-Bueno, te explicaré, yo iba pasando y te tropezaste con algo - dijo moviendo nervioso un papel- Al parecer eran unas bolsas. Tu amiga comenzó a gritar por ayuda muy desesperada y yo me acerqué a ayudarle, ya que todo el mundo miraba y nadie hacía nada.
Toqué mi cabeza - Me duele - me queje- Pero gracias, si no me hubieras ayudado quizás hubiese muerto ahí - Que soy exagerada - Bueno yo soy Camila, mucho gusto y gracias por todo.
Después de esto llegó el doctor y me dijo lo que tenia, nada grave pero debía cuidarme. Según Edward, Kat tuvo que irse porque había recibido un llamado importante y el amable se ofreció en cuidarme mientras estuviese en este lugar.
¿Qué clase de amiga es?, que me deja con un desconocido y además estoy segura que por la culpa de ella me caí, era obvio que ella dejo las bolsas tiradas y caí. -Me las pagarás Kat, lo juro amiga mía, lo pagarás- pensé.
*
Edward se ofreció a llevarme a casa ya que estaba débil como para irme caminando o en colectivo, además como había venido con Kat no andaba con mi auto.
Me sorprendió que este chico fuese tan amable, lindo y sencillo. Inspiraba serenidad y a la vez me causaba intriga, aparentaba ser muy bueno, pero debe de tener algo ya que no todos son tan perfectos. Por ahora no tenia ánimos en pensar o deducir su vida, me sentía bastante agotada como para cuestionarme sobre el.
Accedi a que me llebase a casa, en el camino hablamos sobre como toda la gente se me quedaba mirando y no ayudaban.
-Yo había ido a comprar un traje - me explicó cuando le pregunte que hacia en ese lugar - pero gracias a ti no lo compré - sonrió.
-Discúlpame, no quise arruinar tus planes- de seguro tenia algún evento importante y por mi culpa no pudo comprar su traje, me sentí ¿culpable?... raro viniendo de mi.
-No te preocupes, salvar una vida es mas importante que un traje - dijo Edward, era bastante simpático y su sonrisa encantadora hacia que sintiera que ya lo conocía.
En eso me preguntó en el lugar que vivía y le di la dirección. al cabo de 5 minutos ya habíamos llegado a mi hogar.
Al acercarnos observe la casa desde la ventanilla del auto con las esperanzas que las luces estuviesen prendidas o que al menos se notara que alguien más que la soledad estaba dentro.
- Es por aquí, la casa blanca- dije señalándola, era una de las más lujosas del barrio.
-Entonces creo que llegamos - salio rápidamente del auto y antes que me diera cuenta me había abierto la puerta para bajar, que tierno - señorita Caídas- dijo haciendo reverencia - llegamos a su palacio anti resbaladas.
-Pero que caballero Sir Salvador - me incline y reí con el, lo cual hizo que me diera un dolor horrible pero soportable en la cabeza.
Caminé hacia la puerta y pude notar que Ed me seguia y pare en la puerta-Muchas gracias, si no me habrías ayudado- hice una pausa para respirar- nadie más lo habría hecho y no exagero, la gente no es muy amable que digamos y me incluyo.
- De nada, no te preocupes -rió - Estoy a sus servicios - se rasco la cabeza - Me preguntaba, si... ¿Te gustaría salir algún día conmigo a tomar un helado y distraerte un poco?
Lo miré sorprendida y me dio risa cuando lo vi que estaba rojo, de vergüenza. Generalmente diría que no ya que en el Liceo no dejo que nadie se me acerque y pobre del que invitara a salir porque terminaba siempre humillado.
-Si claro, me encantaría tomar un helado contigo - le sonreí calidamente.
-Entonces mañana paso por ti- Sonrió de lado y quede embobada con su sonrisa.
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Me Enamoré De Un Cristiano
Spiritual¿Te has detenido a pensar lo que has hecho con tu vida en los últimos años? La verdad es que yo no soy de esas personas que piensan esas cosas, me gusta vivir la vida día a día sin preocuparme del incierto futuro ni lamentándome por el pasado. Si no...