Brooke Evans tenía una excelente vida junto a sus dos hijas y su esposo un es policía,su alegría y tranquilidad acaba cuando un día las personas cambian sus formas de actuar y atacan.
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El sonido de mi alarma hace que abra mis ojos para poder apagarla,miro la cama dándome cuenta que estaba sola y no había ningún rastro de la persona que más amo en el mundo.
Suspiro y me levanto de la cama caminando hacia el closet donde saco la ropa que usaría este día,después de arreglarme salgo de la habitación y unas risas provenientes de la cocina llaman mi atención así que me dirijo hacía allá encontrandome con las tres personitas que forman parte de mi vida.
- Buenos días,mamá. - Hablan al mismo tiempo mis pequeñas hijas.
- Buenos días,mis amores. - Beso sus frentes.
-¿Y para mi no hay beso?.- La pregunta de mi esposa provoca nuestras risas.
- Claro que si,mi amor. - Me acerco a el besando sus labios sintiendo como coloca sus manos en mi cintura y me jala hacia el profundizando más el beso,pego un brinquito al sentir su lengua en mi boca. - No estabas junto a mi cuando desperté. - Murmure cuando nos separamos.
- Las niñas tenían hambre. - Murmura colocando un mechón de mi pelo detrás de mi oreja. -¿Quieres panqueques?
- Por favor. - Me giro y voy a sentarme junto a las niñas que susurraban entre ellas. -¿Qué se traen ustedes dos?
- Bueno,queridos padres míos. - Habla Lucy con firmeza sorprendiendonos a Mitch y a mi ya que aveces parecía más madura que nosotros.- Como sabrán,mi cumpleaños se acerca por lo que mi querida hermano y yo decidimos que era lo que quería de regalo.
-¿Y que es?.- Pregunta Mitch divertido.
- Un perrito. - Exclama divertida. - Quiero un perrito,todos mis compañeros tienen uno y hasta sus padres lo llevan cuando los van a recoger.
- Si hablas de un perrito de peluche te lo daré. - Dice Mitch.
- Por favor,papá. - Le da una mirada tierna y hacia un puchero.
- Lo pensaré. - Suspiro rendido.
- ¡Si!.- Las dos gritaron al mismo tiempo y salieron corriendo de la cocina.
