"A mí hijo lo secuestraron" dice una madre llorando frente a la cámara, su voz se quiebra al mencionar cada minuto a su hijo mientras escudriña una hoja de tipo "se busca". Parece que busca algo en la mirada inocente del infante.
Ocurrió hace dos años y aún tiene esperanza, nos levantamos a veces temprano para buscar el cadáver del muchachito en las oficinas de la morgue. Ella, resignada siempre sale del inmueble desilusionada o ilusionada por no encontrar entre algunos cuerpos alguno con apariencia física del hijo perdido.
El reporte que nos dijo su padre y juntando a la versión de los niños recaba el siguiente concepto:
"...No sin antes, media hora después su papá se preocupó por el pequeño que no regresaba del parque con sus amigos, eran tres; dos niños de ocho años, una niña de doce, la mayorcita. El niño llamado Gerónimo con cinco años y la niña, los subieron en una Chevy de color rojo, los atraparon dos hombres encapuchados."
"... Me dijo Dany que Chuchito tenía una nueva Xbox, se la regaló Toñito el día de su cumpleaños y nos pidió que lo acompañemos".
"Le agarró de la mano a Carmelita la niña y encaminaron los dos al coche, yo no quise ir pero los seguí de lejos... Al abrir Carmen la puerta, un señor de lado contrario salió con sobresalto encapuchado, agarró a ambos y los metió al asiento trasero..."
Llevamos más de dos años y no tenemos tanta oportunidad, la procuraduría nos dió carpetazo aquel asunto la semana pasada y quedamos congelados. La señora Lupita cómo la conocen en el barrio seguía llorando cada noche. Claro que la otra no se queda atrás y ambas lloran en una posada mientras los grillos cantan.
"Mi madrecita la virgencita los tenga en su santa gloria, mi morenita proteja a nuestros niños preciosos de tanta maldad".
Nos retiramos después del doce de diciembre a recabar el reporte mientras limpiamos nuestras mejillas, nos despedimos y también del pueblo que a su vez, se desvanece en la humareda, las ondas de calor de un país impune.
