Capitulo Dos

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Esto era absurdo. No se lo podía ni quería creer.

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Esa mañana, luego de despedir a Luzu, que tenía cosas que hacer, lo llamó Akira. Quería que fuese a buscar a Sophia a la escuela y que luego se quedará “dónde sea que él estuviera”, palabras de ella, durante la tarde porque ella estaría ocupada, y citándola, "que estuviesen separados no le daba derecho a desatender sus obligaciones de padre". Ya esa frase le había molestado, él nunca, jamás, había desatendido sus obligaciones de padre, y no pensaba comenzar a hacerlo ahora, pero tampoco quería que su hija tuviese que verlo en el estado que se encontraba la noche anterior.

Akira se oía tan fresca por el celular, tan cómoda con la soledad. Y él se veía al espejo y parecía como si estuviese viendo una pantalla que reproducía una película de zombies. Claro que, más tarde, se enteraría porque estaba tan feliz con la reciente separación.

Estuvo toda la tarde arreglándose, tratando de que sus ojeras no resalten, y buscando un atuendo correcto. Estaba siendo idiota, pero sentía que su hija sabría su estado de ánimo por las prendas que llevase. Le estaba temiendo al encuentro con una niña de ocho años, pero su hija era muy perspicaz. Por lo que se pasó la tarde cambiándose y volviéndose a cambiar, una y otra vez. Incluso buscó en youtube "colores que demuestren felicidad", "conjuntos para transmitir buen ánimo a los demás", "conjuntos divertidos para hombre" y muchas cosas más. Sólo para encontrarse con que no tenía nada remotamente parecido a lo que los videos decían que debía ponerse. 

Navegando por internet también encontró un artículo que decía que la mejor forma de agradar a los demás era siendo “tu mismo”. Pero lo descartó enseguida, su "yo mismo" de ahora era insoportable hasta para él.

Terminó pensando en que le diría su hija si lo viera así. Muchas veces había actuado como su estilista cuando tenía alguna salida con su madre, ella siempre le decía que le gustaba que llevara. Pensó en que siempre le decía que se afeitara, porque sino sus besos "pinchaban". Pensó en no usar gafas, porque Sophia creía que tapaban sus ojos, los cuales siempre le reprochaba por no habérselos "pasado". Recordó que le gustaba cuando usaba suéteres, porque decía que sus abrazos eran más calentitos, y que si eran morados mejor, porque era su color favorito y resaltaban los ojos que, según palabras de ella, "si me los hubieses pasado, los resaltaría siempre". 

Quería contentarla a toda costa, quería sorprenderla. No se esperaba que ella lo sorprendiese a él.

Pronto llegó la hora de ir por ella, y antes de que se diera cuenta, ya la estaba viendo salir por la puerta del colegio.

—Hola Papi, estas muy guapo —aprobó su hija—, ¿saldrás con Mami? 

Tendría que haberse esperado esa pregunta... 

—Mmm... —lo mejor sería contestarle con la verdad, a fin de cuentas, lo más seguro es que se lo hubiera dicho ya Akira—. No, tu madre y yo... estaremos separados por un tiempo.

Sophia se quedó analizando la frase de su padre, algo no le cuadraba.

—Ya, mamá dijo algo parecido... Sólo quería saber tu versión —comentó mientras agarraba su mano y ambos caminaban hacia el auto.

—¿Eh? ¿Mi versión? ¿Qué te dijo tu madre?

—Si, tu versión, tú me dijiste que en un conflicto siempre es bueno escuchar todas las versiones.

—Pero Sophie, nosotros no tenemos ningún "conflicto"—aclaró Vegetta, le sorprendía la madurez de la niña, pensó que lloraría, o que le pediría que vuelva. Quizás si estaban mejor si él en la casa.

—Mamá no dijo eso... Ella me dijo, que ustedes estaban pasando por un momento ¿complicado? Dijo que era como cuando me peleé con Vale, y cuando yo me peleé con Vale fue cuando me dijiste lo del conflicto y las dos versiones, entonces impertré que ustedes tenían un conflicto— asintió la niña, muy orgullosa de su conjetura. 

°•∴Tintineos de Amor∴•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora