Capitulo 12 .- El Grafiti Feliz y el daño emocional

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Un oficial de policía llegó al Buffet Franco-Mexicano Jean Juan de Royal Woods, caminó hacia un lado del edificio y se acercó a un grafitti recién hecho de un xoloitzcuintle con  temática del establecimiento.

— Estos malditos delincuentes juveniles, no tienen respeto de la propiedad privada y más de mi restaurante favorito — el policía sujetó bien su cinturón y respiró hondo. — Informaré al dueño...

Cuando el oficial entró al restaurante, una niña salió rodando debajo de una camioneta y aseguró si se había ido.

Se quitó la sudadera y se la amarró alrededor de la cintura, guardó sus guantes manchados de pintura y la máscara de Salvador Dalí en su mochila. Miró su reflejo en el retrovisor del mismo auto en el que salió, se puso su gorro de lana y se acomodó su mechón azul de su cabellera blanca. Y por último, sacó su patineta debajo del auto.

Reguló su agitada respiración y caminó delante del buffet como si nada hubiera pasado, pero en eso salió el oficial.

— Disculpe jovencita ¿Usted ha visto a unos jóvenes rayando las paredes por aquí?

— No, además nunca entraría ese tipo de clandestinidad por qué soy una buena estudiante — mintió, era una estudiante de 6,7 y 8; en general no le importaba mucho o poco la escuela, solo el arte o alguna manera de expresarse.

— Muy bien, vaya con cuidado.

Mientras que la niña se iba haber si ya puso la marrana, el oficial le rugió las tripas y volvió a entrar al buffet.

Se subió a su patineta y sacó su celular para hacer una llamada con los audífonos puestos.

¿Dónde estas?

— Estoy en el hogar de retiro, estoy haciendo magia para el bisabuelo Albert y años demás también.

— ¿Quieres ir al restaurante de mi abuelo?, tengo hambre y no quiero comer sola.

¡Va! solo deja termino.

En el hogar de retiro de Royal Woods, una niña pálida de cabello negro colgó la llamada en medio de un acto de magia, prendió con un encendedor un papel en su mano y con un movimiento apareció un billete de cinco dólares cautivando al público. Seguido dejó su celular en su mochila y tomó un sombrero de copa.

— ¡Y ahora como mi acto final, en este sombrero apareceré lo más lindo del mundo! — decía en voz alta intentando sonar misteriosa e intrigante. — ¡Hocus pocus! Y salió un... ¿Chihuahua?

La niña estaba confundida, se supone que un gato tenía que salir del sombrero, pero solo apareció un perro. Observó a su alrededor con el chihuahua temblando en su mano y al mismo tiempo que recibía aplausos por parte del público.

— ¡Eh, disculpen!, ¿Han visto el gato de la señora Marston?

— Está ahí arriba — la mencionada señalo con el dedo.

Miró hacia atrás y un gato con un sombrero vaquero estaba sentado arriba del cortinero.

— ¿Y quien es el dueño del perro?

— Es de Dutch, cariño — dijo el viejo Albert sentado en un sillón.

— Tengo un plan, necesitamos conseguir el pudín de banana antes de la cena, un último trabajo más Albert — dijo el anciano sentado al lado de Albert.

Lidiando Con Mi Pasado (Loudcest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora