ᴰᵉⁿᵇʳᵒᵘᵍʰ ᴮᵒʸ~

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"Maine,3:59 pm"

— Que te lo diga no significa que lo sienta.

Excusas, las mismas de todos los días.

— Bien, entonces que te jodan a ti y tu maldito carácter de mierda.

Sigue siendo lo mismo, o eso es lo que Richie le responde  a Stanley cada que el corre a contarle sus problemas amorosos.

— ¿Crees que aún me ame? Por que si es así, te juro que no voy a dudar en correr a sus brazos para pedir perdón.

Soltó el rizado con desesperación, por lo cual, como respuesta, sólo recibió un almohadazo.

— ¡No seas idiota, Uris, ese cara de poronga solo te utiliza!

El de lentes soltó con enojo, ya que por mas bromas e insultos que hiciera sobre el judío, esté siempre sería su mejor amigo.

— ¿Q-que? No entiendo de que hablas, Mike siempre ha sido la persona más amable y atenta que conozco, el siempre...

Sin palabras, no tenía nada para decir.

— Ajá, a eso me refiero. — El azabache se cruzó de brazos con una molestia demasiado notable. — Solo te utiliza, Stannie, llevaba meses sin siquiera preguntar por cómo haz estado, y no, eso no está bien. ¡Lo sabes tú, lo sabe Bev, lo sabe tu madre, tu padre, e incluso lo sabe Eddie, Dios mío, podría jurar que hasta Hitler lo sabe!

Silencio, ni siquiera podía pensar en una respuesta rápida para salir de esa plática. Stanley Uris sabía que su mejor amigo tenía la razón, por lo cual no hizo nada más que quedarse callado. Tal vez era hora de que conociera más personas.

Y si, así lo hizo.

Fue desde chicas con gustos religiosos, chicas satánicas con cabellos de colores, hasta a chicos de estatura baja con gustos peculiares. Aunque, claro, no funciono.

— Date tiempo, cariño, es obvio que no va a pasar tan fácil.

Las palabras de Mamá no eran lo suficientemente buenas para animarlo, pero si eran demasiado buenas para hacerlo sentir mal.

[ Tal vez el problema era yo, Mike tenía razón. ]

Culpable, culpabilidad y sufrimiento.

[ ¿Que se sentirá morir? Podría ser libre. ]

Nadie logró sacarlo por meses, Stanley caía y caía cada vez más bajo en el sentimiento de culpabilidad y tristeza.

[ Mátate, hazlo ya, ¿o acaso no eres tan valiente como Mike pens...?]

— Stanley, cariño. — La señora Uris abrió la puerta con cierto sentimiento de preocupación en la voz. Era entendible, le preocupaba ver a su único y maravilloso hijo de esa manera. Stanley no era el mismo, tenia ojeras muy notorias, bolsas bajo los ojos y la piel mas pálida de lo normal. Incluso llegó a preocupar a su padre, que muy a duras penas intentó a hablar con el único y último varón en su familia.

— Mande, ¿no era más fácil decirlo sin abrir la puerta?— La débil y cortada voz de el rizado se escuchó por primera vez en meses. Las relaciones no eran su fuerte, todos lo sabían, pero Stan juro con su alma que Hanlon sería el último y el indicado. Iluso.

— ¿Recuerdas a tu psicóloga, la señora Denbrough?— Se quedó en silencio hasta que vió los largos y descuidados rizos asomarse por la sabana y moverse en forma de afirmación.— Bueno, ella nos recomendó el acercarte más a otros adolescentes de tu edad... y no, cariño, ese jovencito Tozier no cuenta como dos.

— ¿Y que se supone que haga, salir y que todos me miren con pena?- Asomó la cabeza por la sábana con el ceño fruncido.— Todos saben lo qué pasó, y todos creen que soy un pobre idiota, ¿crees que quiero ir con ellos?

No hubo tiempo de contestar, detrás de la señora Uris apareció un chico con los ojos mas llamativos que Stanley pudo haber visto jamás. Sin embargo, no era Mike.

— Yo entiendo, créeme que lo hago, pero no puedes seguir de esta manera para podrirte en tu habitación.— Frunció el ceño colocando la mano en su cintura, la típica pose de madre enojada y desesperada. — Vengo de buena manera, Stanley, no me hagas llamar a tu padre.

El pánico en el rostro del rizado fue suficiente motivo para que el chico bonito interviniera.

— No creo que sea necesario, Señora Uris. 

Le regalo una cálida sonrisa y se adentró al cuarto sombrío y oloroso de Stanley.

— Puede irse, le aseguró que su hijo pronto querrá ser mi amigo, ¿no es así?

La tranquilidad en su voz le fue suficiente para dejar a su hijo en tranquilidad con ese chico, claro que antes le ofreció demasiados bocadillos de una forma eufórica.

— Puedes salir por la ventana, y no tendrás que preocuparte, cualquiera que sea la cantidad que te van a pagar, la recibirás.

Stanley volvió a enredarse en las sábanas, intentando volver a los brazos de Morfeo, sin embargo, la tranquilidad no duro mucho.

— No, soy Bill Denbrough, un gusto, tu nombre es Stanley, ¿no? Me gusta tu cabello, pero tienes que lavarlo y cortarlo por que parece una selva.— Se dejo caer levemente sobre el judío, el cual ni un quejido dejo salir, estaba demasiado indignado con el hecho de que había un extraño en su cuarto diciéndole cosas sobre su propio higiene.

— Vete, solo vete y deja de molestarme.

Uris logro levantarse, llevaba meses sin ir al gimnasio, pero aún conservaba aquellos pequeños y diminutos músculos que le servían de mucho en gimnasia, y sobre todo, para huir de Bowers.

— No lo haré, por que vine a solucionarte la vida, Stan. - Le sonrió, Bill tenía el alma más pura que se pueda encontrar e imaginar.— Ellos no te aman como yo.

Un simple guiño de ojo con una sonrisa, y Stanley Uris estaba a sus pies.

Maine, 8:32 pm.

/ <3

Escritos Jyatt|StenbroughDonde viven las historias. Descúbrelo ahora