Capítulo 8. ¿Malentendidos?

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                    ~Narra Sean~

00:45 a.m.

Joder, joder, joder, no puede pasarme esto, no con ella.

Estoy tirándome de los pelos.

Por ella.

Por Aby.

Necesito saber si esta bien, saber si aún no la ha pasado eso, solo eso.

Marco su número y suspiro.

Y escucho su voz.

-¿Si?

Gracias a todo... Esta bien. De repente me siento realmente feliz

-¡Aby! soy Sean.

Demasiado entusiasta.

Empezamos a hablar y busco una excusa del porqué la he llamado.

Piensa, Sean, piensa.

Ya sé.

-Te llamo para recordarte que el viernes debes volver aquí.

Tiene una voz tan chillona y a la vez perfecta.

Es algo insoportable pero genial.

Y la cuelgo.

No lo soporto.

Necesito verla.

Tocarla solamente yo y protegerla.

Protegerla de ellos, ahora tengo un motivo, pueden hacerlo, no voy a permitir que nadie le haga nada, no otra vez.

Mierda.

Puede pasarla algo mientras duerme.

Seguro que es tan tonta de que se ha olvidado algo abierto.

Joder.

Debo hacerlo.

Cogo las llaves, y subo al coche corriendo.

Cuando llego, subo por la enredadera.

Sé cual es su cuarto, el de al lado de el de Yassmin.

Llegó al balcón y.. tiene la ventana abierta.

Es que es gilipollas la pobre.

Abro y ahí esta, durmiento, con la boca ligeramente abierta, abrazando a un perro enorme de peluche.

Se ve horrible durmiendo.

Me pongo de rodillas, observándola.

Paso los dedos por sus mejillas, están sonrojadas, como siempre.

Parezco un puto violador.

Acaricio sus manos, son tan pequeñas.

Y decido hacerlo, esta dormida, no se dará cuenta.

Y la beso.

De una forma tierna y larga.

Como nunca lo había hecho.

Y quiero quedarme con ella toda la noche.

Me tumbo en la cama con cuidado de que no se levante y paso ligeramente el brazo por encima de ella, abrazándola.

Ella se acurruca en mi, acercándose a mi.

No voy a permitir que la hagan daño.

Cierro los ojos sintiendo su calor.

.

.

.

Un grito me despierta.

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