Capítulo 4: Pretty Girl

473 64 41
                                    

La escena que se contemplaba en ese momento entre Charlie y Seviathan para muchos sería un arranque hormonal, una muestra del amor juvenil y para las monjas conservadoras una escandalosa e inaceptable. Él por su parte sentía sus entrañas enredarse y retorcerse entre sí.

Había tardado más de lo usual en llegar por Charlie y lo que encontró al abrir la puerta del aula no fue el habitual rostro de un profesor malhumorado, fastidiado, y ansioso por irse, mientras lo maldecía entre dientes, no, y algo en su interior deseo con fuerza que así hubiese sido.

No había encontrado a Charlie en su acostumbrada espera sentada en su pupitre, mientras divagaba entre sus pensamientos, no observó su rostro formar una sonrisa al percatarse de su presencia, y mucho menos vio sus profundos ojos enfocándose en él. En su lugar había encontrado a Seviathan acorralando a Charlie sobre el escritorio, besándola de manera feroz y libidinosa, mientras sus manos la recorrían de manera descarada, hasta introducirse por debajo de la larga falda.

Seviathan, no.... detente... – la voz entrecortada en tono de súplica de Charlie hizo que un escalofrío recorriera su espina, y que la sensación que había persistido en sus entrañas se transformara en ira...

— ¡JOVEN VON ELDRITCH! – exclamó con una voz autoritaria, haciendo que este reaccionara abruptamente liberando a Charlie que se mostró sofocada, con el cuello desnudo, en el cual se podían ver numerosos cardenales, mientras del listón que solía adornar el cuello de su blusa colgaba completamente deshecho. La blusa se veía abierta hasta el valle de sus senos, dejando ver un poco del encaje de su sostén, y su falda había quedado levantada de forma que se podían apreciar sus piernas delgadas y torneadas enfundadas en las medias negras junto a las ligas que las sostenían, pasaron algunos segundos para que esta pudiera reaccionar y empezara a recomponerse intentando arreglar sus ropas invadida por la vergüenza.

El pelinegro que se veía mucho más presentable, aunque se podía notar una ligera protuberancia que sobresalía de sus pantalones, muy por el contrario de lo que Alastor hubiera esperado, Seviathan paso de una expresión de sorpresa a una de molestia y pedantería que parecía decir «¿por qué carajos interrumpe?».

— ¡¿Qué cree que está haciendo?! – profirió sintiendo como su sangre hervía, mientras hacía uso de todo su autocontrol.

El pelinegro solo sonrió mostrando su perfecta sonrisa mientras que se encogía de hombros para responder con sorna — Charlotte y yo nos divertíamos un poco profesor ¿no es obvio?

Alastor tuvo que dar un profundo respiro para conservar su compostura ante aquella respuesta y no golpear el rostro de Seviathan contra alguno de los pupitres hasta deformarlo, mientras veía como sus dientes caían uno a uno — Mañana lo espero a primera hora en la oficina del director, traiga a sus padres – ordenó en un tono serio y autoritario, a lo que el pelinegro ni siquiera se molestó en contestar y solo chasqueo su lengua.

— Vámonos Charlotte – ordenó Seviathan para después tomar y tirar de manera brusca por el antebrazo a Charlie, que se quejó. Acto que inmediatamente fue detenido por Alastor, que no se sentía con la paciencia suficiente para seguir aguantando a ese niño en ese momento.

— Me temo que eso no será posible joven Von Eldritch...– pronunció el apellido del pelinegro con cierta aversión — la Señorita Magne tiene aún tareas pendientes en el instituto – advirtió Alastor interponiéndose entre ambos.

— ¡¿Que!?– exclamo mientras dirigía una mirada asesina a Alastor para después dirigirse a la rubia de manera dulce y engatusadora, ignorando por completo al castaño entre ellos — Charlotte, mi ángel, no puedes dejarme así sabes lo mucho que te extraño... –

Rolling Girl [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora