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Rosé entró, como todas las mañanas, con un gran número de cartas en las manos

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Rosé entró, como todas las mañanas, con un gran número de cartas en las manos. Las dejó sobre la mesa, con una sonrisa de oreja a oreja. Lisa la esperaba ahí, nerviosa. Ella y Jisoo se encargaron de organizarlas como era habitual, mientras esperaban a que Jennie saliera de su habitación.

Desde la noche de la canción, Lisa no había tenido oportunidad de hablar con Jennie. La mayor parecía evitarla, y en los momentos en los que su única opción era quedarse en el mismo lugar que ella, no era capaz de mirarla a los ojos, tan solo se escondía lo más que podía en su celular o jalaba a Jisoo a un lado para conversar de cualquier cosa. Lisa lo entendía, pero ya se estaba comenzando a poner nerviosa. Habían pasado tan solo tres días, pero se estaba muriendo por dentro. Temía haber reaccionado mal y, con ello, haber arruinado su única oportunidad con la chica que le gustaba. La noche anterior, al borde de la desesperación, despertó a Rosé a la mitad de la noche y le pidió que la ayude, porque a este paso era evidente que Jennie prefería salirse de Blackpink antes que encarar a Lisa.

Cuando las cartas estuvieron ordenadas, Jennie salió de su habitación. Llevaba una polera que era, como mínimo, tres tallas más grande que la suya. La capucha grande le cubría hasta la frente, y ligeramente se lograba distinguir algo de su rostro en medio de su cabello. Jisoo y Rosé se miraron y aguantaron la risa.

Jennie se sentó en su lugar habitual y rápidamente inclinó la cabeza hacia las chicas a modo de saludo. Lisa se enderezó en su asiento, tratando de ocultar su incomodidad, y miró a Rosé, quien se puso de pie.

—Bueno, ya venimos. Vamos, Jisoo.

Jennie levantó su rostro de golpe y se puso pálida.

—¿Cómo que vamos? ¿Y el desayuno?

—Justamente a eso vamos. Lo compramos en la cafetería de la otra calle. Lo vamos a recoger.

Jennie miró a Jisoo, con los ojos muy abiertos y un gesto suplicante.

—Las acompaño, necesitan ayuda para cargar, ¿verdad?

Ya se estaba parando, pero Rosé la empujó por los hombros y la volvió a sentar en su sitio. Lisa no pudo evitar sonreír. Jennie parecía un bebé haciendo un berrinche.

—Te quedas, Jennie. Con Jisoo y yo es suficiente, además, debes seguir cansada por el ensayo de ayer.

—¡Chaeyoung!

Rosé no hizo caso y salió disparada del departamento, llevando a Jisoo casi a rastras. Jennie estaba inmóvil en su lugar, sin saber qué hacer. Lisa respiró profundo para tomar valor, y giró hacia ella.

—Nini...

—Ya sé lo que vas a decir, ¿sí? Porfa, tienes que hacer como si nada pasó. Estoy muy avergonzada y ni quiera sé si soy capaz de verte a la cara...

Lisa sonrió por lo tierna que se veía Jennie. Puso una mano sobre las de ella y la interrumpió.

—Nini.

—Sí, fui yo, pero está bien, sé que tú no sientes lo mismo y de verdad discúlpame si te incomodé, yo solo quiero que...

Lisa la volvió a interrumpir.

—Nini, creo que tienes que leer tus cartas.

—Lisa, ¿te das cuenta de lo que te estoy diciendo? ¿Crees que me importan las cartas ahora mismo?

La menor se estiró sobre la mesa hasta alcanzar las cartas de Jennie. Movió un poco su mano, buscando algo, hasta que dejó un sobre frente a su amiga.

—Tienes que leer tus cartas, Jennie.

Jennie abrió los ojos con sorpresa. Volteó a mirar a Lisa, quien tenía una gran sonrisa en su rostro, y luego dirigió nuevamente su atención a la carta. El sobre tenía su nombre escrito en una letra que ella conocía a la perfección.

La letra de Lisa.

Temblando, abrió el sobre y retiró con cuidado el papel de adentro. Le dirigió una última mirada a Lisa, y comenzó a leer.

Nini♡:

No sé cómo comenzar esto. Llevo mucho tiempo tratando de enterrar lo que siento por ti, que ahora se me hace irreal tener que explicarlo con palabras. Intentaré ser breve, y espero no verme tan patética luego de todo lo que voy a decir.

Te quiero, Jennie.

Te quiero desde hace ya muchos años. He intentado de todas las formas posibles sacarte de mi mente y de mi corazón, pero no puedo. Eres perfecta para mí. Eres preciosa en los pequeños detalles. Amo tu forma de ver el mundo, tu manera de querer a la gente, tu voz que parece sacada de los ángeles. Me encantan tus ojos al despertar, cuando aún tienes sueño y luchas por mantenerte despierta, te ves más adorable que nunca. Me encanta tu corazón, la forma en la que siempre estás dispuesta a hacer felices a los demás, la mirada de amor que tienes cuando le hablas a los fans. Amo verte sobre el escenario, cuando cierras los ojos y te pierdes en una canción, cuando te adueñas del baile y lo haces perfecto a tu manera.

Eres increíble, Jennie Kim.

Sería mentira si te digo que sé lo que tengo que hacer ahora. Tengo mucho miedo, no entiendo nada de lo que está pasando, y no quiero terminar con el corazón roto. Pero si tus palabras son ciertas, me harías la chica más afortunada del mundo. Nini, yo prometo que te puedo hacer feliz. Si me das la oportunidad, prometo hacer de cada uno de tus días el mejor día de tu vida. Prometo jamás dejarte sola, y dar todo de mí para hacerte sentir la princesa que eres.

¿Me darías la oportunidad de demostrarte que puedo hacerte feliz?

l

Jennie leyó dos veces antes de dejar el papel nuevamente sobre la mesa. El lugar estaba en absoluto silencio, tanto que Lisa sintió que se podían escuchar los latidos de su corazón. Despacio, puso una mano sobre la rodilla de Jennie, llamando su atención. La mayor estaba muy sonrojada, y no lograba decir nada. Lisa tomó valor y comenzó a hablar.

—¿Y? ¿Qué dices?

—Lisa, tú...

—Hay una pregunta ahí para ti. ¿Qué dices?

Jennie miró la carta nuevamente. Una sonrisa avergonzada se formó en su rostro, y asintió levemente. Lisa sintió que el tiempo se detuvo, y se acercó un poco más a ella.

—¿Nini?

La mayor levantó el rostro y miró a Lisa a los ojos, luego de varios días sin hacerlo.

—Sí.

—¿Sí? —Lisa no podía procesar lo que estaba escuchando. Pensó que probablemente terminaría siendo rechazada.

—Ay, Lili, ¿no entiendes? Sí, sí. Siempre sí.

Lisa se sonrojó aún más. Se tapó la cara con las manos durante un momento, y luego recordó un detalle de la primera carta que le había encantado.

—Así que eres Lisa biased, ¿no?

Jennie rió y la empujó suavemente, jugando.

—Ya, Lisa, deja de jugar conmigo y bésame de una vez.




yyyyyy eso es todo♡ algo sencillo pero se me ocurrió anoche y quería plasmarlo. Espero que les haya gustado, probablemente durante la semana suba otro minific Jenlisa. Gracias por leer!

lisa biased; jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora