Capítulo 3

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*Park Jimin*  *19 de abril de 2021*

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*Park Jimin* 
*19 de abril de 2021*

Había algo extraño en el aire. Mi cara estaba entumecida, como si hubiese estado fuera de mí durante horas. De repente, un olor fuerte y penetrante a alcohol me invadió, haciéndome fruncir el ceño. Desperté con un sobresalto.

Entreabrí los ojos y me estiré, soltando un bostezo largo y profundo. Alrededor de mí, el aula estaba vacía. **Otra vez me había quedado dormido.** Me restregué los ojos, tratando de disipar el mareo, mientras observaba los libros desparramados sobre el pupitre. Las hojas estaban garabateadas, algunas incluso rotas en mil pedazos. Suspiré con resignación. Esto era el colmo.

Al levantarme, una hoja de papel cayó a mis pies. Al recogerla, noté algo escrito en ella.

**"Debajo de tu mesa. Te hará falta."**

Fruncí el ceño, extrañado. ¿Quién había dejado esa nota y por qué? Volví a inclinarme sobre el pupitre y, al revisar debajo de la mesa, encontré un pequeño pomo de alcohol mal cerrado. El líquido había formado un charco en el suelo.

**Dudé.**

¿Por qué me habrían dejado eso? ¿Y por qué, según la nota, me haría falta? Miré el pomo con recelo, pero lo dejé en su lugar. No tenía sentido pensar más en ello.

Saqué el teléfono para comprobar la hora. **3:50 p.m.** Había dormido durante toda la tarde, perdiéndome varias clases importantes. El Señor Ben no tardaría en informarle a mi madre, y los castigos no se harían esperar.

—**Genial** —mascullé para mí mismo, metiendo el celular de nuevo en mi mochila. El aula estaba desierta, y los pasillos, a primera vista, también.

Pero a lo lejos, oí risas y murmullos. Algo estaba pasando. Dudé en acercarme, pero algo en el tono de las voces me hizo sentir incómodo. Seguí caminando, intentando evitar la multitud. Entonces lo escuché.

—**¡Es el de tercero, el raro!** —gritó una chica.

—**Sí, es él** —respondió alguien más.

Las voces me resultaban conocidas, pero no lograba identificar de quién hablaban... hasta que me percaté. **Eran sobre mí.**

**¿De qué se ríen?** El temor me hizo caminar hacia ellos, aunque en el fondo sabía que debía haberme alejado. Era obvio que yo era el objeto de sus burlas. Mientras me acercaba, vi a varios estudiantes reunidos en un tumulto, todos mirando algo colgado en el muro principal de la escuela. Cuando me vieron, sus risas aumentaron.

—**¡Es él, es Jimin!** —gritó con entusiasmo un chico al que reconocí de vista. Era Tae, el chico que siempre garabateaba su nombre en su pupitre. **Todo un "artista", supongo.**

Entonces todos se giraron hacia mí, y las carcajadas se hicieron aún más fuertes. Me señalaron, riendo descaradamente.

—**Es un imbécil** —escuché susurrar a alguien.

—**Y todavía tiene la verga en la cara** —dijo alguien entre risas, mientras sacaban sus teléfonos para tomar fotos y grabar videos.

Mi corazón latía con furia, y la confusión me paralizó. **¿De qué demonios están hablando?** Busqué respuestas, pero sólo encontré miradas de burla y dedos apuntando.

Un empujón en la espalda me hizo tambalear, chocando con más personas. Estaban formando un círculo a mi alrededor, acorralándome. **Quería gritar, pero mi voz no salía.**

—**Míralo tú mismo, Park Jimin** —exclamó alguien. Se abrieron paso para que viera lo que había en la pared.

Ahí estaba yo, en una foto enorme, con un dibujo grotesco de un pene en mi frente. El horror me invadió. Saqué mi teléfono y, al ver mi reflejo en la pantalla, confirmé lo que temía. **Aún tenía ese maldito dibujo en la cara.**

Las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos mientras las voces alrededor de mí no paraban:

—**¿Te gusta chupar pollas, Jimin?** 
—**¿Por qué más te lo habrían dibujado?** 
—**Jimin, el chupa verga.**

Sus palabras eran dagas que me atravesaban, una y otra vez. Las risas, las burlas, los empujones... no podía soportarlo más. **Mis piernas temblaban**, y las lágrimas, que había intentado reprimir, comenzaron a caer con fuerza. **No podía escapar.**

De repente, sentí una mano tomar la mía con fuerza. Sin pensarlo, empecé a correr detrás de esa persona. No miré atrás, no importaba quién fuera. **Solo quería salir de allí.**

Las risas se volvieron ecos distantes, y el viento secaba mis lágrimas mientras corríamos. Mi mente estaba nublada, pero una cosa era clara: quienquiera que fuera, me había sacado de la peor humillación de mi vida.

Mientras la adrenalina disminuía, comencé a procesar lo que había pasado. El pomo de alcohol, la advertencia... **alguien sabía lo que ocurriría.** Pero, ¿quién? ¿Y por qué me advirtió?

El agarre en mi mano no aflojaba. A pesar de no saber quién era, **sentí alivio**. No estaba solo. Pero mientras mi respiración se calmaba, una nueva pregunta surgió:

**¿Quién era la persona que me había rescatado, y por qué lo había hecho?**

(+18) Amor sin Límites ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora