Otro día había empezado. Sparta, un adolescente de 15 años se preparaba para iniciar su día en la escuela. El joven se aseó, se vistió y desayunó junto a su padre y abuela. Durante todo ese tiempo se preparaba mentalmente para recibir los típicos comentarios de todos los días. A veces se preguntaba si aquello alguna vez acabaría y dejarían de hacer chismes a sus espaldas sobre él y su familia. No se dio tiempo para pensar mucho en ello, su padre ya lo llamaba para ir al colegio. Terminó su desayuno, se despidió de su abuela y entró en el auto. En el auto, simplemente surgió una charla trivial y algo aburrida de las canciones o noticias que salían en la radio durante los 15 minutos de viaje desde la casa a la escuela.
Al legar, padre e hijo se despidieron rápidamente, Sparta con un "Adiós Pa" y Timba con un "Adiós hijo", y ahora venía la parte más molesta durante el día para el joven. Sparta a cada paso que daba para ir a su aula, podía sentir los ojos de padres viéndolo únicamente con 2 ideas en mente. "Pobre muchacho" o "Qué asco". Muchos padres le dijeron tanto directa como indirectamente a él o a su padre la desaprobación de su parte. Incluso alguna vez, le tocó ir al colegio sólo porque a una madre no le parecía que su hijo compartiera clases con él.
Volviendo a la actualidad, Sparta ya había llegado a su aula. Se sentó en su respectivo lugar y esperó a que viniera la maestra. Mientras esperaba, quedó charlando con dos de sus amigos, Flex y Raptor. Por suerte o desgracia, ambos eran de los pocos que no juzgaban a Sparta por su familia, eso lo hacía sentirse muy cómodo con ellos.El día acabó, como siempre ahora tocaba esperar a que los padres volvieran para recoger a sus hijos y otros iban a sus casas por otros medios. Sparta se quedó un rato con sus amigos hasta que llegó su padre. No lo había visto, pero lo había llamado para que saliera. En el camino a la puerta de su escuela, llegó uno de esos chicos que no se sabían callar la puta boca en cosas que no les incumben.
Chico: Spartita, amigo mío. ¿A dónde vas?
Ninguna respuesta.
Chico: ¿Qué pasa? ¿El gato te comió la lengua? No sabía que andabas con Acenix. ¡Ja! Aparte de ser un aborto mal hecho, maricón, mirá vos.
Sparta: Oh, ya veo. ¿Te gustaba? Uy, perdona que a él no le haya gustado un sopenco con una única neurona metida en el culo.
No dejó que lo intimidara, solo respondió lo primero que se le ocurrió e ignoró los inútiles discursos de porqué a aquel chico no le gustaba Acenix y trataba de insultarlo de manera algo desesperada. Aceleró un poco el paso y al fin salió del lugar, subiendo a su auto y dirigiéndose a casa. En el auto, solo se saludaron y como es usual, el mayor le preguntó cómo le había ido. La respuesta se repitió como todos los días; "Todo bien". Dicho esto, le contó solamente las cosas buenas del día. En un momento, después de hablar un rato, estando ya a apenas un par de cuadras para llegar a casa, trató de hacer una pregunta que llevaba callando varios años.
Sparta: Papá, ¿te puedo hacer una pregunta? -El adolescente estaba nervioso por lo que iba a decir, hasta empezó a jugar con sus manos-
Timba: Claro hijo, ¿De qué se trata?
Sparta: Hace años te hice la misma pregunta, pero solo me dijiste que esperara a que creciera -No sabía si había escogido las palabras correctas pero ya estaba. Lo dicho dicho estaba-
Con ello dicho, Timba se hizo una mínima idea de lo que se podía venir. Quería organizarse rápidamente mentalmente y prepararse para responder lo que sea que se le avecinara. Las ideas lo tenían un poco nervioso, temía por lo que fuera a salir de la boca de su hijo. Sin embargo, era el mayor ahí, debía de comportarse como tal y mantener su cabeza en su lugar.
Timba: Bueno, ¿de qué trata todo esto? -Giró unos momentos para ver a su hijo, notando el nerviosismo de este- Sea lo que sea de lo que querrás hablar, no te preocupes ni te alteres, sabés que no me enojaré -Sonrió comprensivamente al menor, esperando para oír a pregunta-
Sparta: Verás, lo que quería preguntar es... -Quería seguir, pero rápidamente notó algo. En ese momento el auto se detuvo. Llegaron a casa- Mejor hablamos después de almuerzo
Padre e hijo bajaron del auto, la mesa ya estaba puesta y la comida ya estaba servida por la abuela. Los tres se sentaron a comer los frijoles que había en la mesa y al acabar la señora mayor fue a dormir mientras Timba y Sparta terminaban de levantar la mesa, acomodar y limpiar el comedor.
Timba: Bueno, haciendo memoria creí que querías preguntarme algo, ¿no es así hijo? -Acabó de limpiar los platos y se iba secando las manos-
Sparta: Oh, cierto -Terminó de acomodar los platos, vasos y cubiertos limpios en sus respectivos lugares- Hablemos en la sala. Es más cómodo -ya con eso dicho, fue a la sala junto a su padre-
Ambos se sentaron en el sillón y dejaron la tele prendida de fondo, por el mero hecho de oír algo y aparte de hablar poder ver las noticias.
Timba: Muy bien, ¿qué ocurre Sparta? Desde hace un rato estás queriendo decirme algo. ¿De qué trata? -Dejó el control a un lado y volteó a ver al menor, acomodando sus gafas de sol, colgando estas en el cuello de su camisa-
Sparta: -Tomó algo de aire, pensando en cómo decir lo que traía en mente- Papá, ¿qué le pasó a mi madre? ¿Dónde se encuentra? ¿Está muerta? -Hace tiempo tenía esa pregunta. Nunca la había conocido y su padre jamás la mencionó antes-
Timba: Oh... Era eso... -Timba parecía algo nervioso y no era de menos- Pues, creo que ya sos lo suficientemente maduro para entenderlo, así que hijo, la verdad es que...
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¿Error de adolescente? [Timba y Sparta]
FanficHabía una muy corta diferencia de edades entre Timba y Sparta. Esto hacían correr rumores por doquier. De parte de extraños, de parte de otros padres de los alumnos en la clase del menor y más que nada de parte de los compañeros de Sparta. Algunos p...