El secreto de los Tigres

CAPITULO 3: COMPORTAMIENTOS RAROS

El timbre vuelve a sonar, trago grueso y me apresuro a abrir la puerta. André esta en la puerta, recostado contra el marco de la puerta con sus brazos cruzados sobre su pecho, trae puesto unos shorts rojos y una camisa de color azul, holgada; su cabello esta algo desordenado, las puntas de su cabello apuntando a diferentes direcciones haciéndolo parecer una persona diferente, pero a pesar de eso se ve demasiado bien para mi buen gusto.

—¿Por que no abrías?— pregunta con un tono de voz ronco y profundo, el fastidio en su tono es claro.

—No estaba prendida de la puerta esperando que llegaras— le digo tratando de imitar su tono y disimular un poco los nervios que me hacen temblar como gelatina. André me da una mirada de molestia y se endereza.

—¿Me vas a dejar pasar?— me dice con hastió esperando que me quite y de mala gana lo hago.

Le indico que entre en la sala que esta del lado derecho de la entrada principal, y el camina en dirección hacia el sillón de asiento individual; se deja caer en el sillón y se recuesta en el en una posición relajada, así que para que estemos más cómodos y no tener que torcer el cuello para poder hablar a gusto me siento en el sillón de doble asiento que queda en frente de el.

El silencio reina entre nosotros, un silencio incomodo y agobiante, pero prefiero eso a enfrentar su tono demandante y lleno de poder, porque su voz cuando esta enojado es demasiado como para un ser humano.

Como André no muestra ninguna señal de incomodidad o intenciones de moverse para empezar a trabajar en nuestro proyecto, tomo una respiración profunda y tomo mi teléfono para buscar en el historial de YouTube los videos que había visto para sacar algunas ideas para el proyecto. Me aclaro la garganta, tratando de mojarla ¿A que hora se me fue toda la saliva?

—He estado viendo algunos videos para tomar ideas del proyecto, esta muy bien explicado y creo que podría ser fácil para nosotros— André bufa, así que levanto la mirada hacia el y lo miro confundida—¿Que?

—¿En serio tienes que sacar ideas del internet? Pensé que eras diferente a los demás— dice en un tono satisfecho, sus ojos tiene un brillo divertido pero trata de no demostrarlo mientras yo lo miro sin entender a que coño se refiere.

—¿De que estas hablando? Necesito sacar ideas del internet porque es algo muy complicado— le explico.

—Me dijiste que eras inteligente ¿no?— arrugo aun más el ceño.

—¿Y eso que demonios tiene que ver con esto?

Se endereza en su asiento y con esa habilidad que lo caracteriza sus ojos atrapan los míos, intimidándome y haciendo que no pueda apartar la mirada, trago grueso, sus ojos viendo a través de los míos, haciéndome sentir expuesta.

—Que si de verdad eres inteligente no necesitarías sacar ideas del internet, tu creatividad ya te las hubiera dado— dice como si fuera demasiado obvio.

—Eso no es cierto, la inteligencia se mide...

—Se mide por la creatividad que tienes— me interrumpe— por la capacidad que tienes de resolver situaciones difíciles, por la astucia que tienes; no solo por que tienes el mejor promedio de la clase, eso solo significa que eres bueno para memorizar.

—¿Estas tratando de decir que la escuela no cuenta en lo que refiere a inteligencia? ¿O sea que los genios no son inteligentes?— le pregunto confundida por su afirmación, lo que acaba de decir no tiene sentido, si lo tuviera los genios no fueran realmente inteligentes.

—Los genios tienen una habilidad anormal para memorizar lo que ven o leen, su inteligencia se tendría que medir dependiendo a la creatividad, la astucia que tienen o la capacidad que tienen de resolver problemas, no de memorizar— la forma tan segura en la que habla me confunde, ¿De donde demonios saca esa idea?