Color Club: Ocean • Pieck

Acqua Alta

"El agua puede fluir o puede aplastar. Sé como el agua, amigo, el agua que corre nunca se estanca; así es que hay que seguir fluyendo" - Bruce Lee.

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En la costa noreste de Marley se puede llegar tras unos minutos de caminata a la zona de Internamiento de Liberio, donde todos los Eldianos viven y pasan su vida hasta la vejez buscando la manera de mostrar su valor y recuperar su dignidad.

En los toldillos del mercado se pueden escuchar historias de terror sobre la crueldad de los Marleanos, que sin ningún remordimiento echaban pequeñas niñas a los perros y convertían en titanes a los traidores. Por eso, a pesar de estar tan cerca del mar Pieck no lo conocía realmente, y solo podía soñar con nadar en él y jugar en la playa en sus sueños más felices.

"Mira, hija, hay una ciudad en el mundo que está construida sobre el agua." El señor Finger era un lector asiduo del periódico de los domingos, el único día en el que se podían publicar algunas historias escritas por Eldianos y que contaban sus vidas alrededor del mundo. Muchas de estas eran felices, aunque era evidente que se censuraban y cambiaban como parte de la propaganda nacionalista de Marley.

"¿Sobre el agua?" Preguntó la pequeña Pieck sorprendida, al tiempo que ponía sobre la mesa el agua y las medicinas del nuevo tratamiento para su papá.

"Sí, aquí dice que el agua cada año sube el nivel del mar y este se cuela por la hendija de la puerta haciendo muchos daños a las casas..." El señor Finger detuvo su lectura para tomarse las medicinas y revolver amorosamente el ya revuelto cabello de Pieck.

"Pero si el agua es buena, papá." Comentó con algo de confusión la chica y su papá, enternecido por su inocencia, no pudo contenerse y le pellizcó suavemente la nariz, haciendo reír a Pieck.

"Si, pequeña, pero te voy a contar un secreto que me contaron los pescadores en el puerto." Continuó el señor Finger con un tono burlón mientras doblaba el periódico. "Ellos dicen que el agua es vida, porque de allí sacan el alimento que sustenta a sus familias," Pieck asintió, "Pero también es el enemigo al que deben enfrentarse cuando hay tormentas y las olas se enfurecen."

Pieck miró por largos minutos a su papá sin comprender muy bien lo que en ese momento quería decirle. Pero no pasarían muchos años antes de que esa conversación en el comedor de su humilde casa llegara a su mente al interior de un barco.

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Pieck había pisado las costas y el suelo de Paradis en dos ocasiones, y en ambas encontró verdades y dolor insoportables.

"Lo siento, esta vez no sé." Fue todo lo que pudo responder a la desesperada pregunta de Falco tras contarle a él y a Gabi que el retumbar ya había pisado las costas de Marley. Su atención se desvió a unos ruidos en el pasillo, y cuando abrió la puerta, se encontró a Levi discutiendo con Armin, insistiendo que no podía quedarse sentado sin propósito, por lo que aprovechó ese momento para unirseles mientras los niños lloraban sus pérdidas en la privacidad del pequeño cuarto.

"Yo tampoco tengo nada que hacer ahora." Fue lo que dijo, pero lo que quiso decir fue: "ya no tengo propósito."

Sintió unos lagrimones recorrer sus mejillas cuando pensó en Colt, en Porco... y en su papá en Liberio. Caminó hasta la cubierta y allá se apoyó en la barandilla en la popa mirando hacia el mar. Allí recordó una de las muchas historias que su padre le contaba y que sacaba del periódico de los domingos y uno de los pocos momentos felices que habían compartido juntos:

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Pieck se apresuró a mover la mesa del comedor para tapar el daño en la pared, —el tercero en ese mes—, antes de que su papá volviera a casa una vez terminada su terapia. Desde que Pieck había ingresado al programa de Guerreros, sus vidas habían cambiado significativamente, pero eso no significaba que sus problemas se terminarían de la noche a la mañana, todavía había muchas cosas por resolver y el dinero que había comenzado a recibir como pago del ejército de Marley cubría los gastos necesarios y un poco más... por desgracia, no era suficiente para poder llamar al plomero todavía.