El teléfono dio tono de llamada. Val se apresuró a colgar. El corazón le iba a cien por hora, como si acabara de subir cuatro pisos a la carrera.
«Esto es ridículo», se dijo. Volvió a marcar el número que le había dejado Cinny. Al cabo de dos llamadas, respondió una voz enérgica.
- Cinny Johnson.
Val colgó el teléfono de golpe y dio un paso atrás.
- ¡Esto es una estupidez!
Veintitrés años. Habían pasado veintitrés años y allí estaba, hecha un manojo de nervios, como si no hubiera transcurrido el tiempo.
Se acercó al teléfono como si fuera un animal peligroso, pero, en el último momento, se desvió, tomó las llaves del coche y bajó al garaje. Aún le quedaba un cuarto de hora antes de tener que salir hacia el ensayo con David Benoit, pero con el tráfico nunca se sabía: un minuto podía marcar la diferencia.
Mientras circulaba por la autopista de Santa Mónica en dirección a Century City, Val se dijo que la cobardía era un defecto muy feo y sacó el móvil, marcó el número de Cinny una vez más y respiró hondo. En el último momento recordó que Cinny le había dado un prefijo diferente al viejo.
Seguramente, igual que sucedía en Los Ángeles, les estarían cambiando el prefijo cada dos por tres.
- Cinny Johnson.
- ¿Cinny?
Gran modo de empezar, Cinny acababa de decir su nombre.
- ¿Sí?
- Me llamaste el otro día. Soy Val.
- Val Carvajal, Dios mío.
Se hizo un prolongado silencio, lleno de recuerdos, que pasaron del satélite al auricular del teléfono móvil y le agujerearon el alma. Val se saltó la salida de la autopista y reprimió una maldición, mientras se colocaba para tomar la rampa siguiente.
- Bueno, dime, ¿cómo estás?
La voz de Cinny no había cambiado nada: seguía siendo firme, pero algo falta de aliento, cosa que siempre había hecho que Val se derritiera al oírla.
- Estoy genial -. En el lenguaje de Minnesota, cualquier cosa por debajo de genial era una confesión de que tenías problemas terribles y, por lo tanto, era algo demasiado personal para hablarlo por teléfono. - ¿Y tú? -
- Fantástica. No puedo creer que me hayas llamado. Con todo lo de la reunión, no paro de pensar y recordar a todo el mundo. Me acuerdo muchísimo de ti.
- Yo también.
«Tú sí que sabes», se reprendió Val. Qué conversación más boba.
- Espero que llames para decir que vienes.
- Creo que me lo podré combinar. Mi agente dice que tengo la agenda libre.
- ¿Agente? ¿Eres cantante profesional? ¿En serio?
- De verdad -. Se lo merecía, por tener la absurda idea de que Cinny habría oído hablar de ella. - Es a lo que me he dedicado desde que me fui -.
- Estaba segura de que lo conseguirías. Tendremos a varias celebridades en la reunión.
Con algo de retraso, Val se dio cuenta de que el semáforo siguiente estaba en amarillo, y probablemente llevaba así un buen rato. Pisó el freno de golpe y se le cayó el móvil de la mano.
- ... ganó el Premio Nacional de Ciencias, ¿te lo imaginas? - reía Cinny. - Es su manera de demostrar que las chicas con lentes ríen al último. Pasó un año en Cambridge, la de Inglaterra. ¡Y yo que no he salido nunca del país! ¿Y te acuerdas de Bobby Johnson? ¿El que iba un curso por encima de nosotros? ¡Es astronauta! Siempre supimos que tenía la cabeza en la luna. Pero él no viene: su excusa es que está en el espacio -. Cinny rió de nuevo y el sonido de su risa recorrió el cuerpo de Val como un cálido rayo de sol en un día frío.
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Indeleble
Fanfiction¿El amor verdadero se esconde en los momentos que quedan en el recuerdo? ¿O en aquellos que decidimos olvidar? Nada como una reunión de ex-alumnos para que los viejos tiempos nos inunden de nuevo... Viejas pasiones. La hermosa cantante Valentina «Va...