No es para mí.

296 17 10
                                    

N/A: Este fic será un poco distinto de lo que suelo escribir. Soy más del one-shot, pero en esta ocasión creo que tengo un poco más que decir, así que será una historia con un par de capítulos. Obviamente, girará en torno a la OTP, Levihan, pero tiene una parte importante de LevixFarlan. Creo que si hubiéramos tenido la oportunidad de conocer más a Farlan en la historia original, los habría shippeado bastante. 

Ah! Y es AU también. Está situado en la época actual, cosa que también es raro para mí que amo mi canon... pero tengo ganas de hablar sobre amor, dolor y relaciones de una manera más cercana a nuestra realidad y no la del maravilloso mundo de Snk.

TW: Fallecimiento de un ser querido. 

Espero les guste :) 

****

 Sentado en esa banca, podía ver el mundo pasar. En realidad, no había mucho que el mundo me pudiera ofrecer. Solo un par de viejitos alimentando palomas y un niño arrojándole una pelota a un perro. Un cuervo que graznaba en el cercanía le añadió un aura siniestra a mi tarde.

Eso era lo único que podía hacer. Mirar el mundo para no mirarme a mí mismo. Había pasado ya un año desde aquel día y no sabía cómo conmemorarlo. Cuando Farlan murió, dejó un vacío en mi corazón que ya no sabía con qué llenar.

-El día en que yo no esté, debes intentar encontrar a alguien más. La vida no es para que te quedes llorando por mí-me dijo con excesiva tranquilidad. Me lo dijo sin ningún motivo aparente, un día cualquiera. No teníamos como saber que en un par de semanas sería atropellado por un tipo descuidado en un enorme y fastuoso vehículo, no tenía como saber que ni siquiera alcanzaría a decirme adiós, que no podría ver su sonrisa o escuchar su voz por última vez.

Cuando llegué al hospital, él ya se había marchado.

Y en este instante, mientras estoy en una banca en el parque congelándome de frío, me siento miserable y patético. Miserable porque sé que él no querría que siguiera sufriendo su partida de esta forma y patético porque no tengo intenciones de hacer nada al respecto.

Farlan llegó a mi vida sin que yo lo pidiera. Lo salvé de una pelea callejera con unos tipos gigantes que lo habrían hecho pedazos en tres segundos y desde ese día no me lo saqué de encima. Podría decir que me molestaba su presencia, pero no sería verdad.

En ese tiempo yo aún hacia clases en la Universidad y cuando él descubrió que no era en realidad un matón, sino un académico, empezó hasta a aparecer en mis clases. Al término, se acercaba y buscaba alguna cosa simple de que hablarme.

-Hey, Levi, por un momento, pensé que eras un cabeza de músculo, que pasabas siete días a la semana mirándote al espejo mientras levantabas pesas. Con el físico que tienes, no pensé que serías un gran profesor serio en una universidad de prestigio.

Me crucé de brazos. –Sí voy al gimnasio, pero no siete veces a la semana-No soy muy fanático de los estereotipos y me parecía perfectamente aceptable ser académico y ser atleta.

-No te enfades. Solo bromeaba. Solo quería decirte que me sorprendió ver esta faceta.

La verdad era que me gustaba nadar, habría sido nadador profesional de no ser por una lesión que había sufrido en mi hombro y que terminó mi carrera aún siendo estudiante. Aún así, la lesión no me detenía de salvar hombres en aprietos en la calle y que se convirtieran en mi nueva sombra.

Al poco tiempo, noté que se había enamorado de mí y al mismo tiempo, noté que quizá yo también me estaba enamorando de él.

Unos días antes de su muerte, habíamos decidido vivir juntos.

-Pero tendrás que correr un poco tus miles de plantas o yo no tendré espacio para dejar nada-fue una de las primeras cosas que me dijo cuando accedí a su propuesta.

-No correré nada y puedes traerte tu montaña entera de cachureos, les haremos un lugar. Hay lugar para ti, para tus gatos y para todo lo que sea tuyo. Aunque tengamos que estar apretados como en caja de fósforos, haremos que funcione.

Me abrazó por los hombros. Sentí su respiración sobre mi cuello. –Te amo-me susurró. Sentí un nerviosismo apretarme el estómago. Me besó antes que yo pudiera intentar decir algo. 

Fue la primera vez que me lo había dicho, pero yo lo sabía hace tiempo. Yo no lo amaba, pero si creía que podía llegar a hacerlo pronto. Farlan habría sido la primera persona que podría haber amado, sin contar a mi madre, claro.

Sin embargo, el tiempo, el universo y las circunstancias me lo robaron. Nos robaron la oportunidad que teníamos.

Este día en que estoy sentado en la banca lo dicto. El amor pasa de mí, no lo quiero. ¿Qué bueno me ha traído? El recuerdo de Farlan aún era como una emboscada cada vez que volvía a mí. No he podido tener ningún tipo de intimidad con otra persona en el tiempo de mi luto, incluso las veces que se me presentó la oportunidad me generó cierta repulsión. Por algún motivo, existen personas en este mundo que encuentran excitante ver a alguien sufriendo y creen que es el mejor momento para saltarle encima.

-No pensé que eras tan sensible-me había dicho una colega en forma de cumplido y luego me había acariciado una pierna. Alejé su mano como si fuera la plaga en persona.

Este día en que estoy sentado en una banca, mientras comienza a nevar y se me congelan los pensamientos, dicto que el amor pasa de mí. Como siempre, el tiempo y el universo se burlan en mi cara y ese fue justo el día en que la conocí.

Pasó a mi lado, llevaba un bolso roñoso lleno de libros en una mano y un helado en la otra. Se había manchado el rostro. El viento le revolvía el cabello y se le enredaba en la crema. Tenía un gesto de frustración, pero también de tranquilidad. Como si no hubiera nadie más a su alrededor, solo la nieve y su helado embarrado.

La seguí con la mirada, sin ningún motivo en particular y pasó de largo. Llegó hasta los viejitos que alimentaban palomas. Los saludó a ambos con un abrazo.

-Yo también traje algo esta vez-sacó un pan de su bolso y lo fue partiendo de a poco. Pronto había el doble de palomas que había antes. Unas incluso llegaron a mi banca como queriendo hacerme parte de la fiesta.

La mujer había dejado sobre el suelo su bolso lleno de libros y su helado se le había caído en cuanto se acercó a saludar a los ancianos. Era claramente una persona descuidada. La humedad del suelo seguramente dañaría esos libros y ahora tenía palomas encima que seguramente cagarían por todos lados.

No quería avisarle lo que ocurría. No quería hablar. Este era mi día de contemplación, de pensar en Farlan, de recordar lo que nunca tuvimos la oportunidad de ser y creo que hablar con esa pareja de viejitos y esa chica distraída no ayudaría en esa ecuación.

El cuervo volvió a graznar. Pensé de nuevo, Farlan ya habría ido a recogerle las cosas.

-Lo haré por ti-pensé, mientras me cerraba el abrigo, noté que ya una paloma había hecho de las suyas sobre el añejo bolso. Me levanté para ir a su banca.

-Oye, tú, creo que deberías levantar tus cosas del suelo. Las palomas ya le hicieron una visita-le hice notar y ella saltó a mirarme, como si de repente se hubiese acordado que había más mundo que el suyo.

-Ah, gracias-respondió y levantó el bolso. Siguió dándole de comer a las palomas. Estaba muy entretenida y yo ofendido. Sus "gracias" habían sido tan casuales que hubiera dado lo mismo si la treintena de pajarracos le hubiera embarrado todos sus libritos. Me di la vuelta y decidí irme a casa. Mi buena acción del día pasó sin ningún tipo de mérito y ya no tenía ánimos de ponerle buena cara a nadie.

Mi resolución de aquel día fue que el amor no era para mí, pero por alguna razón no olvidé a la extraña que vi ese día en el parque y cuando ya hubo pasado varios días, aún podía claramente recordar su cabello desordenado y sus grandes ojos color chocolate.

El amor no significaba nada para mí ya después de un año de luto por el hombre que debí haber alcanzado a amar, pero al parecer yo ya no tenía voz ni voto en mi propia vida.

EmboscadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora