Veintiuno

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—Tienes cinco minutos para leer los papeles y firmarlos, te están esperando -YoonGi asintió siguiendo a guardia, eran los papeles de divorcio los que en sus manos tenía.

Esos dos meses que estuvo en la cárcel a la espera de un juicio aún sin definir, le hizo recapacitar un poco y darse cuenta de lo estúpido que actuó en ese momento.

No veía a su Omega hace tanto que su Alfa exigía con todas sus fuerzas ir con él, le hacía falta el aroma de sus dos cachorritos.

Sin imaginárselo, al llegar a un gran salón donde muchos presos hablaban con sus familiares, a él lo esperaba TaeHyung, cabizbajo y mordiendo su labio.

—No lo puedes tocar, tampoco acercar demasiado además de ser normas, estás aquí por agredirlo y el más mínimo error de tu parte podría mandarte unos cuantos años más, así que ten cuidado.

YoonGi simplemente asintió sin darle muchas vueltas a lo dicho, al sentarse frente al pelirrosa, notó que en su cuello había una bufanda y vestía con una gran chaqueta, su aroma era nulo y podía ver cómo sus manos temblaban por debajo de la mesa, se veía aterrado y hasta ahora

YoonGi se daba cuenta del daño que le causó a su Omega.

—S-solo quiero que firmes esos papeles, todos. -Dijo en un susurro con su voz presionada y a nada de romperse. El azabache le vio con tristeza pero era más la que tenía TaeHyung, el mismo solo lo ignoró pues sí alguien debía estar así era él no YoonGi.

—¿Son los del divorcio, cierto? -El mayor asintió.

—Y los papeles de las custodias de los niños... no quiero que te vuelvas a acercar a ellos nunca más en lo que te queda de vida, Min.

—Son mis cachorros también -Renegó bajito, no queriendo discutir en un sitio así.

TaeHyung le vio con odio-

 Lo son, pero si hubieras pensado en ellos, el daño solo me lo habrías hecho a mi, pero a ellos también te dio el gusto de asustarlos. ¿Sabes acaso cómo está DongHyuck después que escuchó tú bífida voz de mando? Sabes que es un Omega y ahora mismo tienes a mi cachorro miedoso e inseguro de todos. Felicidades, JungWoo te vio haciéndome cosas que a su edad eso no se aprende.

—Está bien, los firmaré -Dijo rendido- Pero quiero verlos cuando salga de aquí, aunque no sea un contacto directo, por lo menos quiero verlos de lejos y que me lo permitas...

TaeHyung suspiró, asintiendo débilmente.

—¿Me odias, cierto? -Preguntó el Alfa tras segundos de silencio, sacando los papeles de la carpeta y firmando sin leer nada de lo que ponía- Tienes todo el derecho de hacerlo, yo me odiaría. Veo en tu forma de hablar, en tu temblor, en tus ojos... el miedo que me tienes... Es imposible para ti ocultarlo, ¿verdad? Supongo que esa bufanda que cuelga de tu cuello es para tapar las marcas que ese día te hice... Imagino que quieres que rompa el lazo, lo haré si me lo pides...

—Rómpelo -Dijo sin pensarlo- No me va a causar mucho, pero mantén por un tiempo el de los niños, por lo menos hasta que cumplan más edad.

El menor asintió, pasando los papeles al pelirrosa, suspirando después.

—¿Me darías una oportunidad cuando salga de aquí? -El mayor le vio confuso- Debo de aceptar que me cegaron los celos y actué de la peor forma posible pero eres mi media luna y el amor de mi vida-

—N-No sigas... Siendo sincero -Dijo retirando algunas lágrimas- Si no tuviéramos cachorros, me arriesgaría pero hay dos, y ellos van por delante, me da igual si mi Omega muere, sacaré adelante a mis hijos hasta que sean independientes.

—S-solo quiero... sanar el dolor que te hice... reparar mis errores...-

—Lo dices como si fuera tan fácil, para ti solo es pedir perdón y volver a casa, ¿yo te perdonaré así como así? Olvídalo, Min. -Sorbió su nariz, retirando las lágrimas con la manga de su chaqueta- En lo que te queda de vida me vuelves a tocar.

—El tiempo se ha acabado, joven Kim lo acompaño a la salida, Min, vuelva a su celda.

TaeHyung se puso de pie, girándose y caminando firme hasta la salida, no se giró para ver las lágrimas que de los ojos del Alfa salían, él también lloraba. Cuando YoonGi se perdió entre los pasillos, TaeHyung se dio la vuelta, con el corazón roto en millones de pedazos.

Era la primera vez que se enamoraba así de alguien, fue la primeriza vez que entregó su corazón, confió en alguien tan plenamente que terminaron por dañarlo de la peor forma posible.

Resignado, bajó su mano a su abdomen, donde para su desgracia ahora mismo, crecía un tercer bebé.

(...)

Al llegar a casa, lo primero que observó fueron los juguetes de sus niños tirados por todo el salón, platos sin lavar y algunas mantas en el sillón.

Suspiró quitando la bufanda y la chaqueta, dejando ver ese vientre de cuatro meses de gestación, se animó a sí mismo, comenzando a recoger todo para después ir en busca de sus cachorros. Ya había hablado en el trabajo y le dijeron que tenía el mismo procedimiento que pasó ya dos veces, volvería al trabajo cuando su cachorrito cumpliera un mínimo de dos meses.

Con la cocina y el salón presentables, en su habitación ordenó la cuna que aún utilizaba DongHyuck y su enorme cama donde seguro y duerme con sus dos cachorros, porque la otra habitación que ahora mismo pertenece a JungWoo, sería para alquilar. Buscaría otro trabajo por la tarde o uno de horario más completo donde pagaran más porque está seguro que con tres cachorros el gasto de la casa subiría un montón y peor estando él solo.

Solo que esta vez se aseguraría de que sea un Omega y no un Alfa, por el bien propio y de sus bebés.

Como pudo, quitó las sábanas de coches que tenía la cama, retiró las cortinas de colores, las cajas de juguetes y la ropa de su niño. Metiendo todo en su habitación, sacando también las cosas de YoonGi para dejarlas en la bodega de la casa, que solo habían trastos.

Contento, volvió a poner las cosas que estaban en la habitación desde un principio, pasó el aspirador y dejó todo presentable.

Le dio tiempo y se dio una ducha rápida, se vistió de la misma forma y salió en busca de los niños.

Gracias a Dios, hoy a Lucas lo buscaba sí madre, una Omega joven y de rostro hermoso, lástima que su media luna sea alguien como HoSeok.

Ella era muy amable, concedía que Lucas y JungWoo jugaran e incluso hablaba con TaeHyung muy animadamente, un amor de persona.

Ya de vuelta con solo sus dos niños, les dio la merienda y... digamos que JungWoo gritó, lloró, pataleo y se quejó cuando al entrar en su habitación no encontró sus cosas.

TaeHyung tuvo que explicarle muy detalladamente todo.

—¿Papá ya no vive aquí? -Preguntó confuso y TaeHyung asintió- ¿Es por mi culpa? -Sus ojitos se llenaron de lágrimas y Tae negó rápido.

—Papá hizo algo malo y está castigado, hasta que no cumpla su castigo, no volverá a casa. No es tu culpa, es la suya... -Acarició los cabellos castaños de su hijo, quien ahora notaba la curva en su abdomen.

—Papá estás gordo... 

【ҭσ яєиҭ】[Yoontae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora