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Ornella

—Permiso…—Pasé por al lado de varias personas, hasta llegar a la puerta del colectivo.

Toqué el timbre en mi parada y me bajé en esta, suspirando ante el calor de Barcelona. En este mismo momento, en Baires estaría haciendo un frío invernal que pocos disfrutarían como es debido.

Nací y crecí en Argentina, específicamente en un pueblo en el partido de Baradero.

“Santa Coloma

Un pueblito que me había visto nacer a mí y a mi mamá, y que hasta hace apenas 5 años, era el único hogar que conocía en el mundo. Un lugar ubicado entre las ciudades de Baradero y San Antonio de Areco.

Un lugar exclusivamente cultural, con calles denominadas como árboles autóctonos.

Era mi espacio para desconectar y mi centro a tierra, con mi padre durante el año hacíamos pequeñas escapadas buscando reconectar con mis raíces y las raíces de mi madre.

Era el punto perfecto para perderse y reencontrarse con uno mismo.

Caminé por unos cinco minutos aproximadamente, hasta llegar a un edificio alto y con estructura moderna. Allí iban a tomarme una entrevista para ser ayudante de modista, estaba levemente nerviosa y me había estudiado todas las respuestas a las posibles preguntas que podrían hacerme.

Confiaba en mí y en qué podía lograr todo lo que me propusiera, y este era el primer paso para lograr todos mis sueños.

Graduarme y obtener la licenciatura en Diseño e indumentaria, trabajar con alguien codo a codo para finalmente ser su aprendiz y finalmente crear mi marca de ropa.

Podía lograr todo lo que me proponía, solo tenía que dar este pequeño paso para empezar todo un viaje de ida hacia el camino de mis sueños.

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Al cabo de un mes, me habían llamado de la agencia y me habían asignado con una modista que vestía a una cantante que estaba comenzando sus primeros pasos en la música. Los pocos atuendos que había visto eran poco voluminosos y en colores neutros que hacían resaltar, de manera nula, las curvas que tenía la cantante.

Su nombre era Abril, por el momento no habíamos tenido la oportunidad de conocernos. Pero sabía, por la manera en la que tratada a los camarógrafos y a las personas en general, que era buena persona y que no tenía problemas con nadie. Era una chica demasiado despreocupada, para tener la repercusión que actualmente estaban teniendo sus canciones en España y en el mundo.

Su cabello negro era algo envidiable y su postura era recta y correcta, tenía todos los atributos y los requisitos para vestirse como una mujer que lo tenía todo. Sin embargo, tenía a Cindy como modista y mucho no podíamos esperar de ella.

Combinaba los colores de manera incorrecta, poniéndole ropa que aparentaban ser una mujer mayor.

Era un completo desastre.

Me habían pagado relativamente bien por cubrir una pequeña gira por España, por el momento mi único trabajo era coser, si alguna prenda se rompía, asentir y preparar cafés.

En este momento llevaba unos ocho cafés en una bandeja de mesera—que solo la producción sabría de dónde había salido—para todo el equipo de camarografía, había entregado todos los cafés y solo me faltaba entregar uno.

Me di vuelta totalmente despreocupada, sabía que no había nadie por detrás de mí.

Pero cuando lo hice, sentí un grito por el café caliente y al instante intenté disculparme, comencé a limpiar el vestido blanco que tenía la persona frente a mí.

Este vestido me resultaba levemente conocido.

Al levantar la cabeza, me encontré con la mirada de abril intentando disculparse por haberse cruzado en mi camino.

Era el vestido que había terminado de coser hacía apenas 10 minutos.

Cindy va a matarme…

—¿Qué pasa acá? Falta mi café y Abril sale en 20 minutos…—Cindy dejo de hablar al ver las manchas irregulares de café sobre el vestido blanco de seda—¿Fuiste vos, Ornella? ¿Fuiste vos, incompetente?

La vena en su frente resaltaba su ira, intenté hablar, pero Cindy me cortó empujándome hacía un lado y sacándome el trapo que tenía minutos antes en la bandeja con los cafés, para finalmente limpiar el vestido.

—Cindy, deberías calmarte…—Expresó Abril—Es solo un vestido. Además, quedo mucho más bonito que antes. El salpicado de café, definitivamente, le da el toque.

—¿El toque? Todos se han vuelto locos, un vestido sacado directamente de mi tienda para que una inútil lo arruine…—Cindy se retractó al instante, ante la mirada del mánager de abril. Este la llamó y se fueron a charlar a un lugar un poco más privado.

Abril la observo por unos segundos sonriendo, como si quisiera transmitir algo. Le devolví la sonrisa con pesar, sabiendo que en los próximos segundos, me despedirían.

Había perdido mi primer trabajo, luego de esto, la agencia me despediría y ninguna agencia volvería a tomarme. Y ni hablemos de cumplir mis sueños creando mi propia marca de ropa, todo se había echado a perder por un simple café descafeinado con doble azúcar.

Sentí como las lágrimas se aproximaban, pero antes de que esto ocurra, observé como Abril esbozaba una sonrisa para luego reír con total tranquilidad.

Una sonrisa que me transmitió completa paz.

—Ornella, verdad?—Ella me extendió la mano, la cual al instante tomé—Bienvenida oficialmente a mi equipo.

—¿Eso qué significa?

—Tenés buen estilo, nadie puede negar eso, necesito a alguien que me vista acordé a mi tonalidad y a mi edad…

—¿Me estás proponiendo ser tu modista?

—Completamente independiente, vos pedile un presupuesto diario a mí mánager y después del concierto, arreglamos números oficiales de sueldo.

Sentí como las lágrimas que hacía minutos quería soltar a causa de mi posible despido, se convertían en lágrimas de total felicidad. Era la modista de Killa, una cantante que actualmente prometía muchísimo para la industria de la música.

No tenía palabras para expresar la felicidad que estaba conteniendo por dentro.

—Gracias Abril, no sabría cómo agradecerte.

Ella volvió a sonreír mientras la producción, le ponía el micrófono.

—¿Sabías que no tengo amigas, acá en España?

La miré confundida.

—¿No naciste en España?

—Es una larga historia, ¿Te parece si un día salimos a cenar y te cuento?

Asentí sin poder emitir palabras mientras veía como ella, salía al escenario y saludaba al público.

Definitivamente, qué mujer…

Dangerous; TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora