¡Kacchan No Comas Eso!

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-¿Qué es eso Sato-san?

La pequeña Ochako miraba muy curiosa el objeto envuelto en una linda tela ranja con bordes negros que cargaba Sato con tanto recelo.

-U-una nueva rece-ceta de cup-cakes, Uraraka-san...

-¡¿Puedo probarlo?! - las mejillas de la omega se ampliaron en una sonrisa tan hermosa como el brillo en sus ojos. Los postres de Sato eran los mejores del mundo.

-En verdad lo siento Uraraka-san, estos - señaló la telita - son para Bakugou-kun .

-¿Eh? - la castaña se sorprendió, pensó un poco, no entendía, o al menos no quería entender algo indebido, por lo que optó por preguntar y salirse de dudas
-¿y por qué son para él?

Sato enrrojecio pero logró controlarlo a tiempo - Es que, Bakugou-kun tiene un excelente sentido del gusto, su cocina es muy buena, la mejor de hecho - desvió la mirada apenado - solo... Pensé que cómo yo era muy bueno en repostería... Y él en gastronomía... - apretó la telita - no sé, T-tal vez...

Ochako entendió al instante -Oh... -¿estaría mal arruinarle la ilusión?
Su mejor amigo le había llamado muy tarde en la noche solo para contarle como habían terminado las cosas con el omega cenizo, quitándole el sueño al enterarse de que su su dulce y mejor amigo había marcado a Katsuki ¿era necesario contárselo al instante? Tenía sueño, eran las 11pm y no la dejó dormir hasta las 4:15 am, suerte suya tener maquillaje de emergencias, esas ojeras no iban a desaparecer solas.

El fuerte sonido de la puerta siendo estampada en la pared alertó a todos de la llegada de uno de sus compañeros, ese momento ingresó Bakugou, Ochako suspiró divertida, ella ya sabía que el molesto cenizo llegaría para la segunda hora. El ligero cojeo que daba pasó desapercibido por todos menos por ella.
Ahora... ¿Dónde se había metido su mejor amigo?

-¡B-Bakugou-san!

Katsuki volteó de reojo a ver al emisor, su compañero parecía estar muy nervioso dicho comportamiento le hizo enarcar una ceja, notó el ambiente y a sus compañeros mirándolos con atención y curiosidad, al parecer no era el único que se dio cuenta de la extraña atmósfera que comenzaba a crearse. -¿Qué mierda quieres jodido extra?

-¡Ten! - el nervioso alfa le extendió un telita naranja que al parecer albergaba dentro una pequeña caja

Ignorando eso y prestando atención en el grito que le dio Dato se preguntó ¿Era necesario gritar? ¡Estaba a su puto lado, podía oírlo a la perfección!
Sonrió de lado.
¿Quién era él para hablar de gritos?

Sin miedo alguno recibió el trozo de tela que asemejaba a una bolita después de olfatearlo un poco, le encantaba la combinación que hacían el chocolate y el sake.

Uraraka no perdió tiempo.

Con celular en manos, el ceño fruncido y una sonrisa maliciosa capturó el momento en una linda imagen. Mientras el cenizo procedía a abrir la caja, ella enmarcaba la foto con corazones para después mandársela al pecoso. Ella quería ver arder Troya.

-... ¿Te gustan Bakugou-kun?

Katsuki los inspeccionó, la apariencia de esas masas de harina eran muy agradables al ojo, volvió a olfatear, el embriagante aroma lo atrapó al instante. Sus ojos rubíes no dejaban de ver el delicioso postre frente a él, su boca no tardó en hacerse agua de sólo pensar en el exquisito sabor que tendrían.
-No se ve mal...

Sato no perdió de vista las facciones del cenizo, y no era el único, muchos alfas al igual que betas machos veían atentos cada expresión que hacía el joven Bakugou. Ansiaban verlo saborear el chocolate en su boca, la mayoría de los presentes se sonrojaron al imaginar a su explosivo compañero saborear otra cosa con esos labios cereza.

Kacchan, diles ¡NO! [Dekukatsu-Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora