La ciudad iluminada por los letreros de las tiendas, las luces de las pocas personas que están despiertas a largas horas de la noche, el ruido era sordo, el único sonido que puedes oír son mis tacones recién comprados color carmesí.
"Soy sexy e inteligente".
Las personas que dejaron esa considerable cantidad de dinero y un sobre con la foto e información de mi próximo insecto lo sabían, sino porque estoy para en medio de la calle, bien vestida y con un bolso de diseñador.
-¿Estás perdida preciosa?.
Era la asquerosa voz de mi insecto, no me considero una persona que colecciona objetos, soy más de insectos, pero no cualquier insecto, me encantan los exóticos y más extraños.
-¿Tal vez tú me puedas ayudar?.- pregunté de forma seductora.
"Empieza la cacería".
Lo miré a los ojos con una mirada de miedo en busca de una respuesta favorable para realizar mi acto, él sonrió con satisfacción, sabía que había ganado, el pasar una noche con una hermosa chica, puntos para su gran ego.
-Ya hace frío, ¿Te parece si me acompañas?.- se acercó a mí con una sonrisa que podría matar a cualquier chica.
"Incrédulo".
-Ya es de noche. ¿No crees?
Él se acercó a un más, al punto de estar a centímetro de mi boca, sabía cuál era su intención, pero en cambio, permití que se acercara para fingir arreglar su corbata de color marino, una vez bien acomodado su nudo lo jalé y bese su mejilla, antes de soltarlo le susurre al oído.
-Tienes razón hace frío, ¿qué tal si me invitas una copa en tu departamento?.- dije alejándome de él.
"Primer y último acto".
Una vez en el último piso del edificio White, me permitió salir primero del elevador, todo un caballero.
-Pasa, puedes sentarte en el sofá. Traeré una de las mejores botellas.
Tomé asiento en el sofá de piel, observé todo a mi alrededor, una enorme chimenea de piedra, una mesa de cristal, "Ja, que lujoso, me pregunto de dónde saca tanto dinero", me levante del sofá para quitarme mi saco, "un regalo de mi último insecto".
Observé el porta retratos que estaba encima de la chimenea, una hermosa mujer abrazando al idiota, al otro lado una placa dorado con su nombre, "William R. Scoot".
"Scoot".
-Siento la demora, pero una hermosa mujer como tu necesita un buen vino.- dijo meneando la botella de Domaine, Francés.
-Gracias, ¿Y las copas?
-Aquí están.
Sacó las copas de su espalda haciendo un gesto de diversión, sirvió el vino en cada una de las copas, antes de que las tomara y me ofreciera una, lo detuve y besé sus labios con delicadeza, salvaje ataco mis labios de regreso.
"Divertido, pero es suficiente".
-Deberías de quitarte la camisa. - dije con firmeza.
Él me miro a los ojos podía ver deseo en ellos, se levantó del sofá para quitarse su saco y desabotonar los primeros botones de su camisa.
-Dejaré esto en la barra, preciosa.
Se levantó del sofá para acomodar su saco en la barra de la cocina que estaba a un lado de la sala, mientas que el cuidaba que no se ensuciara su Dutti negro, lo observe en la espera de su caída.
-¡Mierda!.- se quejo
-¿Todo bien?. Pregunté levantándome del sofá.
-Si, todo perfec..
"Calló".
William R. Scoot estaba en el suelo, sus pupilas se dilataron, tome su mano con "preocupación", él me miro con terror y preocupación.
-Todo en orden. ¡William!.
Me miro con asombro, tal vez preguntándose como se su nombre, "Fácil", dejé que se retorciera en el suelo como un insecto siendo envenenado por insecticida, me encantaba ver como se retorcían.
-¿Sorprendido?, o ¿Asustado?.
Tome mi bolso, para sacar una Eagle, cargue el arma, levanté el arma apuntando en su sien, esa sensación de terror en sus ojos, el sudor que recorría su frente a causa del veneno, me resultaba excitante.
-¿Algo que decir, ¡William!?.
-Eres una perr...
-Ups, ibas a decir algo.
"Ja, fin del juego".
Tome mi saco, el bolso y no menos importante la botella de vino, no iba a desperdiciar una botella de 12,550 dólares, "¿Quién haría tal atrocidad?, solo un demente".
-¡Oh, Se me olvidaba!, él quiere tu anillo.
Deje todo de nuevo en el sofá, me acerque al cuerpo bañado de sangre, me coloque mis guantes negros, "ese idiota me debe unos", tomo un cuchillo de la cocina, era de plata y familia, pues ya había visto uno de estos en la casa de mi madre.
"Para mi colección".
Tome el cuchillo con una mano, tratando de no ensucia mi vestido, tome su mano derecha, el anillo estaba en su dedo índice, era hermoso de oro blanco con un peculiar grabado, "lastima", fue rápido, pase el cuchillo por su mano como si cortará zanahorias para una ensalada, el dedo callo en el suelo, tome el pañuelo que estaba en el saco, enrede el dedo sin quitar el anillo.
-Bien termine, mi pequeño insecto.
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Hilo color carmesí | Edición
General FictionUna mujer con un pasado el cual la atormenta todos los días de su vida, pero ella está decidida a luchar y salir de su sótano mental, el cual usa como escusa para no enfrentar su presente.