Tanteó los botones del control remoto con su mano derecha al mismo tiempo que tomaba un sorbo de su café. Apretó el botón superior a la derecha, encendiendo el televisor, y comenzó a escuchar las noticias reparando en una que decía "cinco estudiantes han sido internados en un hospital de Tokio debido a golpes y fracturas repartidas por todo su cuerpo"
Pobres, pensó. Seguramente habían sido interceptados por alguna pandilla, negó mientras terminaba el contenido de su taza.
Se levantó de su asiento, tomó el bastón gris que se encontraba a su lado. Tenía varios guardados en el caso de que se rompieran u extraviaran, pero el de su abuela era muy especial para él.
Salió del departamento y caminó lentamente hasta el ascensor. Pegó un respingo cuando alguien lo tomó del brazo suavemente.
—Lo siento, no quería asustarte pequeño toru-toru — Sonrió mostrando los dientes.
—No pasa nada, Elly —Elizabeth Mercy, una mujer de 90 años muy amable. Era la mejor amiga de su abuela y siempre lo ayudaba en todo lo que podía.
—¿Ese chico tan lindo que te trajo anoche es tu novio? —Satoru parecía una frutilla de lo rojo que estaba. La anciana por otro lado, miraba al chico con diversión y burla. —¡Deberías verte! ¡Hoy si que conseguí una buena cara!
Y ahí estaba, la ya conocida carcajada, tan estruendosa y divertida como siempre. El albino infló sus mejillas mientras miraba a otro lado. El camino en descenso por el ascensor fue acompañado de las incontables preguntas y bromas de la anciana, causando en el otro más de un sonrojo.
—Oh, vaya... —Elizabeth sonrió con felicidad al ver a un pelirrojo parado en la salida del edificio, charlando amenamente con el viejo portero. —Parece que te vinieron a buscar toru-toru
El mencionado ladeó la cabeza extrañado y luego se dió la vuelta, escondiéndose un poco detrás de la anciana.
—Es verdad, no ves —Otra carcajada llegó a sus oídos y luego pudo escuchar una voz algo conocida.
—¡Satoru! —Sonrió emocionado y rápidamente salió de su escondite, sintió el fuerte agarre en sus manos. Tan cálido. —Hola, pensé que tendrías problemas con tu bastón entonces...
Se detuvo al observar como el albino tenía otro bastón en su mano izquierda. Su rostro se calentó de la vergüenza y simplemente no supo que decir.
—Si si, cállate y llévatelo — La anciana empujó a ambos chicos hasta sacarlos del edificio para luego tomar por los hombros al más alto de los dos y mirarlo completamente seria. —Escúchame bien Satoru... —Asintió rígido. —Si van a hacer cochinadas que sea para el lado de Mabel que ayer le tiró agua hirviendo a mi suculenta...
Yuuji enrojeció al igual que el albino y la mujer río con fuerza al mismo tiempo e que se despedía y adentraba lentamente al establecimiento. Levantó su huesuda mano y con un "si no quieres morir sera mejor que lo cuídes mocoso" desapareció por un pasillo.
—Está bien Hillary, ha conseguido a alguien especial, puedes dejarmelo a mi... —Susurró mientras una triste sonrisa adornaba su avejentado rostro.
Por otro lado, los chicos se dirigían a la universidad en completo silencio.
—Siento lo de Elly, a veces no controla su arrugada bocota... —El pelirrojo agitó ambas ambos, otra vez sonrojado, restándole importancia. —No le digas que dije eso... Aprecio mi bello rostro sin golpes
Yuuji río con diversión y Satoru no pudo evitar contagiarse. Se sentían bien, cómodos, como si estuvieran sumergidos en un lago de paz y tranquilidad. El sentimiento en sus corazones comenzaba a mostrarse, al igual que las extrañas sensaciones en sus estómagos, era una marea de sentimientos concentrados y a punto de explotar. Comodidad, alegría, cariño, comprensión, y miedo.
Al llegar al campus ambos se despidieron con un beso en la mejilla, acordaron comer juntos en el almuerzo. A Yuuji le hubiera gustado acompañarlo hasta su clase pero el también llegaba tarde y no era como si le sobrarán puntos.
El pelirrojo quedó algo preocupado por el estado del mayor mientras que este, se había sorprendido al escuchar que varios de sus compañeros habían faltado por lesiones graves. Las clases pasaron y la hora del almuerzo llegó, Satoru se levantó de su asiento y tomó su bastón.
—¿Gojo, puedo preguntarte algo? —Se detuvo cuando la voz de su amiga lo llamó.
—Dime, Utahime —No pasaban mucho tiempo juntos ya que era la delegada de la clase y además sus padres son extremadamente estrictos pero era lo más cercana a una amiga.
—¿Eres amigo de Itadori Yuuji, el chico de segundo de la facultad de Criminología? —Si el FBI la contratará podrían desmantelar hasta los gobiernos más corruptos. —No tengo nada en contra, solamente es curiosidad
—Digamos que... nos estamos conociendo —Sonrió ampliamente y luego se despidió. Utahime lo había retrasado un poco, ya conocía casi de memoria su facultad y las áreas más importantes del campus por lo que no fue difícil llegar hasta la cafetería.
—¡Satoru, por aquí! —Un pelirrojo lo saludaba desde la mesa de enfrente, siguió el sonido de su voz y poco antes de chocar con un banco sintió el cálido agarre en sus manos, dándole seguridad. —Déja que te guíe...
Ambos se sentaron y comenzaron a hablar de cosas triviales, minutos después una señora rellena se acercó a ellos con una limpia bandeja de comida, la dejo frente al albino y luego revolvió sus cabellos con una sonrisa cansada para luego retirarse devuelta a la cocina.
—Ella es la cocinera, le caigo bien y siempre me prepara cosas muy deliciosas —Explicó mientras comenzaba a devorar sus spaghettis con pequeños trozos de carne. —No me mires, por favor... Me da vergüenza
Para Yuuji era inevitable, el albino le parecía tan tierno y sexi a la vez que era totalmente imposible no quedarse embobado mirándolo.
—Tu no me lo pones fácil... —Satoru tardo unos segundos en comprender sus palabras, pero cuando las entendió cubrió su sonrojado rostro entre sus manos mientras que el otro reía por la tan tierna reacción.
Ambos se sentían bien con la compañía del otro, queridos. Riéndose juntos y hablando de las cosas más extrañas y aleatorias que un ser humano podría imaginarse.
Eran un par de locos sin remedio, buscando aliviar el dolor y las inseguridades en el confort y cariño del otro.
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My Starlight /// GoYuu
RandomLos personajes no me pertenecen, son propiedad del Autor oficial de Jujutsu Kaisen: Gege Akutami.