Capítulo 5 - 3:30 am

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🔊3:30 am - The Meladrones🔊

Salimos del edificio mientras me acostumbraba al pequeño ardor que sentía en la cadera. Me habían hecho recién una herida artística, era obvio que dolería un poco.

—Gracias... —solté en el medio del silencio. Peter no había dicho nada desde que salimos del departamento—, por animarme a hacerlo.

Peter, con la mano en los bolsillos delanteros, sonrió haciendo notar su lunar. Un lunar del que poco a poco me enamoraba verlo.

—Me alegra que te hayas animado.

—A mí también —suspiré—. Y dime, ¿qué más hay para hacer en esta noche? Estoy emocionada para saber qué te traes entre manos.

—Ah, ¿quieres más? —me miró divertido y yo asentí sonriendo como nena en su cumpleaños— Bueno, ya que me lo pides con esa linda sonrisa, vayamos a nuestra próxima anécdota.

No dije nada sobre ese... cumplido, me había tomado por sorpresa. ¿A caso estaba coqueteando?

Caminamos hacia la gran calle de Paseo del Prado donde se apreciaban las luces de los edificios y la hermosa Fuente de Neptuno. Seguí el paso de Peter con dirección hacia ella.

—Hay un mito sobre el tirar monedas a las fuentes más famosas de las ciudades —comenzó a contar—. Todo comenzó porque pensaban que el agua estancada tenía propiedades curativas y en aquellos tiempos, la gente pedía por salud. Pero con el tiempo, necesitaban un poco de suerte y pedían por amor, pareja, trabajo o felicidad.

Lo contaba con un tono de voz intermedio que hacia que captara toda tu atención. Yo lo veía sin decir nada.

—Para mí nunca fue un acto de superstición o suerte... Para mí es una excusa más, ya sea para bien o para mal. Si tu deseo no se cumple, le echas la culpa a la moneda pero si se cumple, vuelves a pedir más, tentando nuevamente la suerte.

—Para mí es una ilusión...—deshice mi silencio— ¿Nunca has visto el brillo en los ojos de la gente que tira más de una moneda en la Fontana de Trevi o en algún otro lugar? Ese brillo es esperanza, es una ilusión. Yo lo veo como una motivación, como un motor de seguir creyendo en la magia, en el amor, en la suerte. Es un acto lindo.

Peter me miraba mientras seguíamos caminando. Yo tenía mi mirada en la fuente. Atravesamos con cuidado la calle sin transito y llegamos al borde de ella. Había señales que te prohibían pisar o meterte al agua, pero nosotros nos mantuvimos en el césped que lo rodeaba.

—Pide por una ilusión que tengas —Peter me entregó una moneda de cincuenta céntimos—. La que sea. Pide por ese algo que hace que te brillen esos ojos negros y profundos que tienes...

Calma. Sentí calma al mirarlo directo a los ojos. Esa sensación de la que eres presa pero no puedes evitar ni explicar. E hizo que esa punzada apareciera de nuevo junto con una vocecita que no paraba de decir "anímate".

Tomé la pequeña moneda color bronce entre mis dedos y jugueteé con ella con los ojos cerrados mientras pensaba qué pedir. ¿Realmente había algo por el qué pedir? Trabajo tenía, salud tenía, un hogar y amigos tenía, amor..., amor propio tenía y con eso me bastaba.

Abrí los ojos dudosa y tenía a Peter muy cerca con la mirada fija en mí, sus ojos brillando por las luces de la calle y de él mismo. ¿Tal vez pensaba en su ilusión?
Inhalé profundamente para volver a cerrar mis ojos y lanzar la moneda sobre mi espalda. Los abrí hasta escuchar el "bloop" de la moneda contra el agua.

Peter estaba en la misma posición que yo, con los ojos cerrados y una moneda en la mano. Tres segundos después, se volvió a escuchar el sonido seco del agua.

12hrs Para EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora