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Hoseok se sentía triste porque en breve se despediría de Yoongi. Desde su conversación en la azotea que no habían vuelto a hablar del asunto del matrimonio. Hoseok quería hacerlo, por un milagro de la vida, había encontrado un alfa en circunstancias similares a las suyas, cuyo objetivo era contraer matrimonio lo más pronto posible. Y lo que era más importante aún, se sentía atraído por él.

No quería precipitarse, pero realmente le gustaba Yoongi. Su lado omega revoloteaba cada vez que estaban juntos, reprimiendo sus feromonas para no ser demasiado evidente delante del alfa. Y ese era el punto: Hoseok no se atrevía a dar el siguiente paso. Tenía miedo de verse rechazado. La noche antes de la despedida, estuvo haciendo una lista de razones por las que Yoongi aceptaría una cita con él, y otra mucho más extensa donde exponía las razones por las que le rechazaría.

Finalmente esa lista terminó botada a la basura, con Hoseok aún más indeciso que antes. Era muy importante que Yoongi accediera a tener una cita con él, puesto que ese era el punto de partida para el cortejo.

Estaba mal visto a ojos de la sociedad que un omega aceptara el cortejo de un alfa sin la intención de contraer matrimonio con este. No era una ley escrita, pero así era como se procedía con las relaciones prematrimoniales. El matrimonio y la procreación eran los dos pilares fundamentales para alfas y omegas, trayendo consigo un montón de ventajas para dichas parejas.

Para Hoseok la mejor ventaja que le podía dar el matrimonio era su libertad.

Sin embargo, la tarea del omega era esperar que el alfa se acercara a él y le pidiera cortejarlo. No era correcto que un omega lo hiciera en su lugar, pero Hoseok no quería que Yoongi se le escapara. No le importaba humillarse ni verse patético si con eso conseguía que el alfa lo cortejara.

Pero el caso era que cuando tuvo la oportunidad, no hizo nada.

El último día celebraron algo así como un baile improvisado para todos. Prepararon un cáterin y los propios profesores se encargaron de servir las bebidas sin alcohol, por supuesto. Dado que amaneció con un cielo despejado, los alfas y omegas se encontraban en el patio, interactuando entre ellos mientras sonaba una música de fondo. Era increíble como esos siete días habían agilizado las relaciones entre alfas y omegas. Taehyung sin ir más lejos, tenía ya tres pretendientes.

Hoseok distinguió a Yoongi alejado de la muchedumbre, sin bebida ni comida en mano. A juzgar por su expresión, dedujo que eso de los bailes tampoco era lo suyo. Fue hacia él, no sin antes coger un par de dulces y llevárselos para comerlos juntos.

Como solía hacer, Yoongi le saludó con un gesto de cabeza.

—Toma, he cogido esto para ti —ofreció con timidez.

Yoongi miró los dulces y su expresión se suavizó un poco.

—Gracias. Odio las multitudes.

—Ya lo supuse, te ves malhumorado.

Yoongi no lo negó. Cogió un dulce y se lo llevó a la boca, parecía más hosco de lo habitual. La sonrisa de Hoseok se tambaleó, temiendo estar siendo una molestia para el alfa. Esperó por algún tipo de respuesta, pero Yoongi no dio explicaciones. Eso le deprimió. Tal vez era hora de asumir que su sueño de libertad no iba a cumplirse tan pronto.

Su rostro decayó; la idea de pedirle una cita se le hizo absurda y ridícula. Tal vez lo mejor sería darse la vuelta e irse.

—Uhm... Fue un placer conocerte, Yoongi —murmuró, cabizbajo—. Te deseo mucha suerte.

Hoseok se volteó, suspirando resignado y derrotado. No le dio tiempo a ver la expresión del alfa cambiar justo después de pronunciar esas palabras.

Marry Me {yoonseok}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora