~Wake up Jack~

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Estaba desplomado en el suelo, no sabía que hacer, ni a quién acudir, estaba completamente sólo, con su hermano enfermo y medio en coma y a su pareja medio muriéndose en el suelo.

Las pulsaciones del más pequeño de todos aumentaban a pasos agigantados, Jack estaba en el suelo sin poder moverse, pareciendo completamente inerte, sin dar ninguna señal de vida.

Cuando divisó el tapón de la jeringa y ésta, supuso al instante que se había inoculado cierta sustancia que no lograba distinguir al no saber cual era el contenido de la jeringa, aunque por terror le daba miedo mirar o descubrir de cual se trataba.

Intentó levantar al mayor de los dos del suelo, sin ningún resultado y echando todo su esfuerzo a perder al ser Conway bastante más alto y pesado que él.

Cabe decir qué, el superintendente medía 1'89 metros, mientras que Gustabo con suerte llegaba al 1'60.

Con total desespero, fue al cuarto de su "hermano", despertandolo como si la vida la fuera en ello, aunque fuese otra la que lo estaba. El nombrado se despertó agitado por los gritos y llantos de Gustabo.

H- *medio dormido aunque alarmado* ¿G-gustabo?, ¿qué pasa? -se incorporó con dificultad y le miró- ¿por qué lloras, qué ha pasado?

G- J-ja- -se quedó un momento en silencio, su hermano no debía de saber que ambos eran pareja- Conway, se ha pinchado algo y no responde...

H- ¿C-cómo que no responde? -se levantó de la cama, aún estando algo enfermo, y fue hasta dónde le guió el menor-.

Ambos alumnos de policía fueron hasta donde se encontraba el superior de los dos, estando el último en las mismas condiciones que antes.

Horacio al ver su estado, no hizo preguntas, tampoco le dio importancia al hecho de que su superior estuviera en su casa, habiéndose pinchado algo que ni puta idea de lo que era, sin pensar tampoco si su hermano tenía que ver al caso con ello. Sólo se preocupó por levantar del suelo al hombre qué, por hace unos años, trataba como una figura paternal.

Entrando algo en razón, el rubio comenzó a hacer memoria. Recordó que el mayor le dijo que no soportaba los hospitales públicos, y que había un sitio al qué debía de acudir si le pasaba algo malo. A poco se echa a llorar al recordarlo, aferrandose a la idea como única esperanza.

Se dispusieron a ir al coche, yendo rápidamente a la sede del CNI.
Los dos sabían de éste sitio por ciertas investigaciones anteriores con su superior sobre bandas criminales, por lo que se les tenía permitido acudir.

Al llegar, estaban más bien perdidos, no sabían qué hacer, menos a quién acudir, por lo que simplemente el más alto llevó a la espalda al pelinegro, mientras que Gustabo buscó la tarjeta de acceso de Jack para entrar a las instalaciones, entrando al escanearla.

Ya en las instalaciones, se perdieron mucho más que antes, ¿y si se pensaban qué eran intrusos?, ¿y si se pensaban que ellos le habían hecho algo a Jack en vez de él mismo?

Esas preguntas ya no se pudieron responder al ver una silueta con figura femenina acercarse a todo correr hacia ellos, notoriamente preocupada.
La mujer era pelirroja, de ojos verdes ocultos bajo unas gafas, y de una estatura inmensa, cabe decir que poco menos de dos metros, 1'96 exactamente.

El rubio la distinguió de una vez que la vio, Michelle Evans, escuchó una vez que era la mujer que estaba por encima del rango que Conway, cosa qué, con la estatura de ésta, era fácil de creer.

M- ¿Qué cojones?, ¡¿otra vez se ha vuelto a drogar éste gilipollas?! -se le escuchó bastante enfadada con el ahora desmayado- traermelo aquí, me encargo de él -dijo con soberbia mientras lo tomaba en brazos como si no fuese tal cosa, llevandoselo con rapidez a alguna de las instalaciones de toda la sede-.

Ninguno de los dos que lo trajeron sabían que había pasado ahora mismo, ella tan sólo se lo llevó y hasta dentro de media hora, no volvió.

El tiempo que le dio a Gustabo para amueblar sus pensamientos de nuevo, ¿por qué había dicho drogarse?, ¿eso era droga?, ¿en qué momento había conseguido eso?, ¿por qué no se dejó ayudar?
Su cabeza no paraba de dar vueltas, no podía sacarselo de la cabeza, su cuerpo podía reflejar prácticamente su mente, pues no daba de dar vueltas a todo el cubículo mientras su hermano le hacía preguntas las cuales a día de hoy, ni se acordaria.

Pasó ese corto pero a la vez interminable tiempo y volvieron a esa sala de "espera" la misma mujer, acompañada, como si de un milagro se tratase, de Jack.
La anterior nombrada le ayudaba a caminar, pues todavía estaba algo desorientado, no pudo reprimir la fémina de los dos una colleja al pelinegro que se escuchó por seguramente toda la planta, a lo que el atacado respondió con un leve grito.

J- Joder M, ni que fuese para tanto -dijo mientras se llevaba una mano al pelo y se lo acariciaba un poco para amenizar el reciente dolor-.

M- ¡¿Cómo que para tanto?!, ¡Te prohibí expresamente que te pinchases esa puta mierda! -se la escuchó ciertamente colérica con su subordinado- ¿tú sabes lo mal qué lo han pasado los otros dos por tu culpa?

Al escuchar como nombraban a ambos, G y H se acercaron temerosos, Gustabo estaba a punto de llorar por verle bien, abrazando a Jack un poco por impulso.

G- M-menos mal que estás bien... -dijo mientras le abrazaba- P-pensé que te morías... (Vamos a llorar por la frase 😔👊)

Hubo distintas reacciones por parte de ese abrazo. Jack por su parte, se heló un poco, no supo como responder al comienzo, le dio miedo que Gustabo le echase la bronca también, pero el recibimiento tampoco es que fue malo, por lo que le correspondió sutilmente al abrazo con un agarre y le susurró perdón.

Michelle simplemente esperó a que ambos se separasen, ya sabía lo que ocurría entre ellos, se veía a Km de distancia.

Mientras que Horacio, se quedó expectante por unos segundos, sin comprender nada, pero ya esperaría a que se lo explicasen en algún momento, prefería que su hermano se desahogase primero y luego ya sería enterado de lo demás.
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Tras un tiempo, los otros tres volvieron a casa, tras explicarles la mujer pelirroja que lo que se inoculó fue Morfina, lo cual según ella, lo tenía prohibido, al igual que las pastillas de Mdafinilo, pero Jack siempre iba por libre, por lo que no la hacía caso.

Volvieron a la casa, Gustabo indicó a Jack que fuera a echarse un momeno en el sofá para que no se mareaba en lo que iba con Horacio a su cuarto de nuevo. Allí el pelicresta no pudo resistirse a preguntar.

H- Entonces... -dijo mientras se tumbaba de nuevo en su cama- ¿el viejo y tú tenéis algo?

Esa pregunta alteró algo al menor.

G- *indignado* ¿C-como? -se le notó nervioso- ¿de dónde te sacas tú esas cosas?

H- No soy gilipollas, ¿sabías? -sonrió de lado y se recostó en su cama- Vengaaa, que no voy a decir nada hombre-.

Tras un tiempo de insistencias, el pelirubio cedió ante su hermano.

G- Joderr... -se quedó unos segundos sin que decir y luego le miró- vale, si, tenemos... Algo, de hace una semana o así -logró decir al fin a regañadientes, sacando una alegría al de la cresta-.

H- ¡Oleee! Mi niño ya no es virgeen! -dijo entre carcajadas, sacándole un sonrojo al otro-.

G- H-hey, no te flipes, no saques conclusiones por tu cuenta.

H- ¿Si?, pues entonces no entiendo la mancha blanca del sofá, que lleva ahí desde hace unos días y ni siquiera te has molestado en limpiarla, puto guarro -rio un poco y le miró, sabiendo que eso le delataria del todo-.

Y obviamente, al menor se le escapó un sonrojo involuntario, acabando por reírse al tiempo con su familiar más cercano. Al final, lo quería demasiado como para mentirlo.

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Veo que la historia va subiendo de poquito en poquito, estoy que lloro brillitos 😭✨

La verdad es que mi compa y yo nunca pensamos seriamente si acabar por trascribir esto o no, pero bueno, de momento va bien 👀

Y es sólo el principio, tengo ganas de llevar ya bastantes capítulos, me está gustando ésta idea <3

Cuando el sol vuelve a brillar // INTENABO +18.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora