07. Día siete: Lo(?)er

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—¿Estás listo?

El castaño negó sin despegar en ningún momento su vista de la zona de llegada del aeropuerto.

—Creo que no voy a estarlo nunca.

SeungHee tomó la mano de su hermano, el menor la miró y la contraria le sonrió ligeramente con aquella calidez familiar que la caracterizaba.

—Todo saldrá bien —dijo para tranquilizarle.

Él tenía toda la razón del mundo para que su corazón estuviera acelerado, sus manos sudaran y la ansiedad lo carcomíera al pensar si lo que estaba haciendo era una buena idea.

Porque para SeHun, revelar su orientación sexual nunca fue una opción.

Asintió y regresó su vista al lugar donde estaba inicialmente, notando como segundos después un grupo de personas iba ingresando por la gran puerta de vidrio y metal blanco.

Respiró hondo y colocó la sonrisa más grande que pudo cuando vio a sus progenitores entrar con aquella elegancia de siempre por el amplio pasillo del aeropuerto de Incheon.

Aquí vamos.

—SeHun, tráeme un vaso con agua por favor —pidió la señora Oh mientras se sentaba en el sofá más grande del departamento.

—YeeUn, dale a mamá —pidió el varón mientras le pasaba lo solicitado por la mayor.

La anterior mencionada tomó el vaso y se lo llevó a su madre, en simultáneo SeungHee ayudaba a su padre a colocar las maletas en un sitio donde no estorbaran.

—SeHun, ¿dónde pusiste nuestras cosas? —preguntó su padre.

—En la habitación extra. Traje todo de la aduana en cuanto llegó.

El señor Oh asintió y se sentó junto a su esposa.

SeungHee y YeeUn tomaron un mismo sillón frente a sus padres y SeHun un sofá al costado luego de regresar de la cocina.

—Oh, SeHunnie ha comprado muebles mientras no estábamos. ¿Acaso esperas visitas más seguido? —interrogó su madre en un tono divertido.

El corazón de SeHun reaccionó de inmediato, se sonrojó y bajó la mirada.

—¿De qué hablas? —preguntó más para sí mismo en un bajo murmuro.

—Ay, no tienes que avergonzarte, bebé. Ya tienes veinte años, es normal que tengas novia.

SeungHee miró a su hermano con ligera incomodidad, sorprendiéndose al ver a SeHun sonriente mientras observaba a su madre.

—De hecho, madre-

El castaño estaba por terminar de hablar cuando el timbre sueña.

La menor de todos los presentes se levantó y dirigió hasta la puerta, al abrir se encontró con un grupo de trabajadores de mudanza.

—¿Casa de los Oh? —YeeUn asintió—, somos de la compañía de mudanzas del señor Choi, venimos a dejar las cajas faltantes.

—Ah, adelante, muchachos. Entren con confianza —les dijo el señor Oh mientras se levantaba para estrechar su mano con la del trabajador.

Entonces todos comenzaron a atender a las personas de la mudanza, dejando a SeHun con la palabra en la boca.

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Tres días más tarde SeHun estaba por hacer un segundo intento para revelar la verdad.

Estaban en el momento en el que degustaban la cena que había preparado la hija mayor de la familia. Todos sentados en la misma mesa a pesar de quedar un poco estrechos.

Cómo perder un novio en siete días | SeHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora