prólogo

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Diez de la mañana, un sol radiante se alza impasible sobre la ciudad reflejándose en cada eapejo,coche o charco. Las hojas teñidas de ámbar, marrón y eacarlata se agitan al son de la suave y fría brisa, que a su vez hacia que muchas de ellas cayesen sin remidio al suelo, creando así un hermoso manto de colores digno de admirar. Estaban en pleno Otoño, más las lluvias que solían acontecer en esas fechas aun no habían llegado a pesar del cielo estar encapotado, < una lástima > pensó Nereida, le hubiese gustado ver la lluvia inundando con su manto húmedo la ciudad antes de irse; guardar esa imagen deprimente pero hermosa en su mente como recuerdo, ya que puede que jamás regresase. No es que le gustase vivir en la ciudad, en eso se parecía a su madre, pero básicamente se había criado allí, y aunque nunca pensó que en el momento en el que decidiera marcharse la echaría de menos, así era. Sin duda extrañaría cosas tan banales como el olor del asfalto mojado, o el panorama del parque de enfrete del piso de su tío,  la librería…

-!la librería!-Exclamó de improviso. A su lado una muchacha de cabello negro salto de la impresión,  la miro con extraña curiosidad

-¿Que pasa con la librería? -Preguntó enarcando una de sus oscuras cejas negras. Nereida la miro con una medio sonrisa- se te ha vuelto a olvidar devolver un libro ¿verdad?- dijo a la vez que adoptaba una pose más "maternal"

-No es eso, se me… ha olviodado pasarme a despedirme de Arthur y su abuelo-dijo Nereida mientras se colocaba su gorro de lana y se enrroscaba su bufanda -le prometí que me pasaría antes de irme- la muchacha del cabello negro se puso las manos en la cintura, y clavó sus hermosos ojos azules en los acaramelados ojos de ella.

-Sabes que a Breena no le va a gustar ¿verdad?

-¿Y a mi que me importa que le guste o no? Es mi amigo, y no pienso irme sin despedirme de el- Nereida ya se estaba poniendo la chaqueta -además, ella no es mi madre, y tu tampoco… así que corta el rollo

-no la tomes Conmigo Nere, sabes que estoy de tu lado- la muchacha parecía avergonzada, pero no lo hizo natar mucho tiempo. Se dio la vuelta y continuó haciendo la maleta -yo solo advierto, va a ser un viaje muy largo y no estoy para escucharos a Breena y a ti discutir todo el camino, os ponéis cómo crías- Erica se dio la vuelta elegantemente y miro a su hermana- hablo enserio, os tiraré del coche- Nereida soltó una risita

-No te preocupes hermanita, no pienso seguirle el juego

-!No me llames hermanita, tengo la misma edad que tu¡- Exclamó alzando las cejas- en todo caso yo te puedo llamar hermanita, nací diez minutos antes que tu

- Esta bien !Oh gran hermana mayor! Tu ganas- Nereida río sonoramente, Erica le lanzó un cojin y le hizo una mueca amistosa, era increíble ver lo diferente que era su relación entre Erica y Breena, tal vez fuera por el hecho de que Breena fuese la mayor,  o tal vez por el vínculo invisible que la unía a su melliza Erica, el caso era que a Breena casi no la podía ni ver. Nereida se atravesó la bandolera -mi maleta esta ya en el coche- dijo- Puedes decirle a Charlotte que me recoja de camino- Erica asintió y siguió doblando y desdoblando la ropa de su maleta. Antes de salir del cuarto Nereida se paró en el marco de la puerta, esa sería la última vez que viese la que había sido su habitación. Se despidió mentalmente de su litera, del marco blanco de su ventana donde tantas veces había pasado horas con la frente pegada en el, mirando a la gente que pasaba, de su escritorio donde había pasado noches en vela escribiendo… se despidió de todos los recuerdos, buenos y malos.

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