Capítulo 3

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Se dice que cuando el mundo fue creado, la madre tierra parió a seis hijos, la primera hija fue una mujer que controlaba el aire, el segundo era un hombre que controlaba el agua, y dos gemelos, uno controla el fuego y el otro la tierra. Los cuatro eran inseparables, pues cuentan que no podían coexistir por sí mismos. El quinto hijo fue el primer humano, sin poderes pero con la inteligencia suficiente para vivir sin depender de los otros. El sexto fue otra mujer, pero nadie sabía si tenia poderes, pues se aisló y murió después de dar a luz a un bebé. Sin embargo, se cree que ella fue 'éter', el quinto elemento que dicen tenía el mayor poder de todos.

Pasadas las generaciones, los humanos poblaron el mundo, los magos aunque eran pocos en comparación, también crecieron en número. La existencia de la magia era común ante toda la gente, al punto que se volvió un servicio necesario para la humanidad en su vida diaria. Al juntar magos con los cuatro elementos, se podían hacer valer leyes solo con juramentos y contratos que ellos mismos realizaban conjuntamente. Además eran ideales para las defensas de grandes reinos. Pero un problema que aparentaba ser inofensivo, comenzó a crecer como una bola de nieve.

Una noticia se volvió famosa en todas partes; Un mago de fuego perdió el control de si mismo, al presenciar el maltrato que le propinaban a su hermana menor, naturalmente la defendió, atacó a un hombre humano, y aunque no lo mató, el fue ejecutado por herir a alguien de una alta clase social.

Poco a poco, se dieron a conocer más casos similares, abriendo los ojos de los magos que creían convivir pacíficamente con los hombres. Para los seres humanos, la magia se había convertido en un enorme peligro en potencia, fue tan grande el pánico que aquellos magos que protegieron reyes y emperadores, fueron envenenados. Logrando así dibujar la línea, entre los hombres y la magia. Una separación que comenzó a tomar forma. Entonces la magia se acabó para la humanidad, y los magos terminaron aislándose de los hombres hasta el olvido.

Hace poco, resurgieron. Recordando a las personas el peligro, la envidia y el miedo. Aunque no parecían querer pelear contra los humanos, no se podía evitar que la reacción de la gente fuera mala. De repente aparecieron en público en el imperio Avath que es reconocido por su grandeza y riqueza. Al ver esto, el imperio no se quedó de brazos cruzados y decidió tomar cartas en el asunto, reclutando soldados o civiles, todo con el fin de exterminar aquellos que manipulan los elementos. Pero sin importar el número de soldados, no hubo gran avance. Investigando se encontraron con el 'gran mago'; El que lidera a la facción, el llamado reencarnación del 'éter'. Tan invencible, que el honor desapareció de los rostros de los más fuertes soldados, pues huían de la confrontación. Ante esa situación el imperio tomó medidas desesperadas, gastó millones en armas y reclutó asesinos de mala muerte. Y bueno ahí entre yo.

—Creo que ya conozco bastante sobre los magos.

Le comentó a Cyan, mientras caminamos hacia el comedor improvisado al aire libre. Los demás magos, se encuentran formados para recibir su comida, otros yacen sentados frente a una mesa mientras platican gustosos y comen. Todo parece tranquilo.

—Entonces debes saber que tanto puede manipularse cada elemento.

—Mmm—dude por un momento—ya sé a que te refieres. En tu elemento, agua, puedes hacer más que solo manipular su estado líquido. Prácticamente manipulas sus estados solido, líquido y gaseoso, ¿cierto?

—Así es. El sólido ya lo viste antes.

Recordé a Festrich siendo congelado justo antes de que intentará matarme. Sin duda es un elemento versátil y peligroso. Tristemente no me sentí tan mal al verlo derrotado por segunda vez, quizás porque antes murió de forma parecida enfrentando a los magos.

—Desde esa perspectiva, el elemento más débil sería el fuego.

Dije pensando en todo lo que sabía sobre la magia. Aunque muchos humanos temían a los magos de fuego por ser los más llamativos al usar su elemento, sin duda no hay un manejo realmente avanzado como con los demás.

Aquellos que manipulan el elemento tierra, pueden causar terremotos de gran magnitud, construir con la tierra misma, fortalezas, e incluso les he visto hacer arenas movedizas para atrapar a sus oponentes.

Los que tienen el elemento aire, pueden volar, mover cualquier objeto o persona a su antojo, pueden asfixiar a su oponente sin siquiera tocarlo, pueden calentar, ensuciar o purificar el mismo elemento.

En cambio, el fuego, solo funciona de una sola forma. No tiene estados como el agua, no se moldea como la tierra, y depende de la existencia del aire.

—¡¿Disculpa que dijiste sobre el fuego?!

Una bola de fuego paso cerca de mi cara pero logré esquivarla, en un instante se evaporó gracias a Cyan.

—¿Eh?

—¡Blaze! —grita Cyan— Ella está de nuestro lado, así que compórtate.

Al mirar el rostro enojado del mago de fuego, una imagen impacto en mi memoria como un golpe que aturde mi cabeza. La oscuridad, mis manos ennegrecidas por la sangre seca pegada a mi piel, el latido incesante en mi pecho mientras corro, los gritos de ira de alguien que desea matarme en venganza, la tortuosa persecución.

"Ya no hay vuelta atrás, ¿qué hice? Lo maté, estaba defendiendo a los míos, pero me siento sucia, era malo, es malo, son malos, ellos son los malos ¿verdad?, hice bien, lo hice bien. Ya no hay vuelta atrás. Todo esta oscuro."

(...)

—Mi señor, la dama humana se desmayó hace unos instantes—anuncio al gran mago.

Valerik que se encontraba sumergido en su trabajo por reestructurar los planes de ataque que el sabia que fallarían en el futuro, se sorprendió al escuchar las palabras de Cyan.

'¿Irene se desmayo?'

El asombro de Valerik era porque conocía bien a la comandante Irene. Inquebrantable, era la palabra con la definió a la mujer, decir que era una bestia o una herramienta no le queda, pues ante sus ojos es como si el arte cobrara vida, una diosa de muerte. Pero escuchar que cayó indefensa, le causo un dolor en el pecho.

—Llévame con ella.

LA ASESINA REGRESÓ EN EL TIEMPO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora