

 -Déjalo papá, solo es un amigo- Le dije metiéndome en la conversación.

 -No puedes salir, tienes que quedarte aquí conmigo, ya lo sabes- Dijo mi padre.

Cerró la puerta dando un portazo y me obligó a que le trajese una cerveza fría. Cuando se la di, corrí a mi cama a llorar desconsoladamente, hablé con John por el móvil y le pedí perdón por el comportamiento de mi padre, me dijo que no pasaba nada y que me iba a ayudar a salir de aquí. Me puse más alegre porque pensaba que iba a tener a John apoyándome siempre, pero esto no fue así.

Esa misma noche, tenía planeado escaparme con él porque no aguantaba más con mi padre, así que, cené rápido y le metí una pastilla del sueño en la cena a mi padre sin que se diera cuenta y cuando se quedó dormido, fui a coger la mochila con comida, ropa y cosas con las cuales sobrevivir por lo menos una semana. El sitio donde me iba a quedar a dormir era en la casa de John pero nunca vino a recogerme...

Le llamé por teléfono, pero no contestó, le envié mensajes y no los veía, sospeché que le estaba pasando algo y llamé a su madre.

-¿Hola?- Preguntó su madre.

 -Hola, ¿está John con usted?- le pregunté amablemente. 

-No es de su incumbencia- Me dijo y colgó.

Nunca me llevé muy bien con ella, pero quería intentarlo. Busqué otra opción para no quedarme en la calle y fui a casa de mi hermano, no hablábamos mucho, pero era eso o quedarme sola sin nadie. No recordaba el número del portal, así que estuve investigando por redes sociales y acabé encontrándole.

Llamé al timbre de su casa y me respondió:

-Hola, soy tu hermana, necesito ayuda- Le dije. 

 -¿Kate?, ¿Qué haces aquí?- Me respondió y me abrió la puerta enseguida.

Cuando le vi, le expliqué todo entre lágrimas porque me sentía muy mal. Él sólo me dijo que podía quedarme ahí dos noches, así que, no perdí el tiempo y busqué un hotel barato. Sólo tenía 150$ y tenía que aprovecharlos muy bien.  

Day After DayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora