One-shot

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Antes de entrar a clases y comenzar con todo lo que conllevaba estar en tercero; Tadashi había decidió perforar sus orejas para tener otro aspecto y dejar en el olvido el título de "Niño bueno" que todo el mundo le había puesto.

Kei y Tadashi se llamaban todos días, querían pasar las vacaciones juntos pero el pecoso había ido a Kioto para visitar a sus abuelos; lo único que podían hacer era llamarse para contar su día o de alguna cosa interesante que hayan leído, incluso en ocasiones Akiteru se terminaba colando en las llamadas —Kei siempre colgaba antes para que su hermano mayor se marchara de una vez de su lado y para hablar a gusto con su pareja—.

— Que no tengas pareja y que no tengas nada que hacer eso no implica que debas quitarme tiempo para hablar con mi novio — dice molesto el rubio menor — así que vete de mi cuarto y ponte hacer algo... No lo sé... Hablar alguien que te soporte sería algo muy genial.

Tadashi escuchaba con atención lo que decía su novio del otro lado del móvil y podía imaginar al mayor haciendo unos berrinches por las quejas y los "vete de una vez" de su pareja.

— Mira, amor... Tenemos una fresa gigante en medio de la sala — dijo la anciana a su esposo, ambos pasando por el cuarto donde estaba sentado el menor.

El hombre miró donde apuntaba su mujer, — Esa fresa es tu nieto, mujer. Por eso siempre te digo que andes con tus anteojos.

La pareja de ancianos se retiró del lugar mientras discutían sobre la importancia de ocupar los anteojos incluso en la casa. Tadashi avergonzado y mucho más avergonzado desde que el rubio se comenzará a reír y podía sospechar cuál era el motivo.

— ¿Estas sonrojado, fresita?

— Cállate, Tsukki — Tadashi podía sentir sus orejas y su estómago sonrojado.

El pecoso esperaba un "lo lamento, Guchi" pero la risa de su pareja le indicó que no se disculparía, para nada.

— ¿Por qué no me dejas verte? — dijo el rubio en un tono de molestia, quería ver a su pareja después de dos semanas sin verse.

— No lo sé, quiero que me veas en persona — el pecoso tendría su venganza — imagínate si miro tu carita bella, mi sonrojo sería inevitable y luego comiences a reírte para avergonzarme más... ¡Oh! Pero si ya lo hiciste, que lastima. Justo quería tener una videollamada. — dijo Tadashi con falsa pena. — ¡Que lástima, Tsukki! Pero será en otro momento. Hasta luego, cariño.

Akiteru había entrado nuevamente al cuarto de su adorable hermano menor, pero al verlo ya no pensaba que era adorable, más bien... ¿Peligroso? Pues incluso con la pequeña y notoria sonrisa que adornaba el rostro del menor, con el móvil casi pegado en su oreja y el aura que emanaba no era para nada alegre, el instinto de supervivencia de Akiteru solo gritaba una cosa... ¡CORRE Y HUYE DEL PAÍS!

Y es justo lo que hizo en ese mismo instante —huir, pero no irse del país, amaba demasiado a su familia como para dejarla por un simple enojo o miedo a su lindo hermano—, dejando nuevamente solo al menor con su aura de molestia.

Ambos contaban el pasar de los días, esperando poder verse antes de que comenzaran las clases y para suerte de ambos, aún quedan tres semanas donde pasarían todos los días dándose mimos.

Tadashi se había despedido de sus abuelos con un fuerte abrazo, en aquel corto tiempo habían comenzado a hablar sobre la universidad, cosa que no alegraba tanto al menor. Hablando con sus abuelos, le habían dado la idea que podía estudiar en alguna universidad en Kioto y no tendría que pagar alquiler ya que ellos con gusto dejaban vivir a su nieto bajo su techo, pero eso ya quedaba a decisión de él.

Perforaciones  // TsukkiyamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora