Capítulo V

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(Recomendable escuchar mientras lees)

Ryutaro: Este es el Gumbai de padre... -Ryutaro examinó el tesoro sagrado de su Familia cuidadosamente-

Ryutaro examinó todo el lugar antes de marcharse con Su Gumbai atado a su espalda, ahora mismo tenía que buscar a su Amigo/Hermano. Tomando una carretilla cerca de las fronteras, dejó a sus padres en la carreta sin decir nada.

Sus pasos se volvieron lentos, caminando hacia la montaña del clan Yobidashi.

Ryutaro: Espero estés bien ... Tatsuya.

Con sus ojos en determinación comenzó a jalar la carretilla yendo hasta el Monte Yobidashi.

Mientras Tanto con Tatsuya.

Tatsuya abrió la trampilla y bajó por unas escaleras de manos hasta lo que es una especie de sala subterránea, donde encontró una antigua pintura de un dragón, como el que apareció en su cabeza, pero en el centro de la sala encontró una especie de altar en la que se encuentra una especie de lanza con grabados extraños en ella. El heredero del clan tomó la lanza colocandola en su espalda para luego subir nuevamente a donde están los cuerpos de sus padres.

Tatsuya: Lo siento padre y madre, pero juro que los vengare, acabare con el imperio con mis propias manos. Susurro mientras aprieta sus puños con ira.

El niño miró hacia las puertas derribadas para con ingenio y rapidez creó una gran carreta, donde se dispuso a colocar con mucho esfuerzo y cuidado los cuerpos de sus queridos padres, luego con unas viejas sábanas los cubre. Tatsuya comienza a retirarse de los restos de su hogar, tomando rumbo a la montaña que se encuentra cubriendo su aldea destruida.

Tatsuya: Luego me encontraré contigo Ryutaro, pero debo darles un lugar a mis padres para que puedan descansar en paz. Mencionó en voz baja, sin detener su andar.

Sin Saberlo por obra del destino, Tatsuya y Ryutaro, habían llegado al mismo lugar. Al Monte Yobidashi.

Los dos se miraron con sorpresa, sin embargo no dijeron nada y prosiguieron a cavar en la Tierra fundida en Plantas y rosas. Era un ambiente realmente hermoso, el sol se estaba escondiendo poco a poco, mientras la pala hacia su trabajo y las manos cubiertas en sangre, Ryutaro y Tatsuya Porfin habían podido darles un descanso en Paz a su Familia. Quien fue atormentado por este acontecimiento no esperado, ambos jóvenes se quedaron parados mirando las tumbas, sin decir ninguna palabra. Un Silencio cómodo se formó, mientras el viento pegaba en sus caras despeinándolos por un momento.

El sol por fin había llegado a su corto tiempo, el cielo se volvió rojo como la misma sangre. Dando la media vuelta, vieron el último atardecer del Clan Yobidashi.

Sin más preámbulo, con una mirada de determinación se miraron los dos fijamente mientras asentían en acuerdo. Para marcharse del lugar a pasos lentos. La noche ya había llegado.

(Finalizar acompañamiento musical)

Ambos jóvenes se alejaron del lugar donde enterraron a sus respectivos padres, para luego descansar bajo un gran árbol no sin antes encender una fogata.

Tatsuya: ¿Piensas los mismos que yo, Ryutaro? -Dijo con un tono frío, mientras mira la madera arder-

Ryutaro observó el fuego, mientras el viento seguía soplando sus rostros.

Las caras de los AsesinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora