Danganronpa: Horizons of Despair

Fin del Prólogo - Bienvenidos a la Nueva Academia de la Desesperación

- Chico, ¿estás bien? - Le preguntó la voz de su espalda.

Al girarse pudo ver a otro chico, moreno, un poco más alto que él y lo que más llamaba su atención, una chaqueta blanca llena de medallas, cadenas doradas y motivos que resaltaban su posible poder.
Parecía ser alguien importante, y que lo tuviera agarrado del hombro no le ayudaba mucho a combatir los nervios y la timidez.

- S-sí, perdona...

- ¿Estás seguro? Tienes mala cara.

- A-ah no, es que soy nuevo aquí, ya sabes...

- Me parece que todos somos nuevos aquí. - Añadió el chico con una pequeña sonrisa y ofreciéndole un apretón de manos. - Me llamo Katsumoto Oma, Emperador Definitivo, encantado.

Estrechó su mano con fuerza, intentando aparentar algo de confianza en sí mismo como hacía el contrario, parecía estar muy seguro de lo que decía. Cuando oyó el talento del joven, sintió que se le paraba el corazón por unos instantes, ¿de verdad le estaba dando la mano a alguien tan importante?

- Yo soy Hugo Martínez, Filósofo Definitivo, i-igualmente Katsumoto.

- Eso está muy bien, me gusta ver que nadie ha dejado de lado la filosofía, es muy importante para el mundo. Pero bueno, te dejo que conozcas a los demás, yo ya he hablado con ellos.

Hugo asintió, soltando la mano del otro moreno y mirando al grupo de adolescentes como si buscase un hueco por el que entrar, acercándose finalmente con un hilillo de voz.

- H-hola...

- ¡Brooooooo! - Gritó un chico de pelo castaño y ojos azules al verle. - ¡Tío pareces Eduardo Manostijeras, jajajaja!

- Lo dice el que se llama como una película de Sylvester Stallone... - Le recriminó otro chico que iba vestido de verde.

- ¡Es un peliculón y lo sabes!

- Sí, pero a nadie en su sano juicio se le ocurriría ponerle de nombre a su hijo Rambo.

Hugo no estaba entendiendo nada, simplemente se limitaba a quedarse ahí quieto viendo como discutían entre ellos.

- ¿De verdad te llamas Rambo...? - Alcanzó a decir.

- Claro tío, mi padre es el mejor para poner nombres. Rambo Hagakure, Parapsicólogo Definitivo

Aquel ya era un nombre conocido, lo había visto un par de veces en televisión y era bastante famoso para lo joven que era.

- ¡¿El del programa de fantasmas?! ¡Me alegro mucho de conocerte!

- Yo creo que es todo falso. - Volvió a comentar el chico de verde, provocando que Rambo se volviera hacia él.

- Pero vamos a ver tío, ¿tú quién eres para decir esas cosas, eh?

El chico de verde se acomodó su gorro de lana del mismo color que su indumentaria antes de hablar.

- Ryu Kanzaki, Reptólogo Definitivo, y para tu información, no creo en nada de lo que enseñas.

- Vamos chicos, no os peleéis... - Decía Rina. - Vamos a presentarnos y a llevarnos bien, ¿sí? Yo soy Rina Sasaki, Exploradora Definitiva. Y él es Hugo Martínez, Filósofo Definitivo.

Hugo saludó algo avergonzado, era la primera vez que se encontraba en una situación así y sinceramente le estaba costando mucho. Envidiaba la facilidad con la que la rubia había tomado las riendas de la situación y el optimismo que desprendía.

- ¿Eres español? ¡Yo también! - Gritó una vocecilla a su lado que resultó ser una chica de pelo castaño. - Soy Martina Muñoz, Artista Callejera Definitiva.