juntos

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Supo que ando andaba mal cuando lo vio respirar con dificultad, sabía que intentaria ocultarlo, lucir como si nada le estuviera sucedido, siempre guardandose las cosas, pero, algo que el olvidaba la mayor parte del tiempo, era que, después de casi 2 años como pareja, había aprendido a identificar esos ataques que no eran mas que producidos por sus propios recuerdos. Apago la estufa, pues se encontraba preparando la cena, dio media vuelta y se acerco a bucky, quien, en aquel momento se encontraba sentado sobre la barra de la cocina.

Lo miro a los ojos, no hubo necesidad de que dijera palabra alguna, el castaño le tendió los brazos, con lentitud lo tomó de las manos, le dio unas caricias con los pulgares antes de acercarse a la boca el brazo de metal y dejarle un pequeño beso en los nudillos.

No lo alejo de sus labios, espero hasta que dejara de temblar, mientras tanto, atendia su otro brazo con caricias, desde su mano hasta el hombro, subía y bajaba, apretando gentilmente en algunos lugares, sobando en otros, así como también entrelazando sus dedos cuando bajaba hasta las palmas.

-estoy aquí- le murmuró -estoy aquí contigo buck-

Se hizo entre sus piernas, alejo lentamente el brazo de metal de su rostro para ponerlo de nuevo al costado de su cuerpo, sus ojos se encontraron, su mano viajó ahora a su rostro y justo después de ponerla en su mejilla limpio con gentileza la solitaria lágrima que había osado salir de sus preciosos ojos.

-eso es... como lo hemos hablado, dejalo salir-

-lo... lo-lo siento es solo que, volvieron de repente y.... y... yo...-

-esta bien-

Sabia muy bien cuánto le costaba dejar salir eso que, en aquel momento, le atormentaba, aunque se hacía una idea de lo que era, prefirió no presionarlo y dejar que se desahogara. Las lágrimas salían una tras otra de sus ojos, lo único que hizo fue limpiarlas, ya que despues de todo, las palabras, con James Buchanan Barnes, a veces no eran muy necesarias.

Espero a que se tranquilizará lo suficiente para rodearlo con los brazos y atraerlo en un abrazo, dejando en el proceso que escondiera su rostro en su cuello.

Los minutos pasaron, mientras que escuchaba su entrecortada respiracion, sus manos le peinaron con cuidado el cabello y despues acariciaron su espalda.

-¿quieres ir a la habitación?- sugirio, pues le pareció un mejor lugar para que descansara.

El castaño asintió.

Sin ninguna clase de problema lo cargó y lo llevó hasta el segundo piso donde al entrar a la recamara lo dejó con lentitud en la cama, le acarició de nuevo el cabello y llevo unos cuantos mechones de este atrás de su oreja, lo volvió a mirar a los ojos, espectante a que le dijera algo, pues sabía que había momentos en los que este prefería estar solo asi como había otros dode era lo contrario.

-quedate- murmuro porfin y no necesito de nada más para subirse a la cama y recostarse a su lado.

Lo rodeó con los brazos, estando un poco más tranquilo cuando no lo sintió temblar. Cuando sus brazos también lo rodearon aprovecho para acariciar el brazo de metal, sintiendo en el proceso el frío de este bajo las yemas de sus dedos.

Le murmuró que todo estaría bien, que no tenía porque disculparse pues no había hecho nada malo, también le dijo que aquellos días oscuros habían quedado atras, que debía aprender a dejar, eso que aun lo atormentaba, atras, que seria difícil, si, pero ahora había una diferencia, steve y el estaban a su lado, y que sin importar lo que sucediera nunca lo dejarían solo.

Cuando volvió a tener conexion con su mirada le sonrió con dulzura, ahora, en aquel momento, no existía nada más importante para el que su bienestar, no habia nada de bromas, ni malas palabras o sarcásticas, ni malos tratos, nada de eso era importante, se trataba de bucky y por ende, lo ultimo que quería era verlo sufriendo.

Despues de todo ya se lo habia prometido hace mucho, uniria cada pedacito roto de el y tantas veces fueran necesarias.

Limpio con cuidado sus lagrimas, beso de nuevo su brazo metálico, y como si no hubiera sido suficiente, de nueva cuenta le murmuro que estaba ahí con el y para el.

Unos minutos despues, le acaricio con lentitud mientas empezaba a quitarle la ropa, le beso cada lugar que tuvo a su alcance, me permitió devorarle la boca, cosa que hice, pero no era más que un beso casto, del que ninguno de los dos se quejo, pues y al parecer eso era lo que el necesitaba en aquel instante.

Desnude su cuerpo, quite prenda tras prenda, murmurandole mientras tanto, cuan perfecto era, mi ropa corrió la misma suerte que la suya, sus manos me acariciaron con lentitud, y así fue como note que estaba temblando.

Y yo lo sabia, tenia miedo de hacerme daño al tocarme.

-no me lastimaras, si se trata de ti, siempre estaré a salvo- le murmuro mirándolo a los ojos, su rostro se empapó de nuevo por las lágrimas, mismas que volví a limpiar.

Volvi a retomar el camino de besos por todo su cuerpo, deleitandome con los sonidos que salían de sus labios, su respiración aumento al igual que los latidos de mi corazón, acaricie su interior con mis dedos hasta que lo siento listo para recibirme, le miro directo a los ojos y este me dice tantas cosas con esa mirada que no necesito palabras, simplemente actuo a como mi cuerpo me lo ordena.

Cuando me encuentro por completo en su interior, me pide que lo bese, cosa que hice sin rechistar, solo que ahora y a diferencia de antes le recorro con mi lengua, convirtiendo la unión de nuestras bocas en algo más intimo. Te digo cuando te amo entre cada beso, tu me respondes, pero es algo tan inentendible, pues ya he empezado a moverme.

Tu placer y mi placer, mezclándose, llevándonos a las estrellas, a paraísos inexistentes, mismos que muchas veces extrañamos. En aquel momento solo eramos nosotros, casi y como si el mundo se esfumara, un mundo en el que solo me preocupaba por verte feliz y hacerte sentir mejor de lo que alguna vez te hallas sentido.

No me canso de probarte, no te cansas de qué te pruebe, te saboreo, me tomo mi tiempo para eso, tu me dejas, luego de unos minutos subo de nuevo a besarte y al separarme puedo verlo, esta claro en tu mirada, algo ahí a desaparecido y no puedo evitar sonreír ante el descubrimiento.

Y así nos dejamos llevar, hasta que el tan ansiado orgasmo arrasó con ambos y nos convirtió en un manojo de sensaciones que no pudimos describir en aquel momento, pero que si pudimos disfrutar en silencio mientras nuestros cuerpo volvían a buscarse para unirse en un abrazo.

Pasaron los minutos, relajándose, controlando sus respiraciones, el castaño, escondido entre el pecho ajeno se permitió divagar entre unos de sus tantos pensamientos...

Existen abrazos que hacen desaparecer el dolor, la tristeza y la incertidumbre, pero sobre todo, hacen que desaparezca la soledad que viene acompañada de esas tres; abrazos que sin voz, logran arrullar tu alma y reconstruir tu ser menos de lo que el presente se vuelve pasado y el pasado se convierte en historia.

Esos abrazos que con su dulzura y tierno amor logran que todo valga la pena, esos que están extintos y que día a día mueren entre la modernidad y las prisas de la vida.

Esos abrazos cálidos y verdaderos que en esos tiempos, donde al rodearnos de esos brazos ajenos, los suspiros de paz y amor surgen sin miedo y temor. Donde las lágrimas pueden salir a relucir y expresar sin palabras lo que existe dentro, mas no se quiere contar, y que llenos de honestidad nos llevan a imaginar un hogar, mientras sonreímos como hace mucho no lo hacemos. Y es que en noches de lluvia y silencio como esta, donde las habitaciones son un mundo entero y las frías camas ahogan con turbulentos pensamientos, es en esos momentos en que el cuerpo es frágil y el corazón comparte el mismo destino pesaroso, es allí donde más se necesitan de esos abrazos y ese sublime contacto; es allí donde yo te necesito ti rodeando mi alma. Es ahí, junto a mí, donde quiero proclamar un vital:

"abrázame un poco mas por favor".

-lo haré el resto de mi vida si es necesario buck- murmuró que le hizo entender que si lo tenía a el  a su lado todo estaría bien.








-fin-








hug meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora