Prólogo.

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Él simplemente quería llegar a casa y que su madre le preparará una taza de leche de chocolate.

Yamaguchi era un buen niño, trataba de prestar atención a sus clases, nunca llegaba pasadas las 4:10pm a su casa, ayudaba a su madre cuando podía y siempre escuchaba atentó cualquier cosa que ella le dijera. Pero era bastante tímido y reservado.

Y eso era, más que todo, por sus compañeros de clase.

Ninguno de ellos sobrepasaba los 8 o 9 años pero actuaban como verdaderos matones, como la mafia que salían en las películas. Verdaderos bullis que no hacían más que arruinar los soleados días de Yamaguchi.

Él no pidió tener pecas, su madre siempre le decía que tenía pecas porque, cuando nació, la luna estaba atenta a cada acción y las estrellas centellaron cuando abrió sus ojitos, y les gusto tanto que se plasmaron en sus mejillas, y a él le gustaba creer eso.

Pero que niños, que supuestamente serían sus compañeros de la aventura que sería la escuela, lo señalarán y molestarán por tenerlas, le dolía. Más de lo que le gustaría admitir.

Y ese miércoles no sería la excepción de su sufrimiento diario.

Había encontrado un atajo hacía su casa, si bien, hacía el camino más largo, tenía la esperanza de burlar a sus bullis y poder llegar a casa a salvo. Cuán equivocado estaba.

Apenas giro por el parque que "cortaría" el camino, recibió un empujón que lo tiro de lleno al suelo, haciendo que se enterrara en la palma de su mano varias astillas y piedrecillas que habían ahí. Luego de escuchar un "¡Buena esa!", seguido de varías risas. Giro rápidamente y los vió, sus bullis lo habían seguido y lo esperaban con sus mochilas en mano.

—Tadashi, tienes la cara llena de pecas. ¿Por qué eres tan enclenque?— volvió a escuchar antes de recibir un puñado de tierra en su rostro, que lo hizo toser y girar la cabeza— Tienes que ser más fuerte para cargar con nuestras mochilas— seguido de eso sintió un mochilazo que lo hizo lagrimear. Él realmente odiaba eso.

—¿Eh? ¿Vas a llorar?— escuchó que dijo uno de ellos mientras él solo trataba de no soltarse a llorar ahí mismo.

—Llora por cualquier cosa— señaló con obviedad el que anteriormente le había empujado— ¡Que llorón!

Antes de que pueda siquiera afectarle lo dicho, miró hacía al frente y entre las piernas de los bullis, lo vió. Un chico rubio con gafas que parecía ser mayor que ellos, detenerse y observar como lo trataban como la misma basura.

Miro sorprendido como sus miradas conectaron por lo que pareció ser un segundo pero una eternidad a nivel luz. Al mismo tiempo que los bullis se giraban curiosos.

—¿Qué estás mirando?— preguntó el que parecía ser el lider de ellos, realmente nunca se tomó la molestía de buscar sus nombres, sería un idiota sí lo hacía.

—¿No es de sexto grado?— preguntó asustado el más pequeño de todos.

—No, es de la clase 3.

Tres segundos pasaron en los que nadie decía nada hasta que el desconocido hablo, sonriendo de lado.

—Que patético.

Se tragó el jadeo sorprendido que sentía en su garganta y lo miro estupefacto. ¿Cómo podía hablar tan confiado sin una pisca de miedo? ¿Qué no veía con esos ojos que le estaba molestando? ¿Era tonto?

—¡Oi¡ ¡¿Qué dijiste?!— interrumpió sus pensamientos el lider de los bullis mientras corría detrás del rubio— ¡Oye, espera!— volvió a gritar al mismo tiempo en que tomaba la mochila del otro.

—¿Qué quieres?— contestó esté mientras miraba hacia abajo intimidante. Mientras Yamaguchi, solo atino a abrir un poco la boca sorprendido de la valentía que tenía aquel niño.

—¡Da-das asco, cuatro ojos!— el titubeó en su voz causó una extraña satisfacción en Tadashi, quién solo miraba sorprendido.

—¡Tonto! ¡Tonto! ¡Tonto!— una vez más los gritos avergonzados y la risa del más alto lo sacaron de sus pensamientos.

—E-espera!— tartamudearon los demás corriendo detrás del cobarde de su lider, dejando atrás a un lloroso Yamaguchi.

Aquél rubio no hizo más que dar una mirada de reojo y seguir su camino, olvidando rápidamente que lo detuvo en primer lugar. Ignorando deliberadamente la mirada de adoración clavada en su nuca.

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Patético...

En ese momento, creí firmemente que se refería a mí. Pero aún así, me daba envidia que pudiera lucir tan genial y decirle esas cosas a los que me molestaban.

Yo quería ser así. Pero sabiendo como era y que esa era una idea muy poco probable, decidí seguir detrás de él.

Y nunca lamenté haberlo hecho.

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Holaaaaaaaaaa

Aqui YamsStar ª, siempre quise decir eso ajjaj.

Bueno, primeramente esta no es mi primer fanfic pero si mi primer fanfic en este fandom y ¿que mejor que empezar con Tsukkiyama? Exacto.

Aclarando algunas cosas, este fanfic no es ni traducción ni adaptación de nada. No tengo una idea principal todavia porque me gusta basarme en teorías y que tal les va, si les gusta y así.

Tendrá shipps secundarios pero eso lo veran más adelante, ahora principalmente son Tsuki y Yams.

No podría decir si este fanfic es Angst, pero definitivamente tendrá su momento emotivo. Las actualizaciones las trataré de hacer lo más seguido posible, porque ajá, escuela 🙄

Así que, de todos modos, en tiktok subire avances y tal, para interactuar y todo eso. Espero de verdad les guste y espero de corazón que algún día esto llegue lejos.

~YamsStar✨

Please stay with me || TsukkiyamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora