3. Lealtad

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"La sangre es más espesa que el agua, pero la lealtad es más espesa que la sangre."  Anónimo

"tu madre y tu padre no se quieren" .... "ellos no se quieren ni te quieren a ti" .... "siempre lo dije, esa mujer es la muerte en este pueblo... ¡y esa niña es el mismo demonio!"   "aunque esa mujer venga de un linaje santo, no es inocente de cada cosa mala que pasa"

"tu padre odia a esa mujer que llamas madre... y con ello te odia a ti"

A sus oídos siempre llegaban todos los comentarios de cada persona que se cruzaba, algunos en bajos susurros inentendibles otros bastante directos pero la mayoría preferían guardasen los comentarios. Ninguno de esos comentarios le afectaba...

- Ninguno me afecta... - susurró. Con tan solo siete años matsuri sabía que no era aceptada por el pueblo y también que sus padres no se querían; pero qué más da simplemente era una niña desdichada bajo la sombra de los mas altos.

Cada persona tiene un roll en este pueblo y eso es lo que mantiene la supervivencia del mismo. Un pueblo de nadie y para nadie, no hay señor feudal ni reino, únicamente los secretos de este pueblo y su gente. Un pueblo que desaparecía en las sombras y aparecía con el amanecer, un pueblo donde ningún comerciante, turista o ninja llegaba.

Su madre siempre le repetía que las personas de este pueblo pueden moverse hacia otras aldeas pero que ninguna persona de las aldeas puede entrar al pueblo. Un pueblo fantasma repetía algunas personas desconocidas o para los creyentes Un pueblo protegido por los dioses.

- Buenas tardes – saludo la joven a los guardias que cuidaban la entrada de esa casa ubicada en el centro del pueblo

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- Buenas tardes – saludo la joven a los guardias que cuidaban la entrada de esa casa ubicada en el centro del pueblo. – pueden avisarle a mi padre que estoy presente por favor -.  

Esta vez, solo esta vez si pensaba que su padre le odiaba. Un ambiente bastante pesado se formaba en esa mesa donde se ubicaba su madre y un hombre alto de tez clara con una presencia bastante fuerte. La mujer suavemente aguantaba las ganas de reírse, la situación entre su pequeña hija y aquel hombre era muy graciosa.

- Matsuri... ¿quieres preguntar algo? ¿te sientes mal acaso? – preguntó. Aunque de un principio le pareció gracioso no era común ver a su hija por el centro del pueblo. Sin mentir... se sentía algo inquieta. – Matsuri ¿alguien te acoso en la calle? - pregunto aquel hombre. La pequeña niña era un manojo de risas y preguntas no de silencios.

- ¿Por qué están juntos?... si ustedes no se quieren... - susurró.

Talvez estaba cansada de recibir comentarios hirientes, O talvez le dolía el pecho cada vez que sus padres se lanzaban miradas de odio. – están juntos... ¿solo porque he nacido? – pregunto aún más fuerte.

Los presentes en la mesa no sabían cómo contestar, no estaban sorprendidos. Esa pregunta era algo que tarde o temprano tendrían que responder. La tranquilidad de la mujer y la mirada marga de aquel hombre no es un ambiente alentador.

- mi pequeña hija... - susurró la mujer. Para aquella mujer toda su vida era un trago amargo muy difícil de pasar. – en este mundo hay uniones por conveniencia. La unión de tu padre y yo es una de ellas... como sabes hija, yo se muchas cosas que muchas personas ni siquiera imaginan y este pueblo vive de un factor externo casi inexistente. – explico.

- nuestra unión se formó porque cuando éramos más jóvenes tu padre me salvo la vida y se gano el respeto de las sacerdotisas que me cuidaban. Yo acepte esta unión por la lealtad que le tengo a tu padre, aunque no podamos llevarnos bien en algunas cosas. -explico.

Es bastante fácil llamar una ambición de poder como una unión de matrimonio. Una broma de muy mal gusto. Tantos errores y tantas formas de solucionarlo, pero nadie dio el primer paso.

- la palabra de tu madre es cierta Matsuri, nuestra unión fue por conveniencia, pero seguimos juntos por la lealtad que nos tenemos y tu nacimiento no tiene nada que ver en nuestro comportamiento. – explico el hombre. – si esa era tu pregunta, bien debo retirarme... Matsuri deja de pensar en cosas inexistentes, todo lo que pase entre tu madre y yo no tiene que ver contigo. – afirmo. Aquel hombre salió de la pequeña sala dejando a madre e hija en situaciones diferentes.

-Hija... - susurró. La pequeña subió la cabeza suavemente y miro a la mujer que tenía al frente. – la lealtad que le tengo a tu padre es mayor al odio que le tengo... ¿es extraño cierto? Pero así es la vida, extraña a su manera -. Afirmo.

- Pero ten esto en cuenta... no jures tu lealtad a la primera persona que te ayude, hay veces que aquella gratitud no se devuelve de la misma manera. – susurró.

¿Cómo puedo jurar lealtad? No soy nadie impórtate, los recuerdos de mi infancia son tan confusos

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¿Cómo puedo jurar lealtad? No soy nadie impórtate, los recuerdos de mi infancia son tan confusos. Ni siquiera puedo definir cual recuerdo es real...

¿nací en la aldea de la arena o en otro lugar? ¿mis supuestos padres murieron o solo son recuerdos implantados?

- Gaara-sensei... usted recuerda algo de sus padres... - preguntó. Una pregunta bastante inusual y poco probable de recibir respuesta. La situación de su maestro era muy diferente a la suya. – disculpe por preguntarle eso, tengo recuerdos confusos que no se si pertenecen a la realidad y solo quiero saber si soy la única que los tiene... - susurró

El joven pelirrojo atino a asentir suavemente, recientemente veía la cara de su alumna después de su rescate y todos los acontecimientos ocurridos. El semblante de aquella chica que tenia enfrente esa desconocido, su alumna era parlanchina y demasiado cuidadosa con sus palabras.

- tengo pocos recuerdos buenos de ellos, incluso inexistentes... - afirmo.

¿acaso soy la única que sus recuerdos son un lio? ¿Por qué mi mente quiere confundirme? No falta mucho para que la guerra comience, debo servir en la guerra y mis recuerdos no deben confundirme...

¿Por qué me siento tan perdida de la realidad? ¿Cuándo comencé a cuestionarme lo que hacía o como vivía? ¿Por qué ahora?

- Gaara- sama... recuerde que siempre seré leal a usted, sin importar lo que pase o lo que haga. Siempre le seré leal – 

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Buenos días, tardes o noches donde quiera que se encuentren, esta es otra pequeña conversación unilateral que se me ocurren a altas horas de la noche.

Estaré corrigiendo la ortografía de capítulos anteriores y subiré uno que otro capítulos mas.

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