segunda parte

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Llego al lugar donde estaba antes de irme, pero la imagen de niño tomando algo diferente a su Smirnoff me hace reír, lo que sucede después es que mi sonrisa se borra, al ver que en mi antiguo asiento, y digo antiguo porque veo que no habrá intensi...

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Llego al lugar donde estaba antes de irme, pero la imagen de niño tomando algo diferente a su Smirnoff me hace reír, lo que sucede después es que mi sonrisa se borra, al ver que en mi antiguo asiento, y digo antiguo porque veo que no habrá intensión de desocuparlo, hay un chico rubio, muy sonriente por ver como niño se empina el vaso de alcohol. Esto da mala espina.

—Oye, amigo. Ese es mi asiento, me gustaría que te levantases por favor.— mis intentos de sonar amable de esfuman por el tono ronco que posee mi voz.

El enarca su ceja y posa su mano en el muslo de niño, que está demasiado ido por el alcohol. —Lo siento hermano, te lavantas y lo pierdes.— algo me decía que no estaba refiriéndose solo al asiento.

Niño intenta sacarse la mano del rubio de su pierna, pero, está notable el apretón que recibió por el chico —Oye, suelta. Si crees que te agradeceré por los tragos con otra cosa estás equivocado. Yo no los pedí, tu solito llegaste brindando.

La mandíbula del chico se apretó, y yo solo me limité a soltar otra risa jadeada.

—Está muy borracho, tanto que no recuerda a su novio.— rió en broma el muchacho. Pero eso no es gracia.

—Niño, ¿tú conoces a este oxigenado?— le pregunto al chico. Ganándome una mirada de odio del chico a su lado, que ahora tomaba su brazo.

Él, con el ceño fruncido, me responde —Ya te dije que no me llamo niño. Y no, él vino y me invitó a unos tragos de algo diferente a lo que yo estaba bebiendo.

Sonreí sorprendido de que, aún tan ebrio, recordase nuestro intercambio de palabras. Y preparando una regañiza por aceptar cosas de gente que no conoce... Mi instinto paternal me obliga a hacerlo.

—Ya dije que está ebrio, no sabe lo que dice. Mira, chico, yo soy su novio y estábamos por irnos. Así que, sí, te devuelvo el asiento.

Se levanta tomando el brazo del castaño frente a mi, y niño luego de levantarse también, se safa de su agarre. Y sorprendentemente, camina hacia mí, siendo interrumpido a medio camino por el rubio que lo haló con demasiada fuerza, sacándole un gemido de dolor.

—No seas tan zorra y descarado. Te vienes conmigo, no puedes andar de puta coqueteando con un estúpido al frente de tu novio.— lo zarandeo, y yo lo más rápido que pude intervine. No voy a dejar que ese demente -porque eso es lo que es- necesitado le trate de esa manera solo para que termine haciéndole lo que insinúa que hará conmigo.

Tomé el cuello de su camisa y lo hale, hasta que llegó a su garganta dando una advertencia silenciosa de que soy capaz de pasarme un poco más e iniciar a asfixiarlo.

—Hey, deja tu show y suéltalo. ¿O quieres que sobrepase esto?

El chico soltó a niño, y se abalanzó contra mí.

No dudé, y le propine el primer golpe. Tenía mucho tiempo sin meterme en estos líos, y déjenme decirles que voy a desahogar toda la frustración que tengo, en la cara de este estúpido.

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