🔸️Capítulo 1 - Ítems a tener en cuenta.

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Es tarde. Sabe que es tarde, pero no se levanta de la cama. Es que tampoco le interesa hacerlo. Gira para un lado y para el otro. Un pie se encastra en un agujero de la sábana y la frazada cae por un lateral. Ítem número uno: no malgastar el sueldo y comprar sábanas nuevas. El despertador sonó tres veces y lo apagó tres veces. Hace media hora que los pájaros están cantando, ya están cansados y quieren regresar a sus nidos. Los ruidos matutinos no parecen molestarle y tampoco escucha cuando la van a buscar porque, repetimos: es tarde.

−Lali... -Eugenia asoma medio cuerpo por la puerta de madera vieja que evidencia los años del edificio- Lali, dale... −ella también parece cansada porque apoya la cabeza en el marco y viste su camisón blanco que le llega por encima de las rodillas- es tarde, tenés que irte -y como respuesta recibe un almohadonazo que esquiva con astucia.

Eugenia cierra la puerta dejándola sola con su sueño y malhumor. Sabe que es tarde pero no le importa porque en realidad su útero le está aplastando los órganos. Incluso cree que se trata de una pequeña albóndiga de sangre que con un trozo de trompa de Falopio se desprende del útero e inicia una matanza interna que le prohíbe levantarse de la cama. Hay un poco de baba en su almohada y el pelo parece paja porque está transpirado. Tantea por encima de la mesa de luz y en el recorrido hasta llegar a su celular deja que caiga una lapicera, un par de gomitas de pelo, un paquete de carilinas y un blíster vacío de pastillas que el día anterior consumió casi por placer a la droga. Le escribe rápido un mensaje a su jefe para avisarle que no podrá asistir al trabajo, que está en cama, que no puede soportar más el dolor, que si es por ella corre a un hospital para que le arranquen los ovarios. Bueno, en realidad eso último no lo puso, solo fue un pensamiento de su voz interna. La respuesta llega inmediatamente en donde el cincuentón le responde que descanse lo necesario y que volverán a verse al día siguiente. Veinticuatro horas no son suficientes para descansar de tal dolor, pero ítem número dos: dejar de darle explicaciones a los hombres sobre órganos que no poseen.

De a poco, se levanta. En cámara lenta, con precisión y calculando cada movimiento. Es que no quiere sorpresas. Pero esa precisión se va a la mismísima mierda cuando baja de la cama, su pie izquierdo sigue enganchado en el agujero de la sábana y cae de boca al suelo. Quizás ahora también tenga que pedir turno al dentista.

−Apa, pero qué carita... -Carla termina su desayuno en la mesa larga de la cocina que ocupan los residentes- ¿Dormiste mal?

−Un poco -arrastra los pies hasta la cocina y calcula si el agua de la pava continúa caliente.

−¿No vas a laburar? -Eugenia está sentada del otro lado untándose tostadas con mermelada de durazno.

−No -busca la taza que lleva su inicial y revuelve la caja de sobrecitos de té- ¿No quedó más té de boldo?

−Alan tomó el último.

−¿Cómo el último si la caja estaba llena? -pero antes de que alguna le responda, Alan entra a medio vestir, despeinándose el pelo con una mano y con la otra rascándose un glúteo- ¿Vos te tomaste todo el té, pelotudo?

−Qué placer amanecer así -acota y saluda a las demás- anoche vinieron los chicos de la banda y les convidé. ¿Cuál es el problema?

−El problema es que eran míos, la caja tenía mi nombre y ni siquiera me pediste permiso.

−¿Recién te estás enterando que vivís en una residencia y todo se comparte? -y esboza una sonrisa que ella se la quiere borrar con el útero ensangrentado.

−Lo compré para mí porque me sentía mal. Tampoco tengo que estar dándote explicaciones, imbécil.

−Bueno, boluda, después te compro una despensa entera -Alan se toma todo a la ligera. Va a la heladera y saca el sachet de yogurt- no seas tan melodramática. ¿Te vino? -ítem número tres: hay que dejar de relacionar el malhumor con la menstruación. Pero ella agarra la caja vacía de té y se la tira apuntándole a la cabeza. Quizás a veces tiene relación, pero que tenga relación no significa que lo condicionen.

CUANDO EL AMOR ES DE ENGAÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora