Me desperte embarazado de un hijo no muerto.

Capítulo 9: La tumba de Hui Wang de Pixian [7]

Puso su mano sobre la piel extraña y no se movió. La otra persona no pareció moverse. ¿Fue un hombre muerto?

En este caso, preferiría que estuviera muerto.

Zhang Qiu solo respiró un poco y la piel debajo de su mano se movió. El hueso frío y duro que tocó claramente fue la mano.

De repente, los pelos de Zhang Qiu en su espalda se erizaron, no se atrevió a moverse más, y el otro lado tampoco se movió más, pero se quedó quieto por un momento. El momento fue tan lento que Zhang Qiu pensó que tomaría al menos unos minutos, pero en dos o tres segundos, su cerebro corrió a máxima velocidad y luego sus ojos se adaptaron ligeramente a la oscuridad. La textura metálica de la linterna no estaba lejos del suelo. Zhang Qiu contuvo la respiración violenta, casi al mismo tiempo completó la acción.

Quitó la mano del otro lado, tocó la daga en su cintura, acercó la linterna, abrió la luz y brilló violentamente en el otro lado.

Los ojos del agujero negro lo miraban inmóviles: los músculos de la cara estaban desgastados y secos. Zhang Qiu ni siquiera pensó en eso, levantó la daga en su mano y luego se abalanzó sobre el otro lado y la hundió en el medio de las cejas del otro. Todas las acciones, las aprendió mirando a Li Shu.

"Silbido -"

Nunca imaginó que el viento soplaría tan fuerte que la daga estalló y se clavó en el marco del ojo izquierdo del Jiangshi –siseó enojado. Zhang Qiu rápidamente sacó la daga y retrocedió, pero el Jiangshi ya había saltado sobre él—

En una fracción de segundo, realmente sintió lo que significaba estar entre la vida y la muerte. El Jiangshi era tan rápido que cuando llegó, lo arrastró con un vendaval, y una garra afilada de uñas secas apuntó a su rostro.

Se acabó.

Zhang Qiu se apoyó contra la pared y esperó desesperado su muerte. Las uñas afiladas de la garra se detuvieron a solo un centímetro de su ojo. Zhang Qiu no se atrevió a parpadear. De repente, el Jiangshi opuesto pareció estar asustado y sacudió su pata encogida e inmediatamente se dio la vuelta para huir.

La vista de su espalda se veía lamentable, como si hubiera intimidado al Jiangshi hace un momento.

Era tan extraño que Zhang Qiu todavía podía pensar en eso en este momento.

Había un sudor frío en la frente de Zhang Qiu, y limpió dos al azar con una mano en el suelo. De repente, le dolió el estómago y cayó sobre su trasero. Su estómago le dolía cada vez más intensamente. Pronto apareció una capa de sudor frío en su cabeza. Su cuerpo estaba acurrucado en una bola. Zhang Qiu puso su mano sobre su estómago. Sus pensamientos eran complicados.

Debería haber sido porque estaba asustado en ese momento.

Zhang Qiu se mordió el labio y se permitió pensar lo más posible en el dolor de estómago. Se apoyó contra la pared, levantó la linterna y miró a su alrededor. Frente a él había filas de coloridas figuras de terracota, vestidas con ropas Han, con colorete rojo en sus rostros muy blancos, cada uno con diferentes instrumentos musicales en las manos, mirándolo al unísono.

Fue el entierro de las figurillas de cerámica, aunque más pequeñas que las personas reales, aproximadamente un metro, pero las cinco características eran vívidas y el número era grande en esta tumba oscura. Todos lo miraron, extraños y aterradores.

Debido a que le dolía el estómago, no podía ponerse de pie. Cuanto más miraba las figurillas de terracota, más sentía que iban a estar vivas. Incluso escuchó la maravillosa música en su oído.