Capítulo 2

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En el momento en el que mi pie tuvo contacto con el suelo por primera vez después de salir del autobús, sentí una sensación de mareo. Como un "déjà vu". Después de unos segundos, mire al frente, y allí estaba él, Apolo. Era un joven un año mayor que yo, con los cabellos dorados como el caramelo y una mirada que recuerda al profundo e inmenso océano azul. Tuve que alzar un poco la mirada para alcanzar a observar su cara, pero cuando este me vio, su expresión cambió drásticamente. Hoy todo el mundo estaba extraño, pero en especial Apolo se mostraba diferente. Él siempre había sido mi amigo, de hecho muchas veces me planteé que era el chico perfecto y que estaba hecho para mí, y ojalá que hubiera sido así, sin embargo, el nunca llamó mi atención realmente. De todos modos me resultaron muy extrañas las palabras que me susurró después de haberse alejado de Clara, su querida hermana y su grupo de amigos. No llegué a comprenderlas realmente, ya que me preguntó con voz muy temblorosa y con los ojos llorosos que qué hacía allí. Me quedé pensando unos instantes con cara de confusión y le respondí con voz firme, a la par que confundida, que era lunes, aunque en verdad esto no contestaba a su pregunta directamente. Con curiosidad me aventuré a preguntarle si había algún problema. Pero él no me respondió, ya que justo en ese instante, Clara, le llamó para ir a clases.

Miré mi móvil una vez más para revisar a que clase debía asistir. Tenia clase de Química. Me dirigí corriendo hacia las escaleras para poder llegar puntual por primera vez en mi vida, pero el timbre se me adelantó. No me preocupé demasiado, porque sabia que Judith, mi mejor amiga, me estaría guardando un sito a su lado como cada mañana. No hace falta recalcar que Judith es la persona mas puntual que conozco, y también, una de las mas hermosas. Tiene unos ojos verdes que resaltan entre su ondulada cabellera roja, como el fuego candente y una esbelta figura que hace que todas las prendas de ropa le queden preciosas. Pero esta vez cuando entré a mi clase Judith se levantó velozmente, me tomó de la mano, y me llevó al baño, mientras que yo solo vi que, en su cara, había un batiburrillo de emociones, las cuales no supe descifrar.

Después de tanto tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora