Lo bueno se repite

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N/A: Al fin ya traigo el último capítulo de "Emboscada". Tardé un poco más de lo pronosticado, ya que pasaron varias cosas en mi vida personal que me absorbieron por completo. ¡Cosas buenísimas, por cierto! Y con esas mismas ganas, escribí más Levihan que son mi OTP y estoy enamorada de su amor. 

Isayama dijo una vez que el personaje más sensible en SnK es Levi y se nota, ¿cierto? Es interesante poder indagar en ello. 

TW: Insisto, depresión. 

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 Volvimos a salir dos veces luego de ese día, una vez al mismo parque donde nos habíamos visto por primera vez y la otra a una galería de arte que me gustaba. Hanji aún no conocía bien todos los rincones que la gran ciudad tenía para ofrecerle y usé eso como excusa para verla de nuevo.

...Pero resulta, que contra todo pronóstico, resulté ser un cobarde. Un cobarde de la peor calaña y eso sí que era una manera nueva de describirme. A pesar que ahora tenía un agradable departamento, buena ropa sobre mi cuerpo y una carrera estable, mi vida no había sido siempre así. Viví mi niñez en la periferia de la ciudad, en un territorio que hasta el día de hoy ni la policía se atreve a entrar y mi madre tuvo que prostituirse para darme de comer, e incluso a veces aquello no era suficiente y yo salía a la ciudad a robar. Crecí entre golpes, sangre y corrupciones. Mi madre intentó por todos los medios que le eran posibles sacarme de aquel lugar, pero falleció antes de ver los frutos de su esfuerzo. Salí de la miseria solo porque resulté ser bueno para los estudios, al menos lo más que podía ser un chico de población que a veces se moría de hambre. Rasguñé y luché para abrirme paso en mi escuela y logré becas por aquí y por allá, hasta que logré ir a la universidad. No siempre tuve dinero para subsistir ni ropa para abrigarme en invierno, pero de a poco, y con ayuda de muchos, pude lograr estabilidad en mi vida. Luego de todo eso, no me consideraba un tipo cobarde. Todo lo que había vivido, había requerido mantener mi corazón en calma y preparado para el próximo reto... pero, siendo sincero, no me había preparado mantener mi corazón abierto a los sentimientos.

Hanji se veía siempre tan llena de vida. Cuando conversábamos sobre las pinturas en la galería, sus ojos brillaban y hablaba tan fuerte, de pura emoción, que en dos ocasiones fue el encargado de la galería a hacerla callar. Mi corazón se llenaba de ternura ante su honesta personalidad.

Me tomó del brazo al salir de la galería. Caía la noche y ella me relató sobre algunos objetos que había en el museo donde trabajaba antes.

-¿Cómo lo haces?-le pregunté de repente, mientras caminábamos por el borde costero.

Me miró extrañada. -¿Cómo hago qué?

-Para ser como eres. Siempre eres...eres...-no quería decir feliz, porque no solo era una cosa de felicidad. También la había visto seria, consternada, triste; en tan solo unas cuantas salidas, había visto todo un espectro de emociones de su parte.

-¿Un poco loca?-dijo como si quisiera bromear, pero no sonó a broma.

-No, claro que no-negué-no sé si puedo explicarme. La vida que tuviste, la vida que tuvo Farlan, que también no es muy diferente a la que tuve yo... suele endurecer la capacidad para demostrar lo que eres, lo que sientes. No veo nada de eso en ti.

-¿Crees que soy muy efusiva?-la expresión de su rostro era confusa.

Volví a negar con la cabeza. –No digo nada de esto como algo negativo. Solo quiero saber cómo lo haces. Para ser tan...transparente. A veces siento que la única forma en que sobreviví fue no escuchando a la vocecita que me hacía sentir.

EmboscadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora