Capítulo 2: Loneliest Girl.

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Charlie estaba sentada en una de las sillas que estaban en la recepción de la oficina del director, una habitación bastante amplia a decir verdad, el lugar tenía grandes ventanas que eran cubiertas por persianas algo viejas, que apenas dejaban entrar algunos rayos de sol, a simple vista se podía notar como estas empezaban a adquirir un tono amarillento y una ligera capa de polvo que se hacía presente en ellas y probablemente llevaba algún tiempo acumulándose ahí, las paredes estaban pintadas en un tono crema mientras era adornadas por un par de pinturas de escenas bíblicas y "horrorosas" plantas de plástico.

La pesada respiración y el ligero rechinar ocasional de los dientes de la vieja secretaria parecía invadir sus oídos, la mujer parecía absorta en el monitor de la computadora, y cualquiera que no prestara atención al reflejó de sus anticuados lentes pensaría que trabajaba diligentemente en lugar de jugar "Candy Crush".

Y la entrada y salida de las monjas que parecían verla con reprobación la hacían sentirse incómoda, había estado varias veces antes ahí pero nunca había tenido la imagen tan clara y nítida de ese lugar «¿era normal que luciera como la antesala a prisión?» pensó, pero también era la primera vez que estaba con tantos nervios en espera de algo, dirigió su vista al reloj sobre la puerta y el cual marcaba 8:10am sus clases habían empezado hacía diez minutos, pero hacía rato que había dejado de preocuparse por los horarios.

Ahora lo que la tenía en aquella tensión, era que Alastor tenía alrededor de media hora dentro de aquella oficina que se alzaba frente a ella, y que era resguardada por una pesada puerta de roble de más de un siglo de antigüedad, y lo único que podía escuchar era un incomprensible murmullo de voces detrás de ella, no podía evitar preguntarse si realmente podía confiar en él, aunque de cierta forma ya era tarde para cuestionarse eso.

El rechinar de las bisagras de la puerta siendo abierta, la hizo saltar sobre la silla y apretar sus manos, hasta que vio la figura de Alastor salir por ella y cerrarla, su rostro se veía relajado y sonriente mientras caminaba hacia ella, y le hacía una indicación de seguirle, para después despedirse ambos de la vieja secretaría, a la que pareció importarle poco y solo prosiguió jugando.

— ¿A dónde vamos? – preguntó Charlie mientras veía la espalda de Alastor.

— A la sala de orientación, ahí podremos hablar de lo que sucederá en los próximos meses – comentó sin siquiera voltear a verle, hecho que causó que algo se formará en el pecho de Charlie, después de todo el parecía estar empeñado en mantener distancia de ella, muy probable por su imprudencia de lanzarse a él, en un arranque de sentimentalismo.

Ambos se mantuvieron en silencio hasta llegar a la sala, donde él le cedió el paso dejándola entrar primero. Observó un poco la habitación no era pequeña pero tampoco grande, tenía el espacio suficiente apenas para albergar dos sofás, que se veían de frente de forma cómoda y entre ellos una pequeña mesa de madera, que como muchos de los muebles de Sainte Marie eran verdaderas antigüedades, y sobre esta se apreciaba un hermoso arreglo floral de rosas blancas y gardenias, además de algunos libros y folletos de diversos temas, en su mayoría religiosos.

Tomó asiento en uno de los extremos del sofá más cercano a ella, únicamente para ver como Alastor cerraba la puerta detrás de ellos, y después al igual que ella tomaba asiento al otro extremo del sofá que ella había ocupado, dejando caer una carpeta en la mesa frente a ellos, y en la cual podía verse su nombre escrito, lo que la ínsito a llevarla a sus manos y hojear un poco, entre las hojas sueltas llenas de información personal y académica de ella y algunas fotos, por lo cual dedujo que era su expediente escolar.

— ¿Deseas tomar algo? – ofreció Alastor recibiendo una negación silenciosa por parte de la cabeza de la rubia, mientras parecía concentrada en ver el expediente que la escuela poseía de ella.

Rolling Girl [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora