El despertar de Charlie

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El chico pelirrojo despertó agitadamente, el miraba a su alrededor confundido y desconcertado. Se encontraba ahora en una habitación de madera, acostado en una cama pequeña de sábanas blancas « ¿dónde estoy?» se preguntaba a sí mismo desorientado. Hace un momento estaba con el sujeto pelinegro, y ahora estaba en una habitación cálida y lo único que podía recordar era aquel momento en el bosque.

El sintió la presencia de alguien alado de él, al instante volteó y vio un chico mayor.

Un chico de piel a perlada, pelo castaño con una pequeña barba rasurada. Este estaba durmiendo en la silla alado de la cama, mientras sostenía en sus manos la bufanda que tenía Charlie en aquel bosque.

El castaño despertó con el ruido de la cama, al despertar quedó un poco en choque hasta que volvió poco a poco a la normalidad: ¿Charlie, estoy alucinando?; le preguntó. Charlie estaba confundido, después de todo había despertado en una habitación que no conocía del completo con un sujeto que ya conocía su nombre.

— ¿Qué sabes sobre mí?— le preguntó Charlie.

— Charlie...— aquel individuo se acercó rápidamente hacia él y lo empezó abrazar fuertemente, los dos estaban con un nudo en la garganta sin saber que decirle el uno al otro—. ¡Pensé que nunca te levantarías, Amaru va estar contenta!— le decía a Charlie emocionado.

— ¿Amaru?— le preguntó Charlie.

— Oh, cierto...— él se volvió a sentar, y miró a los ojos a Charlie—. Tal vez no la recuerdas por el golpe que tuviste, pero ¿me recuerdas a mí, no?

Charlie desvió la mirada, el castaño al ver eso sabía que la respuesta era un "no, no te recuerdo".

El castaño desanimado decidió no tomarle mucha importancia y le sonrió, era una sonrisa bromista para que Charlie pensara que estaba feliz.

— Mi nombre es Rubén Rothesay, soy tu hermano mayor, y Amaru Ocelotl es tu mejor amiga de la infancia.

El castaño trataba de ocultar su tristeza contándole todo eso con una sonrisa, Charlie no entendía muy bien la situación pero decidió confiar en las palabras de aquel chico castaño que parecía quererlo de verdad. El chico le contó que los dos estaban viviendo solos en la granja del centro del bosque de helianthus, alejados de la civilización. Al parecer su "padre" se había ido desde hace mucho tiempo y que ya no había regresado, pero aún tenía la esperanza de que volviera aparecer.

— ¿Cuántos días llevo inconsciente?— le preguntó Charlie mientras se sentaba en la cama.

— Solo fueron dos meses, ¿realmente no recuerdas nada?— le preguntaba Rubén impactado.

— No... Ni siquiera recuerdo este lugar.

Rubén se levantó bruscamente y lo tomó de los hombros para levantarlo, este soltó un quejido de dolor ya que aún sentía su cuerpo muy débil. Rubén lo llevó hasta la ventana de la habitación, estaba el bosque, pero no de la manera que él recordaba. El bosque estaba totalmente limpio de nieve, era verde y el sol estaba llenándolo de luz en cualquier lugar.

— ¡Me niego aceptarlo, te llevare a todos esos lugares donde hemos estado para que recuerdes todo!

Rubén lo tomó de la mano y empezó a correr hacia afuera de la habitación. Charlie no le dijo nada ya que este estaba en completo asombro por aquella actitud activista del chico.

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