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Era irónico que estuviese rodeado por los dioses más importantes de todos los reinos y aún así sentirse completamente solitario al no tener la compañía que anhelaba con toda su divinidad. Abrumado por los susurros de aquellos inmortales despreciables, sintió escalofríos al ser uno de ellos.

Cerrando sus ojos y tragando saliva, quiso impulsarse de una vez al mun; sin embargo, una presión en su antebrazo lo conscientizó que no estaba a solas con sus pensamientos. Alzó su mirada y vio el rostro de quien solía llamar "padre", ahora solo era el rey del reino Celestial. Observó que formulaba palabras mas no podía escucharlo, no quería hacerlo, no quería seguir retenido en aquel lugar que solía ser casa y ahora no era más que el último sitio en el que quería estar.

—¿Terminó, su majestad?— interrumpió. Su expresión dura solo demostraba que no le importaba lo que el mencionado dijera, ni lo que los otros inmortales pensasen de su actitud hostil. Solo quería acortar los minutos de interacción que el mayor trataba de hacer con él, ¿dónde había quedado el niño que admiró tanto a su progenitor? No quedó nada, ni su rastro, mucho menos el respeto que juró mantener hasta su último aliento.

El rey se mostró herido ante la gélida voz capaz de congelar todo el reino Celestial, este que se caracterizaba por su calidez, una que hace tiempo estaba perdida. Ante la mirada seria del contrario, por fin lo soltó —Sí, solo... — no sabía qué más decir cuando los ojos del contrario, inyectados de odio, lo recordaban como la divinidad más despreciable de todos los reinos.—Ten cuidado. Tu madre y yo estaremos esperándote para cuando−.

Denzil bufó al escuchar "madre", no entendía por qué seguían haciendo hincapié en una relación inexistente, antes de lanzarse al mun. No se despidió, ni terminó de escuchar al inmortal puesto que no lo creyó necesario. En su mente solo estaba el nombre de Valen y la condición de que tendría que ver su rostro para recordar. Recordar, recordar, recordar... recordar el por qué llegaron tan lejos y no había vuelta atrás.

Una gran luz cegadora se hizo presente y después ya no supo más.

"Valen, voy a encontrarte", se perdió en el momento en que unos gritos de un neonato se hicieron presente.

— 🎏—

—Su majestad, ¿me mandó a llamar? ¿En qué puedo ayudarlo?

El mencionado se encontraba con la mirada perdida en el mun y al tener compañía, aclaró la garganta para que no escucharan su vulnerabilidad, volteó para mirarla fijamente y dejar atrás la idea de que su hijo volvería en ese instante.

—Diosa Dalia— la inmortal sonrió con la mirada en su baji mientras realizaba una reverencia. Solo estaban ambos por lo que no guardó discreción alguna.— ¿Cuál es el destino que escogió para las tres vidas de mi hijo?

—Oh—se le escuchó sorprendida y un poco cohibida ante su pregunta directa, mas respondió. —Su majestad, escogí los más gloriosos destinos para esas tres vidas. El príncipe heredero no conocerá lo que son las desgracias mortales.

El rey asintió sintiéndose sosegado tras escuchar ello, su hijo estaría bien después de todo —¿Y sobre el otro muchacho?

—Él...—aclaró su garganta ante el nudo que se le formó inesperadamente, conocía a Valen desde su nacimiento, llegó a cuidarlo innumerables veces; lo quería, corrección, amaba a Valen porque lo consideraba como el hijo que siempre deseó mas no pudo concebir. Y ahora que él dependía de ella, se sentía tartufa y enferma — Él será miserable en las tres vidas.

El rey sonrió, contento por lo que tanto deseó escuchar, castigaría a dicha divinidad que destruyó a su preciada familia, aquella que nunca volvería a ser la misma —Está bien, gracias por su arduo trabajo inmortal Dalia.

—Es un honor servir a su majestad.

Para cuando este se retiró del mun, la diosa chasqueó su lengua con molestia. Le hartaba que el resto le dijera cómo hacer su trabajo y más aún ahora que se trataba de Valen, esa impotencia que la carcomía por no poder llevarles la contraria, la mataría algún día. Con una mirada apenada observó el mundo mortal, el príncipe Denzil nació en una familia que lo había esperado con anhelo, el niño era hijo del ministro de impuestos de la Dinastía Joseon y sobre Valen... él era el hijo de una miserable kisaeng de rango samsu.

Decidida a retirarse del mun, la diosa Dalia se percató de la presencia de alguien más.

Damen.

Notando que su mirada se encontraba perdida, suspiró; el dolor presente en sus ojos no lo abandonaba desde que su hijo fue castigado a sufrir desgracias en el mundo mortal, el único lugar en el que ningún inmortal podía ayudarlo. Ni siquiera su padre podía llegar a él.

Damen levantó su mirada y la dirigió a donde ella estaba, con una sonrisa falsa, cerró los ojos como saludo para después retirarse del lugar.

Dalia sentía que moriría en uno de esos días.

——🎏——

Importante aclarar que me inspiré en Ashes of Love <3, uno de mis cdramas fav.

Bueno, mun significa puerta pero en este caso portal. Repito que Denzil es Jungkook y Valen, Taehyung. El ff en sí, no es histórico, entenderán el porqué más adelante jiji.

Por lo que leí, el rango samsu aparece a finales de la era Joseon, pero en este ff estoy cambiando ciertos datos. Me disculpan 🧸💕✨

Después de ello, quería mandar fuertes abrazos a los que son de Colombia, mis condolencias si perdieron a algún ser querido a manos de esas bestias que dicen ser humanos. Las palabras no sirven de mucho ante el dolor que deben sentir, pero ojalá acepten el pequeño grano de arena de mi parte al compartir sobre su situación en las redes sociales, que en este caso sería la más grande arma. ¡Fuerza Colombia!

Y los de México, mucha fuerza y mi más sentido pésame si perdieron a algún familiar en la tragedia. De por sí, fuertes abrazos por la devastadora situación. ¡Fuerza México!

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⏰ Última actualización: May 08, 2021 ⏰

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