Como comenzó todo.

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Mi vida no es muy especial, la verdad es que es bastante aburrida comparada con la de muchas chicas y chicos de mi clase, la verdad es que no me ponen mucha atención, soy una chica bastante solitaria, nunca e querido tener muchas personas a mi alrededor compadeciéndose de mis penurias. Pero bueno, vamos a empezar a contar mi gran vida.

Me llamo Eva, tengo diecisiete años y vivo en un pueblo muy bonito de Lugo, por lo que parece soy hija única o eso creo vamos, digo que eso creo porque mis padres no me dieron la oportunidad de conocerlos. Desde que era muy pequeña vivo en un orfanato, la verdad es que no me disgusta vivir aquí ya voy acostumbrada, no  hay mucha gente que quiera tener hijos de otras personas a su cargo, por lo menos es lo que paso conmigo, durante toda mi vida vi que las niñas y niños con los que cogía más confianza se iban alejando de mi lado por lo que decidí que no quería cogerle cariño a nadie más. Ahora soy una chica solitaria, nadie quiere acercarse a mi tampoco, yo creo que me tienen miedo y por un lado es mejor así, antes pensaba bastante en que quería irme de aquí y sabes porque me dejaron mis verdaderos padres de esta manera pero con el paso del tiempo me fui dando cuenta de que no era una buena idea. Doña Aurora muchas veces habla en voz muy baja pensando que nadie la oye, habla de las familias de la gente que vivimos aquí, así fue como me entere de que mis padres eran demasiado jóvenes para poder mantenerme, tenían solo quince años cuando mi madre dio a luz y nada más salir de ella mi padre me trajo aquí sin que ella pudiera verme. No se que sería de ella, pero si yo estuviese en su lugar no estaría con esa persona que se llevo a mi hija de mi lado sin poder verla por primera vez, aunque también pienso muchas veces que eso ya lo tenían planeado mucho antes.

Soy bastante buena estudiante, quiero tener un buen trabajo para no tener que depender de nadie y si estudio bastante y soy bastante buena en lo mío seguro que consigo todo lo que me proponga, o por lo menos es lo que nos dice todos los días Doña Aurora, yo por lo menos me lo quiero creer, tengo ganas de que lleguen mis esperados dieciocho para poder comprobarlo. 

Cerca de mi pueblo hay una playa preciosa en la que paso todas las tardes desde hace unos años, me relaja mirar al horizonte y ver las puestas de sol que para mi parecer son cada día más bonitas. Imagino como podría haber sido mi vida si no hubiese venido aquí, imagino como podría tener una bonita familia, con un montón de hermanos con los que jugar y tenerlos ahí para todo lo que necesite, así nunca estaría sola ni tendría porque apartarme de todo el mundo para no encariñarme y pasarlo mal a la hora de irse. Se que todo el mundo tiene derecho a llorar por la gente que quiere, pero lo que creo es que ya he llorado bastante y as nadie le a preocupado, nadie a vuelto para ver como estaba yo o si yo seguía aquí, por lo tanto es la mejor manera de no tener que preocuparse de nada solo de mi misma y de lo que de verdad quiero de mi vida.

Un cambio de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora