~And I love, and I love, and I lost you~

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G- ¿De qué se trata la noticia? -preguntó intrigado, quería saber qué era lo que Conway le quería decir-.

J- Han encontrado una forma en la que me pueden operar y pueda volver a ver con los dos ojos -dijo entusiasmado, suspirando también tranquilo-.

G- ¿En serio? -se levantó en su sitio, dejando a su hija en la cama, acercándose a Jack para abrazarle un poco, hundiendo la cara en su pecho- ¡Cómo me alegro! -rio de nuevo y lo abrazó más-.

J- Si, en serio -le correspondió al abrazo y suspiró- Pueden hacermelo mañana, te quedarás con la niña y con Michelle mientras lo hacen, ¿te parece? -le besó en la frente y se lo quedó mirando, esperando una respuesta-.

G- ¿Me vas a dejar un rato sólo?... -puchereó por un momento y se le volvió a abrazar- Desde que te ocurrió lo del ojo no me fio mucho de nada de eso...

J- Cariño, será como mucho una hora, y estarás con la niña y con ella -volvió a sonreírle con confianza y le abrazó algo más- Prometeme que no te pondrás nervioso.

El rubio de ellos terminó por asentir y suspirar, abrazandose mejor a la persona que tanto amaba y que más miedo tenía de perder.

Claramente eso le provocaba mucho miedo y angustia, pero era la voluntad de Jack.

¿Qué podía volver a salir mal?




























Todo, todo podía volver a salir mal.

Absolutamente todo, hasta el punto en el que también le detectaron un tumor cerebral que estaba muy extendido por el tiempo que lo habían dejado estar, pues no estaba diagnosticado.

Un tumor que los del mismo hospital se lo crearon por el mal servicio de la operación. Algo por lo que Jack nunca acudía al hospital civil era por esos casos, y justo le había vuelto a tocar otra vez.

Al cabo de unas horas, Gustabo se encontraba en la puerta del quirófano llorando y gritando, teniendo a Danielle en brazos de su "tía" Michelle, la cual tampoco estaba nada bien.

Conway había vuelto a entrar en otro coma, y este no parecía desde luego nada bueno.

Además de que el riesgo de muerte había aumentado a un 80%, cuando en el hospital tan sólo le dijeron que era un 30%, sin tener el tumor diagnosticado por supuesto.

En ese momento no sabían qué hacer otra vez. Habían conseguido hacer que el nervio óptico volvería a conectar con la hipófisis pero ese "error", ese "fallo" que les daba, era ese tumor, clave en todo el fiasco que en apenas quince minutos se había formado.

Michelle no tuvo otra opción y tuvo que alejar a Gustabo de la zona, estaba muy muy nervioso y no podía dejar de gritar y llorar por la frustración, cosa totalmente comprensible.

G- ¡¿Se puede saber qué coño ha pasado esta vez?! -gritó mientras se tiraba de sus mechones rizados, tratando de buscar el culpable de todo esto- ¡¿Por que?!, ¡¿Por que a mi siempre?!, ¡se suponía que yo ya había pasado todo lo malo con él!, ¡Él estaba bien! -se apoyó en la pared y se puso las manos en la cara, desolado, escuchando también los llantos de su hija pequeña, asustada por no saber donde estaba su padre y escuchar los gritos de su madre-

M- Gustabo, necesito que te tranquilices, por Dios, la niña se está asustando también -Michelle trataba de aguantar la situación como mejor podía por su carácter serio, pero también empezaba a irse por las ramas- N-no sé, yo tampoco sé por qué no le dijeron nada, ¿entiendes?, si lo hubiéramos sabido no le habríamos ofertado hacer esto, me siento yo peor que tú, créeme.

Cuando el sol vuelve a brillar // INTENABO +18.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora