Capítulo 1

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Layla

Trato de poner atención a la escena que se está desarrollando ante mis ojos y aunque es una de mis partes favoritas donde Will Smith dice "Al parecer malévolo cucarachón se nos puso sentimental", esta vez la sonrisa no acude a mi encuentro al escucharlo.

No cuando mi mente está total y locamente perdida pensando en él. Pensando que todo lo que mi vida era... ha desaparecido y ahora me estoy enfrentado a un camino desconocido; un camino que al parecer estoy transitando con una venda sobre los ojos en la completa oscuridad.

Si alguien me hubiese preguntado al principio sobre cuál sería nuestra historia, si aceptaba o dejaba todo lo que Henry representaba sin miramientos... No hubiese dudado en dar una respuesta afirmativa. Habría aceptado absolutamente todo de él.

Pasado, presente y futuro sin importarme qué o quién estuviera en ello.

Claro, eso era antes de que Perséfone me hubiera arrastrado al mundo de los muertos y con ello hacer que mi mundo se pusiera de cabeza y que todo lo que vendría a partir de ese simple momento cambiaría mi vida de una manera que realmente nunca hubiese llegado a imaginar ni en mis sueños más locos.

Y mientras el tiempo pasaba, mientras la lucha se desataba y a pesar de que no veía un final a ese camino donde mi único propósito era salvarlo, seguía sin dudar de mi decisión. Continué luchando por él.

Tenía esperanza de que todo fuera a terminar... bien. Pero supongo que era mucho espera, ¿no?

Tal vez si lo hubiese pensado con más claridad, me hubiese dado cuenta de lo poco real que era.

Sus palabras, sus acciones... todo.

Debí oír esa voz interna que me decía que no íbamos a llegar a nada, debí aceptar la primera oportunidad que tuve de abandonarlo. Bueno, probablemente no hubiese sido ese el caso, porque simplemente no me podía ir así porque sí. No hubiese podido con el cargo de consciencia el saber que pude haber hecho algo por él y no actúe en consecuencia. Y si alguien me hubiera ofrecido el olvido, no estoy muy segura de que hubiera surtido efecto. Mi alma hubiese sabido lo que sucedió y la sensación no me hubiese abandonado. Ni siquiera con toda el agua del Lethe.

Así que en parte, agradezco que nadie me hubiese dado esa salida.

La única que se acercó a ello fue Perséfone pero sinceramente nada me inspiraba confianza en sus acciones. Y con gran razón.

Pero volviendo en retrospectiva y si analizo todo lo que me ofrecieron y me llevó a aceptarlo, me cegué completamente. Porque creí que con esa oportunidad, nuestras vidas iban a cambiar. Mi mente solo estaba concentrada en mamá, los gastos y de alguna manera Henry logró colarse. Perdí mi enfoque.

Siempre que estuve en Edén, tenía un loco sueño, uno que incluía a mamá feliz, conmigo a su lado en nuestro pórtico. En ese sueño, nos las pasábamos tomando el té, viendo películas o simplemente conversando. Y la simpleza de esos días eran de alguna manera, felices. Lo eran porque estaba con mamá sin preocuparme si el dinero del museo sería suficiente por otro mes.

A ese sueño a veces se le unía otro donde me permitía la compañía de un buen hombre, quien sería el causante de arrastrar mi mente de todo lo indeseable de mi día, que por pequeños momentos distraería a mi mente preocupada por el final inminente para la mujer que me trajo al mundo, me crió y amo como cualquier madre debería hacer. Después, me llevaría a algún lugar donde cenaríamos y hablaríamos de una y mil cosas a la vez sin tener en cuenta el tiempo. Me imaginaba esa vida, ese sueño, con un hombre que debo admitir, compartía algunos rasgos con Henry.

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⏰ Última actualización: 18 hours ago ⏰

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El barquero de Caronte. [M. I #2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora