Te Conquistare

Cap.7 ★ Tormento

12:00:00 am Londres...

La lluvia reanudo y con muchísima más fuerza, los cinco idiotas que habían discutido quién sería el primero en profanar al joven albino ni siquiera se habían dado cuenta de lo que había pasado, no notaron la ausencia de la lluvia, ni la oscuridad que era a cada segundo más profunda y menos el momento en que Ryo se desmayó. Se acercó uno de esos cerdos al menor, le pareció un poco extraño, había crecido unos cuantos centímetros o eso le parecía, pero no le tomo importancia comenzó a reírse y tomó el mentón del "menor" -Nos divertiremos mucho esta noche Ryo- su risa era cada vez más 'potente para sus oídos pero para nadie más, la lluvia amortiguaba el sonido, pero la risa sinica que venía del más bajo fue lo que le causó confusión, en cuanto le alzó el mentón y vio sus ojos le soltó e instintivamente se hizo para atrás, descolocando a los otros cuatro.

-Sin duda nos divertiremos. Carter- sintió pavor, Ryo no le había llamado por su nombre lo que llevaban de la noche, incluso había dicho que no los conocía, sus ojos parecían ensombrecidos y su sonrisa que mostraba sus perfectos dientes era tétrica, toda la escena le era tétrica. -¿Qué es lo que pasa Carter?- tomo su mano en cuanto intento soltarle, -Creí que habías dicho que nos divertiriamos- un nuevo relámpago iluminó el callejón, los otros cuatro pudieron observar por primera vez aquella mirada que sin duda estaba afilada, podrían decir que el chico tenía pequeños colmillos pero era algo de lo que no estaban seguros.

Carter se pegó a la pared contraria de la que había estado Ryo anteriormente logrando soltarse, buscaba desesperado alguna salida -No...no sé de qué hablas Ryo- al notar que no había salida alguna lo cual le extrañó, la única salida había desaparecido. Volvió a reincorporarse retomando su postura de matón.

-No vuelvas a pronunciar su nombre con tu sucia boca- el ceño de "Ryo" se había fruncido y las palabras habían salido casi en un susurro por la fuerza que aplicaba en sus dientes. Un nuevo relámpago iluminó nuevamente a los presentes. -Ey Carter...qué..¿qué está pasando?- otro de los chicos se había acercado, no sabía porque su amigo se había alejado tan abruptamente del menor; -Pero que descortés has sido- Bakura se acercó un poco al par que había bajado la voz para que nadie más les prestara atención -...viejo amigo-.

Se sentía petrificado el castaño, sus ojos se habían abierto desmesuradamente al escuchar aquella voz más grave y tan cerca de él -¿O acaso lo has olvidado aquel año?- estaba por arrinconarle cuando fue sujetado por los otros tres y el azabache que se le había acercado a Carter se le acercó a él propiciando un golpe en su estómago que le hizo doblarse solo un poco.

-Ya estoy cansado de juegos ridículos vil zorra- le tomó del cabello para que le mirara, quería nuevamente ver ese rostro lleno de miedo, estaba seguro que el albino solo estaba intentando hacerse el fuerte pero eso no funcionará con él. Pero cuándo sus ojos se encontraron con aquellos ojos que eran avellana, lo único que pudo distinguir fue cierto brillo rojizo, el avellana se opacaba cada vez más. -¿Quién te estas creyendo bastardo?-. La risa de Bakura inmediatamente resonó en el callejón, le erizo la piel a los cinco presentes -Es cierto, no me he presentado.-se removió buscando soltarse del agarre de los otros pero estos reaccionaron y le volvieron a sujetar con más fuerza -Soy Akefia Bakura, o también me conocen como el Bakura Oscuro- su sonrisa les descolocó -¿Crees que con esto me detendrás?- movió un brazo que nuevamente fue halado.

-Si, y no me interesa cuál digas que es tú nombre. porque lo único que dirás lo que resta de la noche serán ruegos de que paremos- le tomó el mentón con fuerza e intentó besarle pero el albino volvió a removerse soltandose esta vez del agarre de los otros que terminaron en el suelo, -¡Carter! su nombre- exigio el albino, el castaño que parecía sumido en pensamientos reaccionó en ese instante soltando lo que el otro le había pedido. -Cameron. su nombre es Cameron, ¡por favor Bakura, dejame ir!- sus sollozos se hicieron presentes en ese momento, se arrodillo a los pies del albino, lo que sorprendió a los otros.