現代の愛の悲劇
Yeosang ha perdido la cuenta de las veces que despertó entre lágrimas gritando el nombre de la persona que amó con cada parte de su ser y que lo haría hasta su último suspiro. Y está seguro de que si realmente hay otra vida, también lo haría allí. Escucha el celular sonando, el rumor de la lluvia de fondo, las gotas golpeando con fuerza en su ventana y el sonido de los árboles siendo acariciados violentamente por el viento, pero todo aquello está en segundo plano mientras él intenta parar su llanto y calmar su respiración. Recuerda las palabras que el castaño le decía cada vez que se encontraba en esa situación, y repitiéndolas suavemente, logra tranquilizarse después de un muy largo rato y, cuando se da cuenta, ya son casi las cuatro de la madrugada. Se levanta para dirigirse al armario y sacar de él un hoodie amarillo que es mucho más grande que su talla. Vuelve a la cama y se coloca la prenda que aún posee el característico olor de su antiguo dueño.
Y sabe que eso no le hará bien, pero no puede evitar pensar en el chico alto que lograba hacerlo feliz con solo verlo, y entonces aquellas lágrimas que cesaron minutos atrás ahora vuelven a escaparse de sus ojos de forma violenta y un nudo en la garganta amenaza con romperse en sollozos. Lo extraña, de verdad lo hace.
Y es que es inevitable no hacerlo, porque, joder, Yunho es lo mejor que alguna vez haya tenido, y se odia por no haber hecho nada para mantenerlo a su lado. Si pudiera pedir un deseo, elegiría poder tener un día más con él, y abrazarlo con todas sus fuerzas, y decirle cuánto lo ama, y que siempre viviría en su corazón, y que nadie nunca podría llenar aquel espacio que solo le pertenece a él. Que es el amor de su vida, su alma gemela y que se arrepiente de haberlo dejado ir en primer lugar.
La lluvia sigue, y algo en eso lo hace sentir menos solo, como si alguien allí arriba entendiera su dolor, como si quisiera demostrarle que no estaba solo, porque en verdad nunca lo estaría, y es que su alma vagaría con él por toda la eternidad.
Está tan ensimismado en su profunda tristeza y sus recuerdos que no nota cuando la puerta de la habitación se abre y alguien ingresa al lugar sentándose junto a él sino hasta que su tembloroso cuerpo es rodeado por unos brazos que lo sostienen como si temieran romperlo. Ambos se quedan en un silencio sepucral que es roto por un fuerte sollozo que logra escaparse del pelinegro. El recién llegado solo lo abraza más fuerte y empieza repartirle dulces caricias para darle un poco de paz, y Yeosang agradece la falta de luz porque seguramente ahora mismo se veía horrible, con la cara hinchada, los ojos rojos y la nariz escurriendose.
San permanece allí hasta que siente el cuerpo contrario dejar de temblar de a poco, y solo entonces cuando siente a su amigo acomodar su cara en su cuello se atreve a hablar.
ㅡ¿Qué fue esta vez? ㅡpregunta en un tono bajo, sintiendo la respiración del mayor dificultarse mientras intenta articular palabras.
ㅡÉl... ㅡintenta seguir hablando, pero su voz se rompe y solo logra refugiarse más en la curvatura del cuello de su amigo, sintiendo suaves caricias en su rostro a la par de las lágrimas que parecían no tener un fin.
Y San lo comprende, sabe que es difícil para él, hablar de eso todavía le duele y no puede culparlo. También sabe que nada de lo que diga podrá ayudar a la solitaria alma de su amigo en ese instante, por lo que simplemente asiente, haciéndole saber que lo entiende, que él está ahí y que no lo dejaría.
Yeosang sigue llorando, y los segundos se vuelven minutos, y los minutos horas, y cuando siente que sus lágrimas se detienen, nota que la lluvia hace lo mismo. Suelta un suave suspiro, y aún sin mirar al pelirrosa, comienza a contarle.
Le cuenta que se encontraba en un parque, no sabía qué día era, ni por qué estaba allí, pero que algo se sentía raro. Menciona que se sienta en una butaca y saca su teléfono, y justo en ese momento un mensaje de Yunho le llega, y sonríe al leer el "Estoy a once minutos, no te vayas". Yeosang comenta que, aunque se sintiera feliz, el vacío en su corazón permanecía allí, y pareciera que al pasar los segundos se iba agrandado.
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𝙚𝙡𝙚𝙫𝙚𝙣 𝙢𝙞𝙣𝙪𝙩𝙚𝙨 ; yunsang
Короткий рассказ"Estoy a once minutos, y te he extrañado todo el día. Así que, ¿por qué no estás conmigo?"