El Día Después

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El día después de que me fui, desperté en tu lado de la cama
Se me hizo extraño pues tú nunca dormirías del lado de la ventana
Entonces me dí la vuelta para abrazarte, pero no estabas ahí

Me levanté y preparé el desayuno, esparcí un poco de manteca en dos tostadas, intentando no romperlas
Serví jugo de naranja y me senté en la mesa
Miré mi plato y estaba vacío, observé el vaso sin líquido y parecía llevar años guardado
¿Nuestras paredes siempre fueron tan grises?

El día después de que me fui, saqué a pasear al perro
Ví el vacío en sus ojos negros cuando tomó una rama entre sus dientes y volteó hacia mí para jugar a las atrapadas, pero sólo vió el cielo en mi lugar
Su colita dejó de moverse y se acostó bajo la sombra de un árbol
Observé cómo la gente que pasaba se acercaba a darle una caricia, y les devolvía una sonrisa, como solía hacer conmigo

El día después de que me fui, me enamoré de ti
No de tu físico o de tu personalidad alegre, esas son cosas que ya amaba
Me enamoré de la forma en que te sentaste en medio de nuestra habitación, mirando fotos antiguas con lágrimas recorriendo tus mejillas
Me enamoré de tus nudillos ensangrentados y la manera en la que, de vez en cuando, escapaba de tus labios una risa llena de nostalgia al leer mis cartas

Me enamoré del río en el que dejaron cuidadosamente pétalos de flores para que se los lleve la corriente
Me enamoré del campo de girasoles al que siempre quisiste llevarme pero no hubo tiempo
También de nuestros amigos, quienes alguna vez creyeron en la magia pero ahora se encuentran solos, mirando fijamente un reloj, intentando desesperadamente creer que aún existo

El día después de que me fui, visité el patio de nuestros vecinos, arranqué algunas malezas y me senté en aquel columpio que jamás supimos por qué tenían, si no había niños en la casa
Observé por la ventana cómo el hombre de piel arrugada le alcanzaba a su esposa una taza de café y sus medicamentos
La gentil mirada de la anciana se volvía vidriosa al sostener temblorosamente un periódico con la noticia de mi muerte

El día después de que me fui, observé cómo salía el sol
Y recordé lo que una vez dijiste, "el mundo aún seguirá girando sin nosotros, sé que es la verdad pero no deja de ser triste"
El amanecer tiñó de naranja y rosado un cielo antes negro y me pregunté si pasaría lo mismo con tus pensamientos

Caminé por las calles adoquinadas con las casas más bonitas de la zona a ambos lados
Todas las luces estaban apagadas
Cada retoño de flor se abría a mi paso
Y un niño con entusiasmo le señaló a su madre una única nube dorada

El día después de que me fui, volví a ese lugar y traté de hablarle a mi cuerpo, quise decirle que lo pensara
Que no valía la pena arriesgar todo y quedarse con nada
Que te escuche, que puedes ser terco a veces pero, a tu manera, sólo querías cuidarme
Le dije que al menos te abrazara en vez de golpearte, que te repitiera quizás por quinta o sexta vez en la semana lo mucho que te amaba

Le conté sobre la cama vacía, sobre tus lágrimas y la mirada triste de nuestro perro
Le conté sobre el río y la sonrisa del niño cuando su madre le dijo que el cielo se veía hermoso
Sobre los atardeceres, y la luna, y el día en que te sonrojaste porque había preparado para nosotros un picnic en la playa
Le conté sobre la vez que, recostados en el césped, buscando formas entre las estrellas, reímos tanto que nuestras mejillas y nuestros estómagos dolían pero no podíamos parar

El día después de que me fui... intenté volver
Pero no pude terminar lo que empecé

SunflowerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora